En ocasiones, incluso de forma inesperada, descubres pequeñas utilidades que tienen un impacto notable en cómo usas tu ordenador. Herramientas que simplifican enormemente un proceso, que te permiten hacer mejor tu trabajo o, simplemente, que te producen paz mental. En mi caso, esas tres cosas me han ocurrido con una sencilla utilidad que descubrí casi de casualidad. Su nombre es Moom.
Para entender por qué Moom ha tenido tanto impacto en cómo uso el Mac, antes debo reconocer algo: me produce bastante paz mental que todas las ventanas tengan el mismo tamaño. Y, por supuesto, que estén centradas.
No obstante, no es solo una cuestión de paz mental. Es, también, un tema de concentración. Que todas las ventanas tengan el mismo tamaño y posición implica que, cuando cambio de aplicación, solo una ventana está visible. Ninguna otra ocupa espacio en la pantalla. El foco solo puede ir a un sitio.
Más de uno pensará: ¿por qué no usas el modo pantalla completa de macOS en lugar de Moom? Y, ciertamente, sería una opción. Pero entramos en la otra parte de la ecuación.
- Me gusta tener el dock accesible y visible tanto para ver rápidamente si tengo alguna notificación pendiente en aplicaciones como Slack como para tener acceso rápido a ciertas carpetas que tengo fijadas en el dock o las aplicaciones que tenga abiertas.
- Y por si la locura de los párrafos anteriores no fuera suficiente, también me da paz mental que se vea levemente el fondo de pantalla del ordenador mientras trabajo.
Moom es fantástica
Locuras al margen, Moom no solo se ha convertido en una de mis aplicaciones favoritas por la paz mental que me produce o cómo se amolda a mis preferencias de uso de macOS. Su utilidad va mucho más allá. Y, en muchas situaciones en las que necesito visualizar mucha información de forma simultánea, me facilita muchísimo la organización de las ventanas. Cito un par de ejemplos:
- Imagina que necesitas, por ejemplo, cuatro ventanas visibles de forma simultánea. Y es una disposición que necesitas configurar recurrentemente. Tienes dos formas de hacerlo: redimensionando las ventanas a mano cada vez que lo necesites o creando un patrón en Moom que te permite, pulsando una combinación de teclas predefinida por ti mismo, que todas las ventanas adopten la posición y el tamaño exacto que necesitas.
- En el caso anterior, también puedes, simplemente, configurar Moom para que, arrastrando las ventanas hacia las esquinas, cada una de ellas ocupen el cuarto de la pantalla correspondiente a cada esquina.
Las opciones de Moom, no obstante, van mucho más allá de lo citado. Estas son algunas de las cosas que permite automatizar o simplificar:
- Desplazar y modificar el tamaño de la ventana para que ocupe, exactamente, una porción del total de la pantalla que tú mismo has predefinido en la app. Esta es la que uso para que todas las ventanas tengan el mismo tamaño y estén centradas.
- Desplazar un número determinado de píxeles la posición de una ventana. Por ejemplo: desplazar en 50 píxeles hacia la izquierda la posición de la ventana en cuestión.
- Mover la ventana a una esquina o lateral.
- Mover la ventana a otra pantalla.
- Centrar la ventana.
- Cambiar el tamaño de una ventana para que ocupe, exactamente, un número de píxeles determinado. Por ejemplo: puedes pedirle a Moom que la ventana ocupe, exactamente, 1400 x 900 píxeles.
- Incrementar el tamaño de una ventana en un número de píxeles concreto, pero solo en una dirección predeterminada. Por ejemplo: incrementar en 50 píxeles el tamaño horizontal de la ventana.
- Reducir el tamaño de una ventana en un número de píxeles concreto y en una dirección determinada. Por ejemplo: reducir en 30 píxeles el tamaño vertical de una ventana.
- Activar el modo de pantalla completa.
- Crear una disposición de ventanas concreta (tamaño, posición, etc.) y poder establecerla con un solo click. Moom, además, es capaz de hacer una especie de captura de pantalla del patrón y recordarlo para la próxima.
- Puedes expandir las opciones que aparecen en el botón verde de las ventanas de macOS para que, cuando posiciones el ratón sobre él, aparezcan más ubicaciones de ventana predefinidas, además de las predeterminadas del sistema.
Si os produce la más mínima curiosidad estas opciones de gestión de ventanas, mi recomendación es que instaléis la versión de prueba de Moom –disponible en su página oficial– y empecéis a comprobar cuán útil (o no, si es el caso) os resulta. Si os enamora, como a mi, siempre podéis comprar la aplicación completa desde la Mac App Store o desde su tienda oficial.