Fundación llega a Apple TV+ para deleite de los fanáticos de la saga literaria y seguidores de Isaac Asimov. No solo se trata de una proeza argumental, sino también de un riesgo de proporciones gigantescas. Después de todo, Fundación es la obra emblema del extenso trabajo de Isaac Asimov. También uno de los aportes más importantes al género de ciencia ficción en su enorme extensión y propuestas.

Es un recorrido por todos los grandes temas, tópicos y preocupaciones del género. Con casi quinientas obras (que incluyen una variada mezcla de tipo de historias), Asimov reconstruyó la literatura especulativa. Brindó un lugar preponderante a las preocupaciones humanas y al hecho de la tecnología al servicio del hombre como piedra angular de su mirada narrativa. 

Isaac Asimov elaboró un mapa de ruta hacia el futuro. Lo hizo a través de la convicción que la literatura y la ciencia podían responder la mayoría de las preguntas existenciales. Con una mirada entre sensible y basada en todo tipo de preguntas y cuestionamientos de envergadura, Asimov miró al género como un espacio de debate. 

También como una forma de elaborar sus teorías más extraordinarias sobre lo que podía esperar a la historia humana en su tránsito hacia el futuro. Con una asombrosa imaginación y una delicada concepción del tiempo y el espacio, Asimov logró narrar el mundo. Pero el mundo del mañana, de las grandes proezas técnicas, de los planetas y la inteligencia artificial. Todo antes que existieran. O al menos tuviera un sentido crítico que superó con creces propuestas semejantes. 

Un viajero en el tiempo y en el espacio a través de la página

Su colosal Saga Fundación nació como una trilogía y terminó extendiéndose como una gran nomenclatura fantástica a través de toda su obra. El autor imaginó a la galaxia como una especie de terreno inexplorado a mitad de camino entre el asombro mágico y la curiosidad científica. En los mundos de Asimov, la belleza se asimila a través de la tecnología. 

Para Asimov, la “psicohistoria” va desde tecnología al tiempo, la percepción sobre el devenir de la historia y la osadía de la imaginación. Por tanto, y según la perspectiva de Asimov, el comportamiento de lo que somos y deseamos ser como cultura y sociedad puede ser predecible. Lo que convierte a la ciencia ficción en un manifiesto extraordinario y de un enorme valor como documento intelectual.

Fundación / Apple TV+

Tal vez por ese motivo, a Isaac Asimov se le suele llamar el padre de la ciencia ficción moderna. Un titulo que puede parecer exagerado, pero que en realidad engloba y define los aportes del escritor a una nueva perspectiva sobre el género. Asimov, con su concepción optimista, y sobre todo profundamente humanista del futuro, reconstruyó y replanteó esa noción sobre el ser humano como parte de su entorno. Pero especial como dueño de su futuro.

Una y otra vez, Asimov se plantea la naturaleza humana como un misterio en si misma, más allá de robots o planetas por descubrir. Para Asimov, la distopía y la utopía se confunden para construir una visión del futuro nueva. Una que roza la ciencia sin basarse en ella por completo que analiza la cultura y quizás la crítica, pero siempre mantiene la esperanza. 

Asimov y la ciencia ficción tal y como la conoces

Isaac Asimov

Una agencia kafkiana capaz de controlar el tiempo y el futuro. Una que además toma decisiones en ocasiones cuestionables para mantener la unidad cronológica. ¿Hablamos de la serie Loki? ¿O de las piruetas argumentales de Rick y Morty? En realidad, el libro El fin de la Eternidad (1955) de Asimov había planteado la idea, y de hecho la había profundizado con cuidado. El libro, que aterrorizó a los lectores de la época, es uno de los referentes obligados en el viaje del tiempo. 

En 1950, el autor publica Yo, Robot, en la que por primera vez pondera en los límites de la inteligencia artificial. Y lo hace, a través de la invención de palabra “robótica” y sus leyes fundamentales.

  • Primera: un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
  • Segunda: un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes se oponen a la primera Ley.
  • Tercera: un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la primera y segunda Leyes. 

Un decálogo del deber ser que parece sujetar la creación tecnológica a una diatriba moral novedosa. Quizás emulando a Philip K. Dick, Asimov cuestiona en su obra la responsabilidad de las criaturas tecnológicas del hombre sobre el mundo que habita a pesar de sus limitaciones como creación restringida al uso e incluso al simple capricho. 

La percepción de Asimov sobre la robótica forma parte de la cultura pop de manera esencial. Desde 2001 Odisea en el Espacio de Stanley Kubrick hasta Ex Machina de Alex Garland, Asimov es el principal referente. También lo es en escritores como William Gibson, Douglas Adams y Jeff VanderMeer.

En su novela Bóveda de Acero (1953), Asimov plantea la colonización de otros planetas. Pero a diferencia de otros autores, lo hace con una brillante necesidad de explorar lo humano fuera de su ámbito. 

Asimov escribía con la misma pasión del antiguo Egipto que sobre los dinosaurios o la extinción de la especie humana. Para Asimov, el conocimiento humano era una gran síntesis, sin fronteras ni pequeñas divisiones. Una percepción que le llevó a imaginar el tiempo, el espacio y las posibilidades desde la curiosidad y cierta inocencia. Quizás un logro asombroso en medio del cinismo de nuestra época. 

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