Es común escuchar que la escasez global de semiconductores está perjudicando a compañías dedicadas a la fabricación de vehículos, consolas, tarjetas gráficas, smartphones, ordenadores o televisores, entre otros dispositivos. Estas categorías son las más afectadas, dado a que los productos tecnológicos cuentan con multitud de componentes que requieren circuitos integrados. Los problemas de suministros causados por la elevada demanda, sin embargo, también están afectando a otros sectores. Uno de ellos es el bancario, que está viendo un impacto a la hora de emitir nuevas tarjetas de crédito. Temen, además, que esto pueda repercutir negativamente en la economía.

Las tarjetas bancarias cuentan con diferentes componentes necesarios para su funcionamiento. Uno de ellos es el chip EMV, un chip de circuito integrado que se utiliza para poder realizar diferentes transacciones y que no está exento de sufrir problemas en su producción por la escasez de semiconductores. Esto hace que las entidades bancarias tengan dificultades para recibir este tipo de componentes y afecta, principalmente, a su capacidad de producir nuevas tarjetas de crédito.

En concreto, y según una investigación de ABI Research, hasta 740 millones de tarjetas de crédito podrían no distribuirse este 2022 por este motivo. Esto podría perjudicar, por lo tanto, a aquellos consumidores que necesitan una tarjeta de crédito o débito de reemplazo por pérdida o vencimiento. También a aquellos nuevos clientes que solicitan su primera tarjeta en el banco. No obstante, que la escasez de chips también afecte a las tarjetas de crédito va más allá de una falta de stock que puede repercutir en un mayor tiempo de envío.

Que la escasez de chips afecte a las tarjetas de crédito también podría perjudicar a la economía

Preocupa que pueda suponer un impacto negativo en el PIB. En parte, porque un menor número de tarjetas de crédito en circulación significaría un disminución en el número de compras. De hecho, y según datos de la Asociación de Pagos Inteligentes (SPA, por sus siglas en ingles), el 90% de los pagos en tiendas físicas son mediante este sistema de pago. Mientras que entorno al 40 y 60 % de las compras en comercios online también están asociados con tarjetas físicas.

Las entidades bancarias, además, aseguran que no están recibiendo apoyo por parte de las administraciones gubernamentales para encontrar una solución a los problemas de suministro de tarjetas de crédito. Una alternativa, por ejemplo, sería priorizar la cadena de producción de aquellos chips necesarios para la fabricación de estas tarjetas. Mientras tanto, los bancos continúan trabajando en soluciones digitales para poder ofrecer métodos alternativos, confiando en que esto pueda intentar apaciguar el negativo impacto.

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