Del mismo modo que los seres humanos quedamos con los amigos para irnos de cañas, los murciélagos vampiro también quedan con los suyos para beber sangre. Es la conclusión de un estudio, recién publicado en PLOS Biology de la mano de científicos de la Universidad Estatal de Ohio.
En él, analizan cómo las hembras desarrollan preferencias por otras hembras del grupo en el que viven, tanto dentro de sus escondites, llamados dormideros, como fuera, cuando salen a cazar. Esto, en realidad, supone una ventaja para ellas, ya que comparten la comida, ahorran tiempo de búsqueda de presas y, por lo tanto, disminuyen la probabilidad de convertirse ellas mismas en las víctimas de otros depredadores.
Todo esto lo han descubierto estos científicos gracias a una serie de dispositivos colocados en los cuerpos de 50 murciélagos vampiro, justo antes de liberarlos en un paraje panameño. ¿Pero qué más han aprendido con esta investigación?
Del acicalamiento a las quedadas para beber sangre
Los murciélagos vampiro pasan la mayor parte de su tiempo en los dormideros. Solo salen unas pocas horas durante la noche, para beber sangre, y luego vuelven a refugiarse.
En todo ese tiempo que pasan en sus escondrijos, los machos son mucho más territoriales, no suelen tener comportamientos sociales e incluso se enfrentan a otros machos. Sin embargo, las hembras sí que pasan mucho tiempo juntas, compartiendo tareas como la de acicalarse las unas a las otras. Pero no lo hacen con hembras al azar. Estos científicos han podido comprobar que tienen preferencias. ¿Iríamos los humanos al baño de un pub acompañados de cualquier otra persona que pasara por allí? No. Solemos elegir a alguien de nuestro grupo de amigos. Pues ellas hacen lo mismo.
Pero esas actividades en grupo no se restringen solo al acicalamiento u otras tareas dentro de los dormideros. También tiene lugar en el exterior cuando salen a beber sangre. Concretamente, estos investigadores vieron que se llamaban entre ellas cuando encontraban una vaca de la que extraer su alimento.
Este hallazgo fue posible gracias a unas cámaras infrarrojas, que permitían a los científicos ver a los animales en la oscuridad, dotadas con micrófonos ultrasónicos. Estos últimos captan los sonidos emitidos por estos animales, que normalmente no pueden ser captados por el oído humano. Así, detectaron tres tipos de llamadas diferentes. La primera, conocida como “barrido hacia abajo”, parece servir para reconocer o alertar a las amigas. La segunda era un zumbido, que los murciélagos vampiro usan para ahuyentar, quizás si ven algún peligro o, simplemente, un lugar en el que no va a ser fácil encontrar alimento.
Pero lo más curioso es que también captaron una tercera llamada, diferente a cualquier otra registrada jamás. En ella se pasaba de una frecuencia baja, a otra alta, y luego baja de nuevo, como una letra “n”. No tienen claro cuál puede ser el objetivo; pero, según explicó a Smithsonian uno de los autores, Gerald Carter, podría ser una forma de coordinarse o competir por la comida.
¿Para qué sirve todo esto a los murciélagos vampiro?
Para los murciélagos vampiro es vital beber sangre, pero también es complicado. Primero utilizan sus sensores olfativos para localizar los vasos sanguíneos de sus presas, en este caso vacas. Después, se posan sobre ellas, buscan un lugar en el que sea fácil acceder hasta esos vasos, las afeitan con sus lenguas ásperas y, por fin, abren una herida de la que comienzan a beber.
En ese tiempo, según observaron en el estudio, algunas vacas permanecen quietas, pero otras intentan sacudírselos, o incluso se ayudan entre ellas para ahuyentarlos. Si finalmente caen, no les quedará más remedio que ir hasta otra vaca. En todo ese tiempo, los murciélagos quedan desprotegidos y expuestos a depredadores, como los búhos. Así, mientras se alimentan, pueden acabar ellos mismos convertidos en comida.
Por eso, es importante realizar todo este trabajo lo más rápido posible. Y para eso no hay nada como trabajar en equipo. En este estudio se vio que algunas hembras de murciélago vampiro procedían a beber sangre de la herida que acababa de abrir alguna de sus compañeras. Otras no lo hacían en la misma herida, pero sí en el mismo animal o en uno cercano. Así, el trabajo era mucho más rápido y recíproco, pues si un día una hembra bebía de la herida abierta por una compañera, en la siguiente incursión podrían cambiarse las tornas. Hoy por ti, mañana por mí.
Por lo tanto, parece ser que, a pesar de lo aterradores que nos resultan, los murciélagos vampiros no son tan diferentes a nosotros. Se reúnen para acicalarse, quedan para beber entre amigos y se ayudan los unos a los otros. Bueno, esto último a veces parece algo más alejado del ser humano, pero todavía quedan personas que lo hacen. Aunque, bien pensado, quizás a veces deberíamos ser un poco más murciélagos.