Las picaduras de abeja son molestas, sí, pero seamos honestos: no podemos vivir sin estos insectos. Desde la polinización hasta la elaboración de miel, son muchas las razones por las que los necesitamos. Por eso, la existencia de un virus de las abejas, que está matando a millones de ellas en todo el mundo, preocupa notablemente a científicos y apicultores.

La solución podría estar en el uso de pesticidas, pero a algunos apicultores les preocupa que suponga un problema de seguridad alimentaria, además de resultar caro. Por eso, en busca de otra solución, han dado con el butirato de sodio, una sustancia presente naturalmente en algunas plantas, que parece tener un poderoso efecto protector contra este virus de las abejas.

Es la conclusión de un estudio, publicado por científicos de la Universidad Nacional de Taiwán en iScience. Pero en él no solo se habla del remedio. También se describe a fondo la enfermedad. Una patología que resulta letal a los insectos a los que infecta, pero también al resto de individuos de su colmena. Así es como funciona.

El virus de las abejas que las deja sin memoria

Este virus de las abejas es el virus de las alas deformes (DWV por sus siglas en inglés), transmitido por algunos ácaros del género Varroa.

Como su propio nombre indica, afecta a las alas de estos insectos. No solo las deforma, sino que también las paraliza, por lo que algunos llegan a perder la capacidad de volar. Además, las abejas infectadas muestran el abdomen acortado e hinchado, así como una pérdida de coloración.

Algunas de las abejas infectadas no recuerdan cómo volver a la colmena cuando salen a buscar alimento

Pero eso no es todo. Incluso si pudieran seguir volando, tienen complicado volver a casa, básicamente porque no recuerdan cómo hacerlo. Se ha comprobado que el virus suprime algunas señales nerviosas y determinados procesos biológicos, relacionados tanto con el aprendizaje como con la memoria. Por eso, una abeja infectada que sale en busca de comida no recordará cómo volver a su colmena. Eso es un problema para ella, pero también para el resto de miembros de la colmena, pues si son varios los ejemplares infectados pueden llegar a colapsar por falta de alimento.

El rápido auge de los ácaros Varroa en los últimos años ha llevado a que cada vez sean más los insectos afectados por este virus de las abejas. Muchos apicultores temen un triste desenlace para sus negocios y a los científicos les preocupa cómo puede afectar a los ecosistemas. Por eso, se ha buscado una solución en la que el butirato de sodio juega un papel muy importante.

¿Qué hace el butirato de sodio?

El butirato de sodio (NaB) es un compuesto presente en muchas plantas, que lleva años en estudio por disponer de multitud de propiedades. Entre ellas, se ha visto que favorece la expresión de genes involucrados en la respuesta del sistema inmunitario, así como en el aprendizaje. Por eso, se contempló como una posible arma segura y barata de producir contra el virus de las abejas transportado por Varroa.

Es butirato de sodio es una solución segura y barata

Pero era necesario comprobar si es realmente eficaz. Para ello, los autores de este estudio reciente tomaron un grupo de abejas melíferas (Apis mellifera) y las alimentaron con agua azucarada mezclada con butirato de sodio durante una semana. Después, las infectaron con el patógeno que les preocupaba.

Cinco días después, el 90% de ellas seguían vivas. Sin embargo, en otro grupo que también se infectó con el DWV, pero sin administrarle el NaB, el 90% murió. Por lo tanto, podría decirse que esta sustancia actúa como una especie de vacuna, previniendo los efectos del virus antes de que se produzca la infección. 

Además, realizaron un segundo experimento en una granja de abejas, en cuyas colmenas colocaron varios monitores para seguirlas. El procedimiento duró un mes, durante el que solo el 50% de las abejas infectadas que salieron en busca de comida lograron regresar. Sin embargo, al suministrarles el agua azucarada con butirato de sodio, el porcentaje ascendió hasta el 80%. 

Los resultados estuvieron muy claros. Sin embargo, los científicos quieren seguir experimentando con nuevas variables, como la estacionalidad. ¿Cambiarán los porcentajes de éxito en diferentes estaciones del año? Tendremos que esperar para saberlo. De momento, al menos, sabemos que hay esperanza para las abejas que caen víctimas de este virus mortal en todo el mundo.  

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