No respires 2, de Rodo Sayagues, guarda similitudes con la premisa de la película original. De nuevo, Norman Nordstrom (Stephen Lang) debe enfrentarse a un enemigo desde la violencia. Hacerlo además convertido en una especie de monstruo ambiguo que va desde un asesino de habilidad asombrosa a una víctima. Pero en esta ocasión, el director y co guionista también toma algunas decisiones de interés para hacer aún más inquietante a Nordstrom. 

Para su regreso al cine, Sayagues explora las motivaciones del personaje dándole todo tipo de estímulos nuevos y una exploración por completo distinta. El resultado es un trayecto hacia el gore, el terror doméstico y lo terrorífico de la invasión a los espacios personales tan interesante como en la primera entrega de No Respires. Pero además, el realizador encuentra una manera original de replantear la historia base. 

Después de todo, el final abierto del primer film dejaba una gran cantidad de interrogantes. Todas alrededor del personaje de Lang dando la posibilidad de que su venganza se extendiera más allá de los límites reducidos de la casa.

La historia a continuación podría haber sido obvia, recurrente o repetir sus mejores momentos. Pero en una decisión brillante, los guionistas Fede Álvarez y Rodo Sayagues crean la condición de que esta vez Lang mostrará sus terroríficas capacidades de forma distinta. 

El villano, la crueldad y la expiación

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Por supuesto, se trata de la idea de un villano de varias y profundas capas que bordea la cualidad de lo terrorífico. Para su regreso a la pantalla grande, la premisa de No Respires 2 va más lejos, pero también hace preguntas distintas acerca de su contexto. La violencia cambia de tono, forma y sentido para sostener una concepción más inteligente sobre el miedo. 

Pero, como toda película de invasión doméstica que se precie, No respires 2 también es una confrontación con la seguridad, los límites y los espacios. Y aunque el director se atreve a empujar al personaje a lugares nuevos  – metafóricos y reales –  el hecho de la fragilidad inherente es fundamental. 

A pesar de su habilidad física, conciencia sobre su poder y un instinto sobrehumano, Norman todavía se tambalea en el límite de lo vulnerable. O al menos no sobrepasa la percepción de que no hay forma de detenerle. Ese pequeño matiz es de una importancia trascendental a pesar de que no lo parece. El trayecto hacia el centro de la historia se hace más complicado y el terror se convierte en algo nuevo. Todo por el mérito de las buenas decisiones narrativas del argumento.

No respires 2, cuando el misterio lo es todo

A diferencia de otras secuelas de numerosas películas de terror, No respires 2 no está interesada en hacerse más grande y aparatosa. Por el contrario, sorprende que el director haya evitado la tentación de profundizar en el mundo de Norman para hacerlo más frenético. Podría hacerlo. Hay cambio de escenario, un nuevo objetivo y el público está familiarizado con lo que el personaje puede hacer. 

Pero Sayagues está obsesionado con la relación de su personaje con lo que le rodea. Y eso hace que tome decisiones que benefician a la trama y que hacen uso del suspense con enorme inteligente. La historia  –que transcurre ocho años después de la primera – tiene su propia dinámica. Y el hecho de evitar la esperada venganza que anunció la original hace que pueda jugar de nuevo con la sorpresa. En realidad, Norman no está en escena de nuevo para convertirse en un criminal imparable que hace lo mismo en lugares distintos. 

Es un hombre que se enfrenta a situaciones límites y lo hace con una habilidad terrorífica. En ellas, el bien y el mal son un punto concreto a cruzar. Y es entonces que Norman, que ahora es el padre que quiso ser, debe enfrentarse a lo que hay más allá de sus fronteras. El hecho que la película medite sobre estrechos lugares claustrofóbicos, además de los peligros exteriores e interiores no es casual. Y aunque tampoco parece ser una alegoría siniestra a la pandemia, si juega con los mismos recursos. De pronto, Norman sabe que debe enfrentarse a lo desconocido y hacerlo de la única manera que puede. 

'No respires 2' no es lo que esperas

Es entonces cuando la violencia se sostiene en algo más elaborado que la crueldad. La película toma distancia de la premisa original y construye un diálogo sobre el miedo de pulcra sutileza. La cámara de Sayagues va de un lado a otro como un ojo fijo que hace de Norman una criatura implacable pero necesaria. Y es esta casi redención el mejor giro de No Respires 2. Si en la original la aparente víctima frágil se convierte un depredador temible, en la segunda es un arma. Una tan violenta e impredecible que logra superar el hecho que el público ya conoce la premisa. 

Se trata de un elaborado discurso que sostiene una condición peligrosa. No respires 2 depende de cuánto puede el director y el guion convencer que su villano puede ser un héroe. ¿Lo logra? En sus momentos más inspirados, hay una genuina preocupación por Norman. 

Porque pueda conseguir su objetivo, luchar y batallar contra enemigos que le duplican en número pero jamás en habilidad. Pero en esencia, No Respires 2 toma un riesgo asombroso y es el de mostrar que su villano es ahora un hombre enfurecido. Siempre lo fue, pero ahora la crueldad se transforma en necesidad de protección. Es entonces, cuando No respires 2 se hace original por derecho propio. Algo que muy pocas veces puede decirse de una película de terror.