Más de veinte años de experiencia en robótica área, Premio Nacional de Investigación en Ingeniería en 2021,catedrático y director del laboratorio de Robótica de la Universidad de Sevilla, Asesor del Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales y con casi 800 publicaciones sobre tecnología aérea. Para hablar de drones pocas personas saben más que Aníbal Ollero.

A estas alturas, hablar de drones no es algo nuevo. Además del uso recreativo que le dan muchas personas, y el profesional todos aquellos que los usan para grabar planos aéreos, hay actualmente bastantes investigaciones en marcha para darle nuevos usos que ayuden en tareas que hasta ahora eran peligrosas o tediosas de realizar por el ser humano. 

Por ejemplo, durante la erupción del volcán Cumbre Vieja, en La Palma, hace unos meses, las imágenes tomadas por los drones fueron claves para conocer el estado de la zona a la que era imposible acceder por vía terrestre. 

En los últimos años, también se les han atribuido funciones futuristas al uso de los drones. ¿Cuándo veremos a compañías como Amazon llevarnos el paquete hasta nuestras casas o, lo que es más difícil de visualizar a día de hoy: drones transportando a personas de un sitio a otro? Todo eso y mucho más es en lo que está trabajando Aníbal Ollero, con fondos europeos y de la mano de multinacionales como Endesa. 

Nuevas utilidades para los drones

Uno de los proyectos más interesantes en los que está trabajando Ollero a día de hoy es Aerial-Core. La evolución del dron pasa por una doble vía, a nivel de hardware y software. Por un lado, con la implantación de la Inteligencia Artificial, puede medir en cada momento la situación del vuelo y de esta forma aplicar algunas medidas que ayuden a alargar el tiempo de vuelo del dron. Por ejemplo, poder cambiar la configuración a ala fija del dron. De esta manera, el dron puede planear como lo haría un pájaro sin gastar apenas batería.

Otra de las innovaciones que forman parte de Aerial Core es la posibilidad de que un dron pueda despegar y aterrizar verticalmente en una superficie muy pequeña y de manera autónoma (sin ningún piloto) por ejemplo en un cable del tendido eléctrico para posteriormente, realizar tareas de mantenimiento.

Aníbal Ollero y su proyecto Aerial-Core

A día de hoy, cuando se sufre una avería en cualquier punto de la red, tiene que desplazarse un equipo técnico humano, llegar hasta el lugar y solucionarlo con la pérdida de tiempo que ello conlleva. 

También, y relacionado con la utilidad que aporta el uso de los drones en los miles de kilómetros de tendido eléctrico está la instalación de salvapájaros para evitar la colisión con los cables o la separación de los cables, así como la limpieza.

Por último, Aerial-Core también busca que los drones puedan ser capaces de ayudar a los técnicos que tienen que desempeñar su trabajo en las alturas, por ejemplo acercándole herramientas o controlando que no haya ningún objeto externo que pueda poner en peligro al trabajador.

Traducido en costes, se calcula que el uso de drones para este tipo de actividades supondría una reducción del gasto de hasta el 40% en las líneas de media tensión y un 30% en las de alta tensión. 

Drones con forma de pájaro

A lo largo de la historia, el hombre siembre ha observado e intentado replicar el movimiento de los pájaros para conseguir volar. Una de las últimas innovaciones aplicadas al mundo de los drones es la de crear drones ornitópteros (con forma de pájaro).

El diseño tradicional de los drones, con hélices girando a mucha velocidad y con mucha potencia, puede poner en peligro a otros seres vivos en la zona en la que vuelan, principalmente pájaros, o a las personas. Por ello, otro de los proyectos en los que está trabajando Aníbal Ollero es en la creación de un dron con forma de pájaro, sustituyendo las hélices por alas batientes.

GRIFFIN, que así se llama el proyecto, supone un paso más hacia la seguridad en el caso de interacción y vuelo cerca de personas, sobre todo en ciudades o áreas pobladas. Además están preparados para el transporte de pequeños paquetes por lo que en el futuro podría solucionar el problema de los repartos de mensajería, sobre todo en la última milla.

Si se utilizan las corrientes de aire como hacen los pájaros, puede conseguirse superar la duración del vuelo de los drones convencionales con múltiples rotores. Los drones del proyecto GRIFFIN también pueden posarse en cualquier superficie y pueden entrar en una zona donde haya personas sin poner en riesgo a nadie. 

Para crearlo, Ollero y su equipo han incorporado alas y cola con diseño aerodinámico, garras impresas en 3D y de materiales deformables, un sistema mecánico, motores sin escobillas para batir las alas y mover la cola, una batería de litio, cámaras, incluyendo cámara de eventos, y un módulo de electrónica y computación, incluyendo unidad de medidas inerciales con acelerómetros y giróscopos.

Entrega de paquetes y transporte de personas

Aunque no es algo nuevo y ya se ve en algunos países, el transporte y la entrega de paquetes no es algo generalizado, principalmente en las grandes urbes. Según Ollero, en aproximadamente cinco años, ya podríamos ver este uso más generalizado, poniendo fin a la imagen de miles de furgonetas recorriendo las calles de las ciudades cada día. 

En cuanto al transporte de personas, la cosa va un poco más lenta. Como es normal, la tecnología y la normativa deben ir de la mano y de nada sirve crear drones o aeronaves que puedan llevar personas si existe algún peligro para ellas.  

Ollero recurre a la normativa europea para explicar lo que se necesita para poder verlo. “Existen tres categorías dentro de la normativa: la primera es la abierta, donde los requisitos para poder volar son muy pequeños, como por ejemplo que el dron tenga un peso inferior a 900 gramos si vuela muy cerca de las personas. La segunda categoría es la específica, donde se requiere un estudio de seguridad en la que se tenga en cuenta la aplicación y la utilidad que se le va a dar al dron. La tercera es la certificada, con muchos más requerimientos, similares a las de las aeronaves tripuladas.”

Sin embargo, el propio Ollero añade: “para que el traslado de personas sea una realidad, hay varios estudios que hablan de un periodo aproximado de diez años”.  Algo que podría, sin ninguna duda, revolucionar el transporte de personas.