La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) va a abrir, junto a la NASA, un curioso regalo procedente del último viaje a la Luna. Se trata de un contenedor con tierra lunar utilizado en la misión de Apolo 17 de 1972, la última de la agencia estadounidense a la Luna. Este depósito, según el comunicado de la propia agencia, ha permanecido intacto durante casi 50 años. Ahora, su extracción permitirá investigar el contenido con la ayuda de herramientas mucho más avanzadas.

Precisamente, una de estas herramientas ha sido diseñada por científicos de la propia ESA. Se trata de un utensilio de perforación que permitirá abrir el contenedor para que pueda extraer las muestras sin alterarlas. Es, básicamente, un abrelatas que ha tardado más de 16 meses en diseñarse y fabricarse, y que ya está en manos de la NASA. De hecho, y como referencia cómica, la herramienta se ha bautizado como "abridor de latas de Apolo".

"Esta herramienta de perforación es un sistema único construido con el único propósito de perforar el llamado contenedor de muestras 73001 Apolo".

Afirma Timon Schild, máximo responsable del equipo 'Spaceship EAC' de la ESA.

El utensilio, en concreto, puede perforar el contenedor y "ayudar a capturar los gases atrapados a medida que escapan". Después, con el apoyo de un colector de extracción diseñado por un equipo de la Universidad de Washington en Saint-Louis (Estados Unidos), se recogen los "gases frágiles" para posteriormente enviarlos a diferentes laboratorios y analizarlos.

¿Qué hay dentro de ese contenedor lunar que abrirá la NASA con ayuda de la ESA?

Muestra lunar.

El contenido del depósito no es una incógnita, pero sí lo es su estado. Según la ESA, dentro de encuentran muestras "de una zona de deslizamiento de tierra que cayó en cascada en el valle de Tauro-Littrow". Estas fueron recogidas por el astronauta Gene Cernan, quien clavó un tubo cilíndrico de 70 centímetros de largo en superficie para así poder extraer el contenido del suelo lunar.

El proceso de conservación se inició en la Luna, donde una parte de la muestra se selló en un recipiente hermético al vacío. Después, tras su llegada a la Tierra, el contenedor se llevó a una cámara de vacío adicional. De este modo puede mantenerse su conservación hasta el momento de su apertura. El equipo científico cree que el proceso de conservación que comenzó en la superficie lunar puede haber preservado y unido gases como el hidrógeno, helio y otros gases nobles.

"Estamos ansiosos por saber qué tan bien se han conservado las muestras y los gases frágiles en el contenedor de vacío", asegura Francesca McDonald, lider el proyecto de la ESA como miembro del programa ANGSA. "Cada componente de gas que se analice puede ayudar a contar una parte diferente de la historia sobre el origen y la evolución de los volátiles en la Luna y dentro del sistema solar temprano", añade.

Los científicos esperan que tanto el abrelatas lunar como las investigaciones realizadas a través del programa ANGSA sirvan de utilidad para las actuales y futuras misiones de la NASA.

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