Un equipo de científicos del MIT y trabajadores de la Escuela de diseño de Rhode Island ha diseñado una camisa que escucha. Sí, puede sonar raro, casi de película de ciencia ficción, pero es totalmente real. Está confeccionada con una tela con un mecanismo inspirado en el sentido del oído humano, que transforma las vibraciones del sonido en señales eléctricas

El resultado no es incómodo. De hecho, si bien es algo más pesada que una camisa convencional, resulta mucho más ligera que una chaqueta vaquera. Y lo mejor es que cuenta con aplicaciones de lo más interesantes.

Por un lado, la camisa que escucha puede hacer de altavoz a las personas con problemas de audición. Por otro, es capaz de detectar rápidamente fallos en el ritmo del corazón de pacientes con enfermedades cardíacas y lanzar las señales pertinentes para que se tomen medidas cuanto antes.

Además, por si eso fuera poco, se puede comunicar. Vamos, que en un futuro podríamos comunicarnos con nuestros seres queridos a través de nuestras camisas. Si seguimos así Black Mirror va a acabar pareciendo más bien una serie costumbrista.

Imitadores del sentido del oído

A grandes rasgos, el oído humano trabaja a partir de ondas y señales eléctricas. El sonido llega hasta él en forma de ondas de presión. Una vez allí, hace una primera parada en el tímpano, donde las ondas de presión se transforman en vibraciones mecánicas.

Después, estas se van desplazando a lo largo de una cadena formada por pequeños huesecillos, hasta llegar al oído interno, donde se encuentra la cóclea, que las traduce al idioma que mejor lee nuestro cerebro: las señales eléctricas.

Fibras muy flexibles y un tejido capaz de producir una señal eléctrica cuando se deforma son los dos ingredientes principales de esta camisa que escucha

Los autores del estudio que se acaba de publicar en Nature pensaron que podría conseguirse algo similar con un tejido. Sería un uso poco habitual, pues es más común usar telas para amortiguar el sonido, no para procesarlo. Pero en este caso tenían algunos ases en la manga. Para empezar, usaron un tejido piezoeléctrico. Esto significa que es capaz de producir una señal eléctrica cuando se deforma. Además, se componía de fibras muy flexibles, capaces de deformarse hasta con la más mínima vibración producida por el sonido.

Estas fibras especiales se tejieron junto a hilos convencionales, pues el objetivo era que el resultado final no distara mucho de una tela cualquiera. Con ella podría confeccionarse cualquier prenda, aunque de momento estos investigadores han empezado con una camisa que escucha. ¿Pero cuáles son sus aplicaciones?

Una camisa que escucha para velar por nuestra salud

Las primeras pruebas realizadas con esta camisa que escucha demuestran que es capaz de interpretar las señales eléctricas surgidas desde un sonido tan leve como una biblioteca silenciosa hasta el estruendo de una carretera abarrotada de tráfico.

Esto le confiere varias aplicaciones. Por un lado, su capacidad para discernir pequeñas variaciones de sonido la convierte en un gran detector de anomalías en el latido cardíaco. Así, los pacientes pueden tener un seguimiento no invasivo, continuo, fácil y a largo plazo.

De hecho, las primeras pruebas de esta aplicación de la camisa que escucha han sido tan positivas que estos científicos creen que podría usarse el mismo tejido para confeccionar prendas para embarazadas que permitieran detectar los latidos fetales. Además, podría ayudar a las personas con problemas de audición.

También podría usarse para confeccionar ropa para embarazadas que monitorice los latidos fetales

Pero los usos de la camisa que escucha van mucho más allá de la salud. También se puede usar como altavoz, por lo que podrían contestarse llamadas telefónicas a través de la ropa.

Y, finalmente, no debemos olvidar que una tela no se usa solo para confeccionar prendas. También podría usarse con otros fines. Por ejemplo, según explican los científicos del MIT en un comunicado, se puede incrustar el tejido en los materiales de construcción de las naves espaciales para detectar el impacto de polvo que pueda ser dañino para la estructura.

O incluso añadirlo a las paredes de los edificios para detectar las pequeñas vibraciones asociadas a grietas o tensiones. Podríamos, literalmente, oír si las paredes comienzan a resquebrajarse. Pero mucho antes de que realmente fuese detectable para el oído humano. Y, sobre todo, mucho antes de que sea peligroso.

En un futuro un simple pedazo de tela podrá llevar nuestra capacidad de audición a lugares inimaginables. No es solo una cuestión de moda.