El estreno de Spider-Man: Sin camino a casa está cada vez más cerca. Lo tienen en cuenta los seguidores y los administradores de las salas de cine. Ellos ya saben que, cuando se abran puertas para presentar la película, todas las butacas estarán llenas a juzgar por el colapso de distintos servicios para comprar entradas con antelación. Toda esa euforia también invita a revisar parte de la mitología contemporánea sobre Peter Parker, en especial, una de las tres primeras películas: Spider-Man 3, dirigida por Sam Raimi, estrenada en 2007.
Visto los adelantos sobre Spider-Man: Sin camino a casa y teniendo en cuenta algunas filtraciones, esta tercera película protagonizada por Tom Holland será un parteaguas en el relato adaptado en el Universo Cinematográfico de Marvel. Desde la presentación formal del Multiverso hasta la integración de distintos personajes como solo se hizo a través de la saga Los Vengadores. Eso, aunque resulta estimulante, también implica algunos riesgos. El más evidente encuentra sus antecedentes en la última entrega dirigida por Sam Raimi, Spider-Man 3.
Reimi, como Jon Watts en el caso de Spider-Man: Sin camino a casa, tuvo en esa película la oportunidad de agrupar las transformaciones y referencias que ya había presentado en las producciones previas, con Tobey Maguire como protagonista. El resultado, visto con perspectiva, no resultó satisfactorio. Aquella saga de películas que comenzó de buena manera se fue apagando a través de las entregas. ¿Puede ocurrir esto con la franquicia encabezada por Tom Holland y Zendaya? Lo vemos.
El caso de Spider-Man 3
El Peter Parker de Sam Raimi ya había atravesado distintas crisis, luego de Spider-Man y Spider-Man 2. El héroe había cruzado su crisis de identidad. A eso le siguió el reconocimiento público y la tensión con la ley. En ese tránsito, encontró el amor y lo perdió también. Su vida tenía una serie de matices que se integraron en Spider-Man 3 como una suerte de eclosión.
Valores como el amor, la amistad y la identidad chocarían entre sí en Spider-Man 3, llevando al personaje a una situación extrema: salvarse a sí mismo y a su entorno o salvar a la ciudad, a esos vecinos con los que siempre ha estado asociado el personaje de Peter Parker. Raimi apostó por un desarrollo en el que se salvaba a la comunidad y Spider-Man perdía varias cosas en el camino. En ese sentido, fue clave la incorporación de distintos villanos. Mientras las anteriores producciones tuvieron a un solo adversario (Duende Verde y el Doctor Octopus), el cierre de la saga tuvo tres oponentes, a la par de los conflictos emocionales del protagonista.
A simple vista, parece un relato sobrecargado. El resultado confirmó esa sensación. Los adversarios, el nuevo Duende Verde, el Hombre de Arena y Venom, fueron presentados sin mayor tiempo de pantalla para el desarrollo de los personajes. Salvo el primero, interpretado por James Franco, las narrativas parecían ir a prisa a la par que se compaginaba otros detalles presentados en las producciones anteriores. Todo derivó en una suma de individuos, un poco de espectacularidad, sin profundizar en las características y necesidades de cada uno de ellos. Por obvias que puedan ser, en especial para los seguidores, conviene recordar que las adaptaciones funcionan como relatos inspirados, independientes, y que deben tener en cuenta parte de lo mencionado.
La apuesta de Spider-Man: Sin camino a casa
¿Qué tienen en común ese contexto de Spider-Man 3 con Spider-Man: Sin camino a casa, además de la posible aparición de Tobey Maguire? La enorme cantidad de villanos y el riesgo de no saber integrarlos en la parte cumbre de la narrativa. Para esta película Tom Holland deberá enfrentar al Lagarto, al Hombre de Arena, Electro, Duende Verde y, en algún momento, también al Doctor Octopus. A esta lista de cinco adversarios no se descarta la aparición de un sexto, y ya se sabe que Venom tendrá un papel clave al final de la película.
Entonces, ¿cómo se integrarán tantos relatos en una misma producción? ¿Cómo serán presentados estos personajes? Podría argumentarse que todos ellos se sustentan en las adaptaciones previas. Spider-Man: Sin camino a casa está plagada de referencias hacia las películas protagonizadas por Tobey Maguire y Andrew Garfield. Ese fondo puede ser útil en el camino que tomen los villanos en el relato, y sin embargo, no resuelve del todo las dudas: ¿cómo se presentarán? ¿Cómo se relacionarán entre sí? ¿Tendrán una meta en común? Al parecer, podría ser evitar que Spider-Man y Doctor Strange los manden de vuelta a esos universos en los que desaparecen. Eso explicaría la escena en la que tres villanos se lanza contra Tom Holland.
No se trata solo de una meta en común. En Spider-Man 3, Hombre de Arena y Venom tenían un fin conjunto, acabar con Peter Parker. Sin embargo, en el desarrollo de la película esa idea se debilitó. Teniendo en cuenta que aún no está claro cómo sucederán distintas cuestiones en Spider-Man: Sin camino a casa, no se pueden establecer conclusiones al respecto. Sin embargo, teniendo en cuenta las relaciones entre las franquicias, conviene recordar aquel episodio como un antecedente fallido de la integración de distintos relatos en un solo sentido.
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La duración entre una y otra película no es muy distinta entre sí. Mientras Spider-Man 3 duró, en total, 2 horas y 19 minutos, Spider-Man: Sin camino a casa durará 2 horas y 30 minutos. Eso invita a hacer foco en el guion, que deberá tener un punto de agilidad y sentido que la otra producción no tuvo para que las expectativas en relación con una de las películas más esperadas del Universo Cinematográfico de Marvel no deje más dudas que certezas.