Si no has escuchado el concepto de metaverso, NFT o Blockchain en los dos últimos años, sentimos decirte que no estás al día. Y distas mucho de estarlo. El conjunto de estas tres palabras forman parte de un todo. También para Nash21, una tecnológica con sede en España que quiere juntar los contratos de alquiler con los NFTs. Nunca pensamos que esto iba a ser posible, pero ha llegado.

De forma tradicional, los NFTs se han relacionado con el sector de los productores de contenido. Obras de arte, más o menos, de carácter digital que son únicas en el mundo digital. Hemos visto desde el NFT del primer tuit de la historia por 2,9 millones de dólares hasta una colección de monos que ha conquistado a lo más granado del famoseo internacional. En el caso de Nash, "lo que se busca es una redefinición del mercado del alquiler" a través de estos tokens no fungibles –el resto de cuentas pendientes del mercado del alquiler corresponden a otros sectores–. "Nuestro objetivo es que los contratos de alquiler sean líquidos y transaccionables a través de la tecnología blockchain", nos explica Gabriela Roberto Baró, cofundadora y Chief Business Officer de Nash21. Convertirlos, en pocas palabras, en activos digitales.

Nash21, que apenas cuenta con meses de vida y hace menos de un mes hacía su presentación oficial en Madrid, se adentra en uno de los sectores más complejos del país: el alquiler. O el sector inmobiliario. Un negocio limitado a pocas manos que sigue siendo fuente de seguridad para inversiones que quieren una rentabilidad sin mucho riesgo. Porque sobre el alquiler se ha escrito mucho: grandes propietarios, precios por encima de la realidad y las posibilidades de los sueldos, okupas y muchas regulación al respecto. Solo falta la llegada de un contrato de alquiler NFT.

¿Cómo se supone que funciona esto?

La teoría está clara. Nash21 es un intermediario dentro del ecosistema de los alquileres. El propietario de un inmueble alquila este a un inquilino; nada nuevo hasta este punto. El contrato de alquiler –que debe ajustarse sí o sí a la regulación vigente en ese momento– se efectúa a través de un smart contract –uno que se almacena tras instrucciones blockchain–. Y en esto se puede aplicar el mantra de "lo que está a escrito va a misa y es inmutable".

La 'tokenización' del contrato de alquiler apunta a que este se cumplirá en todo caso. El pago del alquiler queda garantizado por ambas partes. ¿Cómo? Aquí es donde entra Nash21 en un papel algo tradicional. Porque si bien el contrato puede estar cargado de tecnología punta, la startup de reciente creación es una intermediaria que se hace cargo de los impagos que puedan surgir.

"Dentro de nuestro grupo está Finaer, que es una compañía de garantía de cobro. Ellos invirtieron en nosotros para comenzar. En este caso, la garantía de pago la ofrecemos nosotros directamente, pero usamos los mismos procesos de análisis de riesgo que ellos".

Gabriela Roberto Baró, cofundadora y Chief Business Officer de Nash21

A través de un análisis de riesgo a los posibles inquilinos –por el cual se llevan una comisión a pagar por el propietario– Nash21 se asegura, o al menos lo intenta, de que no haya impagos durante el alquiler. Una tasa que en España alcanzó el 7,2% en 2021, seis puntos más que en el mismo periodo de 2020. Lo hace, eso sí, durante dos años. El tiempo por el que se 'tokeniza' el contrato. Este, huelga decir, se ajusta a los 5 años establecidos en la última regulación; 7 si se trata de una empresa.

De esta manera, y durante 24 meses como máximo –es el tiempo que maneja Nash21 de momento–habrá una garantía de pago. Después tendrá que renovarse por el mismo tiempo. ¿Y en caso de perder al inquilino? Habrá un máximo de dos meses para encontrar a uno nuevo que tendrá que ajustarse al contrato previo. El activo, ya 'tokenizado', es inmutable.

Muy bien Nash21, ¿y todo esto para qué?

Aunque el papel de Nash21 no deja de ser otro que el de intermediar entre propietarios e inquilinos, la tecnológica quiere añadir un punto más a esta historia: los inversores.

"Con la 'tokenización' lo que queremos hacer es que un activo real pueda convertirse en un activo digital. Desde hace mucho tiempo, los contratos de alquiler se firman y se ponen un cajón y hasta que cambie el inquilino o se renegocie el alquiler o cláusulas del contrato no se toca", explica Gabriela, "es un activo que está dormido".

La figura del inversor "compra" alguno de los contratos de alquiler y el dueño del inmueble logra capital de una forma rápida

¿Para qué darle una segunda vida? "Para que este pueda comercializarse a un inversor". Este es el punto en el que Nash21 quiere hacer negocio. O al menos convencer al sector inmobiliario de que una tercera figura puede sacar tajada. Y si hay rentabilidad, lo cierto es que no faltarán opciones. ¿Quiénes son estos factibles inversores? Perfiles que o bien quieran entrar en el sector inmobiliario sin mucho riesgo o que, aún queriendo entrar en el sector inmobiliario, no tengan capital suficiente para hacerse con un piso. De esta forma, esta figura del inversor "compra" alguno de los contratos de alquiler. El dueño del inmueble logra capital de una forma rápida –en vez de en las 12 cuotas mensuales– con una rebaja que corresponde a la rentabilidad que sacará el inversor. ¿Cuánto de rebaja? Lo que dicte la oferta y la demanda.

Las mensualidades se abonarán, en este caso, al comprador del contrato o inversor. El inquilino, por su parte, es indiferente a toda esta trama. Incluso, apuntan desde Nash21, puede darse el caso de que el inquilino compre su contrato NFT para así tener un ahorro. Todo esto, por supuesto, son conjeturas.

¿Puede haber un efecto sobre un complicado mercado del alquiler?

Los datos del mercado del alquiler no arrojan buenos resultados. Al menos en España. Según datos de Idealista, el incremento medio de los precios del alquiler –con datos de febrero de este año– apuntan a un aumento de 53 euros al mes. Correspondientes a la subida del 7,6% del IPC, suponen un incremento de 643 euros anuales. El sector de la compra-venta de pisos no tiene mejor color. Con un descenso de la concesión de hipotecas y un aumento del precio de la vivienda, el panorama sigue igualmente tensionado.

¿Podría afectar al sector del alquiler la entrada del perfil del inversor? Por un lado, aún es pronto para que tenga un efecto palpable. Por otro, Nash21 apunta a la transparencia. También a la claridad de las negociaciones entre unas partes y otras. En el horizonte, una posibilidad –aún no cuantificable– de que la oferta y demanda de la venta de contratos termine repercutiendo al alza en precio a pagar por los inquilinos.

En cualquier caso, los perfiles de Nash21 en este campo siguen con la tendencia del sector. Con la firme intención de llegar a más usuarios, la tecnología está llegando a acuerdos con agencias para la comercialización de los contratos. Pero los inversores se mantienen en los hombres locales de 35 a 45 años. Los early adopters de un sector que, explican, quieren democratizar para todos. Lo que no está claro es que el negocio inmobiliario tendrá tanta apertura de miras.

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