El Hombre del Norte, de Robert Eggers, es una de las grandes películas del año. Y lo es por el cuidado y laborioso interés que su director ha puesto en reconstruir la mirada histórica sobre el mundo vikingo. Alejada de clichés, lugares comunes y con una puesta de escena deslumbrante, el film es un escenario extraordinario de reconstrucción de época. A la vez, un recorrido a través de la mitología, costumbres y cultura de la Islandia del siglo X y del estilo de vida de personajes de estatura mítica. Todo eso sin construir una versión edulcorada, exagerada o en cualquier caso, más atractiva para la pantalla grande. Para Eggers, El Hombre del Norte es un reflejo sobre la cualidad de la época vikinga para analizar el transcurrir del tiempo, cuestiones sobre el honor e incluso, su valor intelectual y moral.

Claro está, un trayecto semejante requiere una atención casi obsesiva al apartado visual, cinematográfico y narrativo. Eggers, que escribe el guion junto el autor islandés Sjón, convirtió la leyenda de Amleth (antecedente histórico del Hamlet Shakesperiano) en un reflejo de algo mayor. La película recupera la conexión entre la naturaleza, lo místico y el honor de los vikingos para transformarlo en algo más enrevesado. También, profundiza en otras sagas islandesas y nórdicas, para crear la sensación de un todo solido que abarca un lenguaje histórico. 

Pero lo más interesante de la película es la forma en cómo el argumento analiza la religión, creencias y convicciones nórdicas dentro de sus límites. La historia incluye profecías, visiones, la predestinación, tiempo continuo y valquirias. También, el hilo fundamental del poder mágico femenino para construir una versión sobre el bien y el mal poco común en la pantalla grande. De modo que El Hombre del Norte depende en buena parte de los sistemas de creencias nórdicos y su simbolismo para comprenderse como estructura. El Hombre del Norte es toda una hazaña en la mirada acerca del tiempo y la construcción de su tensión interna. A la vez, es un film visualmente deslumbrante que intercala la noción sobre lo grandioso con símbolos imperecederos. 

Te contamos las cinco ocasiones en que El hombre del Norte recreó de manera brutal, inteligente y precisa la mitología nórdica. Y en especial, como logró construir y refundar su idea sobre el tiempo, lo misterioso y sobrenatural. Lo que ha convertido en una de los grandes dramas históricos de la década y quizás, en una instantáneo clásico de culto. 

Brujas, hechiceras y presencias misteriosas 

En El Hombre del Norte, las brujas y mujeres con capacidades mágicas tienen un lugar preponderante. Desde Seeress (Bjork) que muestra el camino hacia el futuro de Amleth (Alexander Skarsgard) hasta Olga (Anya Taylor Joy), son un vínculo con el destino del personaje. Las presencias femeninas con capacidades para la magia son parte sustancial de la trama y la forma en que se comprende lo misterioso en el film. 

En especial, a medida que el argumento se hace más violento, angustioso y un tipo retorcido de justicia. Por supuesto, se trata de una reconstrucción de la antigua creencia nórdica de las mujeres portentosas. Völvas, las sabías enigmáticas de la mitología vikinga, tenían un papel relevante en la cultura. También en la toma de decisiones de pueblos, caseríos y aldeas. En la película de Eggers, puede verse varios de los puntos más resaltantes de la relación entre las mujeres y la magia. Desde la profecía que recibe Amleth de Seeress hasta los conocimientos de herbolaria de Olga. Un antecedente sobre la influencia del mundo sobrenatural en el pueblo nórdico. 

Sacrificios de sangre para aplacar a los dioses de El Hombre del Norte

En varios momentos de El Hombre del Norte puede verse como los personajes sacrifican caballos e incluso, seres humanos a dioses y diversas entidades. Se trata de una representación acertada de El blót, rituales que se realizaban para complacer a los vættir o espíritus de la naturaleza. Rituales semejantes, tenían relación con la creencia de los nórdicos de elaborar un vínculo poderoso con el tiempo, la justicia y la necesidad de expiación. 

En la película de Eggers, se muestra como se realizan rituales de paso en diferentes momentos de especial importancia. Desde la investidura del joven príncipe Amleth, hasta los desesperados intentos por aplacar la ira de lo misterioso. Los rituales además, implican muerte y derramamiento de sangre. A la vez, la conciencia que los dioses, espíritus e incluso, criaturas inexplicables, podían recibir tributo a través de la convicción del peso del sacrificio. Un concepto profundo que Eggers utiliza varias veces en la película. 

El tiempo continuo de la mitología nórdica

En varios momentos de El Hombre del Norte, Eggers usa planos secuencias para mostrar múltiples escenas a la vez. También, situaciones que ocurren a un mismo momento y que de alguna forma, se vincula entre sí como un todo. Y aunque pueda parecer un recurso esencialmente cinematográfico, en realidad es una forma de narrar que tiene un sentido directo con la mitología nórdica. 

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Para la mitología de la región, el tiempo es un todo que transcurre de forma simultánea. De modo que cada hecho acontece al mismo momento a los ojos de los dioses. Eggers, replicó la noción de ese único momento eterno a través de planos secuencias que brindan la sensación de una línea de tiempo única. De hecho, varios momentos de la película parecen transcurrir a la vez y desde perspectivas diferentes del mismo personaje. Un logro narrativo de especial interés. 

Los cuervos de Odín y otras representaciones de la felicidad y la desdicha

En El hombre del Norte abundan los cuervos. Tanto como para que el pájaro se convierta en un elemento narrativo que señala, puntualiza y reconstruye la historia. Eggers se tomó el tiempo de usar un símbolo tradicional dentro de la mitología nórdica para dotar a sus personajes de poder o de indicar sus tránsitos interiores. 

En la cultura nórdica, los cuervos pueden simbolizar tanto la desgracia como la alegría. Con el pico abierto y volando a cielo abierto, era augurio de buenos tiempos o profecías cumplidas. Si estaban quietos o miraban fijo — como en la película de Eggers — anunciaban las más terribles desgracias. Por supuesto, toda la imaginaria alrededor de los cuervos está asociada al dios Odín, que en la película se invoca varias veces. Y se hace a la manera tradicional. Sobre madera tallada, a través de la sangre o para pedir su intersección en el momento de la muerte. 

Dioses y grandes criaturas míticas en El hombre del Norte

El Hombre del Norte rinde un tributo directo y tribal a las grandes figuras mitológicas de los nórdicos. Desde tallas ancestrales con la figura de Odín, las menciones a dioses en momentos críticos o rituales para aplacar su ira. La película está llena de referencia a lo mágico religioso de la cultura nórdica. Pero más allá de una mirada amplia, también están referencias directas. En al menos una escena, puede verse a Odín, en su figura de anciano viajero, con los cuervos Hugin y Munin sobre los hombros.

También, en dos oportunidades, hay la visión sobre valquirias y alusiones directas a las puerta del Valhalla. De hecho, una de las escenas centrales de la película muestra en todo su esplendor una mirada al más allá, según como lo conciben los nórdicos. 

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