La mejor manera de huir de los depredadores terrestres es sumergirse en el agua. Ahí entran en juego los depredadores acuáticos, pero esa es otra cuestión. El caso es que muchos animales optan por ese tipo de escapismo, siempre que no les suponga morir helados o ahogados. Es natural verlo en anfibios, pero no tanto en arañas. Por eso, un equipo internacional de científicos quedó muy sorprendido cuando el arácnido que estaban intentando capturar en Costa Rica se zambulló en un arroyo intentando esquivarles. No solo logró meterse bajo el agua, sino que permaneció ahí más de media hora y luego salió como si nada.

El baño no le sirvió, pues los científicos habían encontrado aún más motivos para capturarla. Era la primera vez que veían a esta especie, supuestamente terrestre, sumergirse en el agua. Por eso, estudiaron los rasgos anatómicos de estas arañas que las convierten en submarinos ocasionales. 

Los resultados, publicados recientemente en Ethology, señalan varios rasgos muy concretos, que pueden ayudar a estas arañas a mantenerse bajo el agua. Es importante destacar que todo el estudio deriva de una sola observación; pero que, dadas esas características anatómicas, es más que probable que sea algo frecuente en esta especie. Habría que seguir investigando, pero todo apunta en esa dirección.

Arañas que se creen ranas

Los científicos saben de sobra que existen arañas acuáticas, como las de la especie Argyroneta aquatica. Son arácnidos que viven permanentemente bajo el agua y, de hecho, se alimentan de otros animales acuáticos.

Sin embargo, las arañas con comportamientos casi anfibios son mucho más raras. Las que generalmente viven en la tierra no están adaptadas para vivir bajo el agua. Su sistema respiratorio no soportaría el ambiente acuático y el cambio de temperatura podría ser letal. Algunas pueden vivir cerca del agua, incluso acercarse puntualmente a su superficie en busca de presas, pero si se sumergieran estarían perdidas.

Eso es lo que se esperaba de la araña rivereña (Trechalea extensa), una especie que se distribuye entre México y Panamá y se caracteriza por vivir en rocas cercanas a ríos y arroyos. Fue descrita por primera vez en 1895, por lo que no es una especie nueva. No obstante, está claro que aún guardaba algunos secretos sobre ella.

¿Cómo lo consigue?

Una vez que se recuperaron de la sorpresa de ver a la araña pasar 32 minutos bajo el agua, estos científicos la capturaron para estudiar qué características de su anatomía le permitieron llevar a cabo la hazaña. Además, inspeccionaron las fotografías y el vídeo que habían grabado durante su inesperada inmersión.

Cuentan con una película de aire que las protege de los cambios de temperatura y la entrada de agua a sus orificios respiratorios

Así, vieron que su cuerpo está cubierto por unos pelos que repelen al agua hasta el punto de generar una especie de escudo a su alrededor. Esto da lugar a una película de aire que además mantiene las aberturas respiratorias a salvo del agua. Así, pueden permanecer sumergidos sin miedo a ahogarse. Una apnea perfecta.

Por otro lado, según declaraciones de la autora principal del estudio, Lindsey Swierk, esa película de aire “podría ayudar a minimizar la pérdida térmica causada por el agua fría de la corriente en la que se sumerge la araña”. Lógicamente, habrá que estudiar más a fondo esta especie, pero parece que están más que preparadas para ocultarse de sus depredadores comportándose como si fuesen ranas. Habrá que capturar más para estudiarlas a fondo y está claro que no se lo pondrán fácil a los investigadores. Tendrán que recurrir a la paciencia o a un buen chapuzón.  

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: