Cuando Jerry Maguire de Cameron Crowe se estrenó en 1996, buena parte del público se sorprendió por el argumento en pantalla. La que se había promocionado como una película sobre el mundo deportivo, terminó por ser una comedia romántica. Se trató de una ingeniosa trampa argumental que Crowe logró crear una historia con varios niveles de interpretación. Pero también, por redimensionar la idea del héroe norteamericano por excelencia, en un hombre común en busca de un propósito. La película no solo logró traducir esa idea optimista y edulcorada en un guion brillante, sino además, narrar una atípica perspectiva sobre la moral contemporánea.

Jerry Maguire, encarnado por Tom Cruise, tiene todo el carisma arrollador de un líder nato. Pero, también, los puntos vulnerables del perdedor entrañable al que el cine contemporáneo suele rendir homenaje. Como si no fuera suficiente, Cruise encarna a un antihéroe que a través del argumento, descubre su lado más vulnerable. Todo eso, mientras enfrenta como puede y no siempre con gracia, el fracaso en una carrera de competencia. Crowe, un niño prodigio que debió reinventarse para sostenerse en medio del ámbito de la cultura pop, crea una épica diminuta sobre la derrota. Una que, además, deja claro que su argumento — tramposo, por momentos lineal, siempre conmovedor — tiene más ambiciones de lo que parece. 

Al final, Jerry Maguire resultó una celebración de varias cosas a la vez. Por un lado, el amor como motor de un propósito. Y por otro, el valor de las pequeñas decisiones. Todo bajo el paquete almibarado de una frase que pasó a la historia que aún resulta entrañable para los fanáticos: “tú me completas”. Para buena parte de los amantes de la comedia romántica, la declaración del personaje de Cruise, luego de un largo trayecto doloroso es una epifanía. Pero en realidad, se trata de algo más. La conclusión de una mirada sobre el dolor, el amor y la madurez. ¿Cuando un sueño deja de serlo para convertirse en algo más definitivo? Con toda su potencia argumental, sentido del humor y singular ritmo, Jerry Maguire responde la pregunta de la mejor manera posible. 

Una película dentro de otra: Jerry Maguire y las pequeñas trampas invisibles

Jerry Maguire

Un dato divertido: el papel de Jerry Maguire iba a ser interpretado originalmente por Tom Hanks. Pero a Cameron Crowe le llevó tanto tiempo escribir el guion — casi cuatro años — que Hanks terminó por rebasar la edad límite del personaje. Otro dato: Crowe tenía algunas ideas muy distintas acerca del romance entre el personaje de Renee Zellweger y el de Cruise. Al principio, la idea era que ambos fueran socios y enemigos. Después, Crowe decidió que Dorothy hiciera honor a su nombre y diera un salto de fe. El personaje de Zellweger fue redimensionado y llevado a un plano mucho más importante. Uno que, además, englobara la relación entre ambos personajes y fuera mucho más que una historia de amor.

Que lo es por supuesto, con todos los ingredientes del género llevados a su máxima expresión. Pero también, es una reflexión sobre la ambición, el temor al fracaso y al desarraigo. Cada cosa bajo capas de humor sarcástico y un reflejo de cierta subversión a la idea habitual sobre el amor. Si algo distingue a Jerry Maguire del resto de las comedias románticas, en su énfasis en lo que motiva al amor, más que al romance en sí mismo

Puede parecer una sutileza, pero de hecho, es el centro de una película que contempla a sus personajes con una curiosa amabilidad. Desde el Rod Tidwell de Cuba Gooding Jr. (cuya interpretación le valió un Oscar al actor) hasta la notoria precisión en el ritmo y los símbolos. El film está lleno de pequeñas alegorías acerca del tiempo, el compromiso y la redención. También, de la búsqueda de un significado a lo que hacemos y deseamos. 

Al final, Jerry Maguire logró lo que parecía imposible: unir dos géneros y crear una ejemplar mirada de ambos. Mientras el mundo de la competencia obtiene un corazón, el del romance una mirada nueva. Quizás, el mayor paso para una película que según Cameron, comenzó con una frase casi casual. ¿Qué ocurriría si un perdedor se enamorara de una soñadora?

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