RJ Scaringe, CEO de Rivian, una de las nuevas compañías fabricantes de coches eléctricos, alerta de una futura escasez de baterías y sus componentes. Tan grande que haría que los problemas de abastecimiento de chips que hemos vivido a partir de 2020 parezcan una pequeña broma.
Scaringe lo ha explicado en una entrevista en el Wall Street Journal. "Un pequeño desbalance en la demanda de semiconductores resultó en una compra compulsiva por parte de algunas multinacionales que terminó en una cisis que sigue afectando a muchas industrias, especialmente la de automóviles. Lo mismo sucederá con las baterías pero exponencialmente más grave".
Parte del motivo, según el CEO de Rivian, es porque el desbalance en la industria de las baterías es cada vez mayor. Esto, a medida que la demanda de coches eléctricos aumenta más de lo que se calculaba, crea una futura escasez de baterías.
Algunos, como Tesla, fueron capaces de predecir el futuro. Hace nueve años inauguraron la Gigafactory de Nevada dedicada al 100% a fabricar baterías. En su momento, el movimiento fue considerado por muchos expertos como un suicidio. No solo externos, también algunos altos directivos de Panasonic, la empresa con la que se asociaron para construir la fábrica. Aun así Musk logró asegurar la inversión conjunta.
Hoy, muchas directivos al frente de automotrices haciendo la transición a la movilidad eléctrica que, sin duda, darían un brazo o una pierna por haber tenido la visión de montar una fábrica de baterías hace casi una década y así evitar una futura escasez.
Tesla no solo tiene asegurado materias primas y componentes de sus proveedores, también empezó a fabricar sus propias baterías para poder suplir la demanda que tendrán en los próximos años.
Según RJ Scaringe, se aproximan al problema de la misma forma, manteniendo una posición agnóstica sobre proveedores de baterías y obteniendo celdas de diferentes compañías.
"Muchos fabricantes de coches, con décadas de experiencia administrando grandes cadenas de producción a nivel global, se encuentran en una situación complicada. No son capaces de conseguir materiales para la fabricación de coches eléctricos", explicó en otra entrevista, esta vez a CNBC.
Una futura escasez de baterías puede ser devastadora para la industria automotriz
Las próximas décadas podrían ser extremadamente complejas para los fabricantes de coches eléctricos. Sobre todo si no se toman medidas necesarias para producir la suficiente cantidad de baterías para enfrentar el incremento de la demanda que viene en próximos años y evitar una escasez.
"Es el inicio del final para los coches de gasolina o diésel. Llegará más temprano que tarde, en unos 20 años y no en 50 como muchos predecían", explicó el CEO de Rivian en la misma entrevista para CNBC.
Las automotrices se verán forzadas a dejar de fabricar coches con motor de combustión interna. No solo por necesidad a medida que la demanda aumenta, también por posibles presiones de accionistas y reguladores, según el directivo de Rivian. "La mayoría de los países prohibirán la venta de vehículos de gasolina o diésel. La escala de este cambio es difícil de apreciar", explicó. "Los negocios que sobrevivan serán aquellos que reconozcan que el valor final del motor de combustión es cero".
Durante años hemos hablado de cómo la falta de innovación por parte de las automotrices tradicionales será uno de los motivos por los cuales pueden ver su futuro en peligro. Pero cada día queda más claro que la falta de visión sobre el futuro eléctrico y, por lo tanto, la imposibilidad de asegurar materias primas y componentes suficientes para suplir la demanda de fabricación de baterías, creará una profunda escasez. Seguramente será otra de las razones por las cuales más de una podría desaparecer. Como Nokia o BlackBerry cuando se lanzó el iPhone y no fueron capaces de ver el reto al que se enfrentaban.