Una de los puntos que más sorprende en el documental Jimmy Savile: Una historia de terror británica de Netflix es su crudeza. La forma en que narra, detalle a detalle, la forma en cómo un depredador sexual se ocultó a la vista pública. A lo largo de las dos partes del documental, el director Rowan Deacon logra diseccionar con cuidado, un suceso impensable que sacudió a un país. Pero también el horror de una serie de crímenes que se cometieron bajo la impunidad expedita de la fama y el reconocimiento. 

Jimmy Savile, DJ y presentador televisivo convertido en ídolo de masas era el centro de la adoración pública británica. Amigo de buena parte de las figuras más reconocidas del país, se convirtió también en un símbolo de filantropía y bondad. Para cuando dos años después de su muerte sus crímenes se mostraron en todo su horror, Inglaterra entró en shock. No solo por la enormidad, crueldad y recurrencia de los abusos cometidos por Savile. Sino también porque los cometió gracias a la extravagante fama que le precedía y le protegía.

Lo más inquietante de la larga investigación que muestra el documental Jimmy Savile: Una historia de terror británica es dejar claro la forma en cómo Savile fue un agresor que no disimulaba que lo fuera. El programa, que se toma casi una hora entera en mostrar el ascenso a la fama del presentador televisivo, reúne docenas de declaraciones inquietantes de Savile. Incluyendo todas las ocasiones en que se burló frente a la cámara de la justicia y se autodenominó “el terror de las niñas de los auspicios”. 

Poco a poco, Jimmy Savile: Una historia de terror británica reconstruye la vida de Savile desde su oscuridad. Lo hace al construir con cuidado la idea básica sobre un criminal perverso que creyó y manipuló a un país entero. De hecho, uno de los momentos más inquietantes del programa muestra todas las ocasiones en que se narra cómo las investigaciones eran descartadas una y otra vez. La forma como Savile sabía podía manipular la justicia, la influencia y el reconocimiento para crear una barrera de impunidad. “Soy Jimmy y lo hago todo como quiero”, dice en una de las entrevistas con la sonrisa amplia y la mirada directa a la cámara. A la luz de las cientos de pruebas recabadas después de su muerte, la imagen es poco menos que terrorífica. 

Jimmy Savile: Una historia de terror británica, un país que se falló a sí mismo

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Por más de cuarenta años, Jimmy Savile fue uno de los filántropos más conocidos de Inglaterra. Lo que permitió que viajara de un lado a otro del país para visitar e incluso, convertirse en residente permanente de casas, auspicios y orfanatos. Cuando el escándalo de las acusaciones se hizo público, se descubrió que la mayoría de sus víctimas provenían de los mismos lugares que patrocinó. Con impecable y pulcra destreza narrativa, Jimmy Savile: Una historia de terror británica muestra la forma en que Savile creó su propio círculo de horrores. 

Lo hizo al aplastar con su clamorosa fama e influencias en el mundo político rumores, testimonios y pruebas. Poco a poco, el programa revela la forma en que un hombre pudo abusar, maltratar, manosear y violar a cientos de víctimas sin levantar sospechas. Lo más inquietante es que el documental sigue la línea de horrores hasta demostrar que siempre fue visible. De hecho, Deacon logra dejar claro que las sospechas en contra de Savile formaron parte de buena parte de su vida. ¿Por qué no fue investigado, detenido, las víctimas escuchadas? Buena parte de Jimmy Savile: Una historia de terror británica se basa en el silencio cómplice de autoridades y policías. De la manera en como la violencia evidente de Savile quedaba disimulada bajo chistes y el brillo de su éxito. 

Buena parte de Jimmy Savile: Una historia de terror británica se basa en el silencio cómplice de autoridades y policías

Más trágico aún resulta su extenso y bien documentado trabajo como filántropo y colaborador en fundaciones benéficas. Savile, conocido por su pública devoción católica, insistía en público que era una forma de “brindar bondad”. Eso le llevó a donar e incluso trabajar activamente en instituciones psiquiátricas y, en especial, en el hospital Stoke Mandeville. Su activismo en apariencia desinteresado, le permitió entrar en contacto con todo tipo de figuras de renombre. 

Jimmy Savile: Una historia de terror británica muestra a Savile junto a Margaret Thatcher, los príncipes de Gales e incluso el Duque de Edimburgo. Para finales de la década de los 80, Savile no solo gozaba de una popularidad asombrosa. También era el favorito de la casa real británica y buena parte del estamento político del país. Por entonces, los siniestros rumores sobre sus crímenes eran un secreto a voces. Pero el presentador evitó cualquier tipo de acusación gracias a la manipulación y el apoyo directo del poder. Algo que Jimmy Savile: Una historia de terror británica deja en claro con una precisión irrefutable y dolorosa. 

Crónica de la vida de un depredador

Jimmy Savile: Una historia de terror británica tiene la particularidad de contar varias historias a la vez. No solo de un brutal depredador sexual que aprovechó las prebendas de la fama. También el rostro de un país cuyas instituciones públicas se convirtieron en el principal obstáculo en el largo camino de las víctimas hacia la justicia.

Apenas dos años después de su muerte y aún siendo considerado “tesoro nacional británico”, Savile fue acusado por graves cargos de pedofilia. Y aún entonces, su figura continuó siendo centro de interés y de defensas enconada de su círculo privado más cercano. Jimmy Savile: Una historia de terror británica muestra en realidad las fisuras de un sistema legal y una cultura que condenó a las víctimas de Savile a la oscuridad. Incluso cuando su figura enorme y temible había desaparecido para ocultar los horrores que había cometido.

Para sus últimas escenas, Jimmy Savile: Una historia de terror británica devuelve voz y dignidad a sus víctimas. Un detalle que permite al documental construir un sentido del propósito y la reivindicación. Pero aún así, el protagonista continúa siendo Savile, muerto o vivo. Y todos los males, pecados y horrores que representa. Quizás, el punto más oscuro y temible de toda su durísima premisa.