Dying Light 2 tenía que ser la secuela perfecta del genial título del mismo nombre que vio la luz la generación pasada. Si bien es una evolución en su totalidad de su conceptualidad, en su jugabilidad y su ambientación, un desarrollo accidentado y una versión final repleta de pequeños errores (y un problema enorme) empañan una experiencia que, sobre el papel, lucía espectacular.

Un juego abierto enorme en el que perderse hasta que, por un problema del juego (bastante reportado entre la comunidad), tu partida se rompe y acabas en un bucle infinito de morir-revivir (aquí un ejemplo de los muchos que hay), sin poder continuar que te obliga a dejar de jugar. O borrar la partida, empezar de cero y suplicar para que no vuelva a pasar. En PC tiene ciertas soluciones, todas ellas enredando en el editor de códigos y sin garantías que funcione. Sí, Techland está trabajando en ello, pero no hay fechas y cientos de jugadores están con sus partidas paradas sin poder jugar ni 15 segundos.

Y bueno, solo una piedra en el camino. Excepto que si te pasa como a nosotros cuando llevas 60 horas de juego, y estás en el tramo final. El problema es mayúsculo. Un bug tremendo que el primer gran parche venía a solucionar, pero que no ha arreglado nada.

Sabemos que esto no es una buena forma de empezar una reseña, pero el bug del bucle infinito de la muerte ha captado nuestra atención mas que la ambientación sobresaliente, una colección enorme de easter eggs y una jugabilidad tremendamente depurada que hace una delicia recorrer la ciudad post-apocaplíptica de Villedor.

Si tienes la suerte de que tu partida no se rompa por el bug de la muerte, Dying Light 2 es una auténtica obra de arte en jugabilidad y experiencia. Un juego que toma de aquí y allá de la entrega anterior, le suma un poquito de las características clásicas de los mundos abiertos de Ubisoft con iconos por todo el mapa, y le añade una capa de ambientación que no verás en ningún título de similares características. Pocas experiencias ofrecen lo que Dying Light 2 en sus gameplays nocturnos.

Un fin del mundo que sin duda tiene una gran personalidad propia, un gameplay envidiable y una historia que, pese a ser la clásica de estos tropos, no empaña la experiencia general. Se nota que Techland ha puesto especial interés en la jugabilidad y la ambientación por encima de la historia, y siendo un juego de mundo abierto, se agradece enormemente. Al fina esto es un videojuego y a lo que hemos venido es a jugar. Si la suerte, eso sí, está de tu parte.

Pero empezemos por el principio.

Dying Light 2: un gameplay sobresaliente, una historia previsible

Dying Light 2 es una secuela directa del primer juego, pero solo en el universo en el que se desarrolla. Los acontecimiento de esta entrega ocurren varios años después del primer juego, y el único nexo en términos de personajes es uno secundario que arrancará y cerrará el juego. El resto, tiene su propia idiosincrasia. Pasamos de la ciudad de Harran (presumiblemente Turquía) a una ciudad ficticia de Europa del este llamada Villedor (por la arquitectura, pero pocas pistas de su ubicación real).

En el juego encaramos a un peregrino, un tipo que se dedica a ir de ciudad a ciudad como mensajero para llevar paquetes (Mensajero del futuro, quizás). Quiere ir a Villedor en busca de su hermana, y una vez llegados a la ciudad empieza la aventura. La historia de Dying Light 2 es las clásicas, con muchos personajes con lealtades e intereses diferentes pero con los tropos habituales.

Es bastante previsible, y a mitad del juego ya empezarás a intuir de qué va el asunto e incluso a adivinar el final. Y hablando de finales, el juego tiene varias ramificaciones en función de las decisiones que tomemos a lo largo del juego. En realidad, el juego solo tiene dos finales con dos variaciones cada uno, que dependerá de los personajes que salvemos y de nuestras acciones.

Estas acciones y decisiones si bien sobre el papel solo afectan a los finales, también tienen impactos en el gameplay. Por ejemplo, en función de las decisiones que tomemos tendremos acceso a equipamiento especial o a mejoras en la ciudad dependiendo de la facción. Otras son más profundas.

Sobre el tercio final del juego, la decisión que tomemos cambiará incluso las misiones a la que tendremos acceso, y una de ellas desbloqueará una nueva zona de mapa, que de otra forma estará sumergida, y un nuevo tipo de enemigo. Por eso quizás es recomendable, antes del epílogo, tener una partida guardada y experimentar con las decisiones para tener acceso a misiones diferentes y zonas nuevas.

Decisiones que afectan al desarrollo de la historia y al propio mapa

Los cambios en la ciudad tienen que ver con nuestras acciones a lo largo de la historia. Hay ciertas instalaciones del mundo, como depósitos de agua o centrales eléctricas que tendremos que asignar a una facción de la ciudad una vez "conquistadas", esta decisión ayudará a que tengamos facilidades para movernos, sobre todo por la noche, o acceso a equipamiento más letal.

Sobre el equipamiento, decir que a diferencia del primero, Dying Light 2 no tiene armas de fuego. Todo es melé sin contar una ballesta (que en función de a quién ayudemos tendremos o no), un arco y un "pistola" en forma de easter egg (ojo spoilers en el enlace) que el 90% de los jugadores no conseguirá. Y sí, todas se rompen. De nuevo hay ciertas acciones que nos permiten que si tenemos un arma favorita no se rompa, pero al igual que "arma de fuego" es un easter egg que hay que hacer en un momento justo de la historia (si te interesa, hazlo justo tras la misión "Retransmisión"), y es algo complicado.

Dicho esto, Dying Light 2 tiene una gran variedad de armas diferentes, que además se pueden modificar con daños elementales. Es una buena decisión es haber eliminado las armas de fuego, pues da mayor ambientación a una ciudad que casi vive en la edad media por el virus. Las diferentes armas son suficientes para pasar el juego con tranquilidad, pero nuestra recomendación es guardar las más poderosas para los encuentros importantes.

Si quieres pasarte el juego sin ningún problema, te recomendamos que una vez llegues al Centro te dirijas a la ciudad sumergida y consigas el equipamiento de allí, con nivel 2 tendrás acceso a armas de nivel 9 que acaban con cualquier enemigo, incluyendo los coléricos más duros, de un solo golpe a lo largo de la historia. También hará que acabar con las anomalías SAI (una de las actividades) e menos de 5 segundos.

Y sí, actividades hay muchas. Quizás ese es el punto porque el que Techland reclama que el juego dura 500 horas. No, no dura 500 horas. Ni haciendo todas las secundarias cuando tocan (porque algunas desaparece según avanzamos en la historia), ni todos los desafíos de parkour e incluso todas las actividades, el juego no supera las 100 horas, que ya son bastantes.

De hecho, sin recurrir al famoso glitch del online, solo aprovechándose de las mecánicas del juego, puedes conseguir el platino del juego en un solo run haciendo las cosas por orden en poco más de 120 horas. Quizás, si quieres leer todos los coleccionables y conseguir todos los materiales, el juego llegue a las 500 horas pero no con el contenido gameplay puro.

Un mundo abierto lleno de iconos que recuerda a los mapas de Ubisoft

Porque la mayoría de actividades son de relleno. Techland ha incluidos los molinos, que son como las torres de Far Cry, pero que en vez de dar info sobre el mapa crean una zona segura. Hay 17 en total, y cada uno es un desafío de parkour. Puedes pasarte el juego entero sin activar uno solo (más allá del que obliga la historia). Luego están las estaciones de metro, que desbloquean el viaje rápido, son más divertidas que los molinos porque incluyen su propio puzzle, pero son todas iguales. Vista una, vistas todas. Las anomalías SAI, pequeños bosses que aparecen por la noche, tampoco son un desafío grande, hay 12 en total repartidos por el mapa. Y en este caso, igual que los accesos a las salas de contención SAI (otra de la actividades), la gracias es tener que hacerlo por la noche recorriendo el mapa nocturno, que es diferente al de día.

En total el juego tiene como actividades por hacer en el mundo abierto 7 instalaciones eléctricas/agua, 9 estaciones de metro, 17 molinos, 4 campos de bandidos, 12 anomalías SAI, 6 zonas de cuarentena SAI, 26 lanzamientos aéreos y 10 desafíos de parkour/combate.

Actividades que se suman a 22 misiones principales y a unas 113 secundarias, muchas de ellas continuaciones de las anteriores que se hacen en unos pocos minutos. La mayoría de ellas, cerca del 90%, de puro recadero clásico del mundo abierto y que apenas aportan nada al juego principal más que la consecución de ciertos coleccionables y recursos. Si vas al turrón, y pasas de lo accesorio, puedes completar la historia principal de Dying Light 2 en apenas 20-30 horas en función de tu habilidad.

La noche es lo mejor que tiene Dying Light 2

Por la noche los enemigos son más duros, los hay en mayor número y además se ha incluido a una mecánica que obliga a tener que ir cada poco tiempo a zonas ultravioletas, por lo que obliga a planificar los movimientos de noche. Además, si nos ven por la noche cierto tipo de enemigos se activará la persecución y empezarán acosarnos nos víricos. Hay 4 niveles, y el último de ellos es un infierno.

No obstante, todo tiene su recompensa. Hacer actividades por la noche duplica los puntos de combate y parkour (necesarios para subir el nivel del personaje y desbloquear mejoras). Además, los enemigos muertos por la noche nos darn un tipo de recurso que es necesario para mejorar el equipamiento. Todo ello con una cuenta atrás cada vez que estemos a oscuras, hace que sea una experiencia única mucho mejor que la del primer juego. En este aspecto, es una de las cosas más chulas del Dying Light 2.

Y novedosa, puesto que junto con la inclusión de un nuevo parapente, el resto es lo ya conocido. Mucho parkour, que funciona genial, algunos cambios como la inclusión de los inhibidores, que funcionan como punto de mejora y coleccionable, y el cambio en el funcionamiento del gancho son los pilares fundamentales del juego en términos de gameplay puro. Y escalar torres. Muchas torres.

Un juego que, quitando el problema del bug de la muerte infinita, algo que suponemos que arreglarán más pronto que tarde, pequeños glitches gráficos en la versión para PS5, y bloqueos raros en algunas misiones, es divertido y ofrece un mundo abierto en que perderse horas. No obstante, la situación actual del juego, al menos en consolas, no es tan recomendable como esperábamos. Sobre todo porque puede que, como nosotros, te obliga a volver a empezar tras más de 60 horas de juego. Y siendo claros, la historia no es tan atractiva como para repetir dos tercios de la misma.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: