En mayor o menor medida, todos tenemos miedo a algo. Incluidos los famosos, por supuesto. De hecho, la cantante Aitana reconoció en la noche del 29 de noviembre en una entrevista en El Hormiguero que tiene un gran miedo a volar. Lo contó entre risas, pero se ve que la intérprete catalana lo pasa realmente mal cuando debe subirse en un avión. Y no es la única. De hecho, se calcula que entre el 10% y el 25% de la población sufre esta fobia.
Esto puede ser un problema, tanto para quienes viajan poco en avión como para quienes deben hacerlo regularmente. Los primeros evitan los viajes largos o, si no les queda más remedio, sufren atrozmente el proceso. Los segundos intentan buscar soluciones, pero no siempre son las más adecuadas.
Contaba Aitana en El Hormiguero que suele preguntar a la azafata por las características del vuelo que va a comenzar y que, en algunas ocasiones, incluso se ha puesto en contacto con el piloto. Esto quizás sea complicado si no eres un personaje famoso. Pero supongamos que todos pudiéramos pedir al piloto que nos tranquilice antes de volar. ¿Es esa una buena solución? En este artículo vamos a verlo, pero antes de eso, empecemos por lo importante:
¿En qué consiste la fobia a los aviones?
La fobia a los aviones o el miedo a volar en general es un temor irracional a viajar en un medio de transporte aéreo. En realidad, todos hemos sentido alguna vez ese miedo. Sin embargo, hablamos de fobia cuando afecta al transcurso normal de la vida de quien la padece. Cuando, por ejemplo, le hace rechazar viajes por tener que desplazarse en avión o cuando la ansiedad hace que el trayecto sea todo un sufrimiento.
Puede originarse por una experiencia traumática durante un viaje en avión. Aitana, por ejemplo, contó que ha tenido algunos viajes complicados. Sin embargo, no siempre es así. De hecho, según un estudio publicado en 2016, los medios de comunicación, en los que a menudo se muestran accidentes con consecuencias catastróficas, pueden tener un gran peso, incluso sin haber tenido ninguna vivencia traumática en este aspecto.
Las estrategias de los psicólogos para tratar el miedo a volar
Según ha explicado a Hipertextual la psicóloga Noelia Vargas, el miedo a volar se suele tratar con “exposición virtual o en imaginación o con desensibilización sistemática”.
Empezando por la última, es una estrategia muy usada para tratar fobias o cualquier forma de ansiedad generada por ítems concretos. Lo que se hace, a grandes rasgos, es exponer a la persona que padece la fobia al origen de sus miedos, en este caso los aviones y todo lo relacionado con la experiencia de volar.
Su desarrollador, el psiquiatra Joseph Wolpe, la definió en los años 50 del siglo pasado como una técnica basada en el condicionamiento clásico, pues lo que se intenta es que la respuesta de ansiedad se vaya reduciendo a través de la introducción de otra respuesta basada en la relajación.
Consta de cuatro fases. En la primera precisamente se prepara alguna técnica de relajación con la que el paciente esté cómodo. Por ejemplo, se le pueden enseñar técnicas de respiración.
Después, se realiza una jerarquía de los diferentes niveles de ansiedad. Para ello, se analizan cuáles son los factores relacionados con la fobia que generan ansiedad. En el caso de una fobia a volar, como la de Aitana, Vargas señala que podrían ser actos como "comprar el billete, facturar la maleta o escuchar los ruidos del motor".
El paciente debe puntuar del 0 al 100 el nivel de ansiedad que le provoca cada una de estas acciones. Para hacerlo más sencillo, se puede buscar qué es lo que menos ansiedad le causa. Ese sería el 0. Después, se piensa en el extremo opuesto, pues el 100 sería algo que ponga al paciente muy ansioso. Finalmente, se busca algo intermedio, que sería el 50. Con estos tres pilares bien ubicados, ya será más fácil evaluar el resto de acciones.
Una vez hecho esto, según explican en un artículo sobre el tema publicado Psicología y Mente, se hace una práctica en imaginación, con el objetivo de ver cómo de realistas son los pensamientos que evoca la persona que se desea tratar. Para ello, se le hacen diferentes preguntas sobre detalles concretos, destinadas a ver cómo de vívida es la experiencia.
Y ya, para terminar, empieza la exposición a cada uno de los ítems que se clasificaron por nivel de ansiedad. Por ejemplo, primero comprar el billete, luego hacer la maleta, desplazarse al aeropuerto, facturar, subir al avión, escuchar los ruidos del motor, despegar y aterrizar. Estas exposiciones pueden ser en vivo o virtuales o en imaginación. En el caso del miedo a volar, no es fácil ni barato repetirlo muchas veces en vivo. Y la repetición es importante, pues lo que se hace es exponer a cada ítem al paciente, de modo que cuando empiece a sentirse ansioso recurra a la respuesta de relajación. Después se vuelve a hacer una y otra vez, comprobando como la cifra con la que se clasificó va bajando hasta el 0. Hasta que eso no ocurre, no se pasa al siguiente en la clasificación.
Imaginación o realidad virtual
Si la situación no es fácil de repetir en vivo, se recurre a la imaginación, de ahí el tercer paso mencionado anteriormente, o a la realidad virtual.
Esta última se usa cada vez más en psicología para tratar la ansiedad con orígenes muy diferentes. En el caso del miedo a volar es bastante común y útil. De hecho, existen numerosos estudios en los que se usa esta estrategia para exponer a las personas con fobia a los aviones, con resultados muy buenos. En la mayoría de los casos la ansiedad se reduce significativamente, e incluso pueden volver a viajar en avión sin miedo.
Y esto no se aplica solo a la última parte de la desensibilización sistemática. También puede servir para llevar a cabo la técnica de exposición virtual, que consiste en dejar que la ansiedad transcurra, extinguiendo la conducta problema que la mantiene. En el caso del avión, por ejemplo, vigilar y estar en alerta de las señales del avión.
¿Es útil la técnica de Aitana contra el miedo a volar?
Volviendo a la situación que Aitana describe en El Hormiguero, hablar con las azafatas o el piloto podría no ser la mejor opción.
“Puede ser que lo de Aitana incluso sea contraproducente porque al final está comprobando que todo está bien, con lo cual a la larga ese miedo a volar se mantiene”, señala Vargas. “Vamos, que le funciona en el momento, pero no para solucionar el problema”.
Es una especie de parche al problema. Si persistes en comprobar si hay peligro en eso que te genera un miedo irracional estás admitiendo la existencia de ese miedo y centrándote en él. Lo importante es trabajarlo para que ese miedo deje de serlo o, al menos, no sea una fuente de ansiedad. Solo así, podrás volar en avión, encontrarte una arañita en la pared o subir a lo alto de una azotea sin que tu cerebro te indique que estás cometiendo un gran error. Y es que es un órgano esencial, pero a veces nos trolea tanto que debemos aprender a controlarlo. Para eso, entre otras muchísimas cosas, están los psicólogos.