Aliens: el regreso, de James Cameron, cumple 36 años de su estreno y todavía es una película poderosa e inteligente que supera en muchos aspectos a la original. Lo anterior puede parecer una exageración con Alien, de Ridley Scott, convertida en un clásico, pero se trata de una mirada profunda al género.
Allí en donde Scott apostó por ingeniosos trucos de cámara y una tensión irrespirable, Cameron lo hizo con la espectacularidad. Además de profundizar en un universo recién nacido al que dotó de una estética vibrante que aún resulta deslumbrante. Entre ambas películas hay una reformulación del planteamiento central que dejó algo claro: se trataba de una evolución.
Una que logró que el concepto misterioso, claustrofóbico y temible de Scott se convirtiera en algo más contundente. Para bien o para mal, las decisiones de Cameron dotaron a la franquicia Alien de su propia identidad. Y lo hicieron bajo la comprensión del poder de una historia que era mucho más que su monstruo capitular.
Cameron fue el primero en comprender que, aunque el monstruo alienígena sin nombre era lo más llamativo del argumento, no era lo más importante. O no al menos al momento de especular sobre el poder de Alien como franquicia para dialogar con un público ávido de ciencia ficción. Con la premisa del monstruo incomprensible e indestructible que ya habían utilizado en Terminator, Cameron dotó a Alien de una gran ambición.
Para Scott, el peligro intergaláctico era retorcido, misterioso e inexplicable. Pero para Cameron todo se resumía a una batalla por la supervivencia en un escenario cada vez más espectacular. Si en la actualidad la franquicia de Alien aún despierta interés es gracias a Cameron y su interés por lo humano en la saga. Más allá de un monstruo violento, Alien es también la historia de quienes se le enfrentan y fracasan.
'Aliens: el regreso', una batalla por sobrevivir
Una de las grandes decisiones de Cameron en Aliens: el regreso fue la de crear las condiciones para que el universo de la película creciera. Mientras Alien de Scott era una reflexión silenciosa y asfixiante sobre el terror, Cameron apostó por la acción.
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Y lo hizo con la consciente percepción de que la criatura alienígena creada por Giger era mucho más que un truco de cámara bien construido. Para Cameron, el alienígena sin ojos era una expresión sobre los confines del horror galáctico. De modo que abrió el esquema sobre su modo de vida, lo que podía hacer, su elegancia despiadada y el tipo de enemigo implacable que podía ser.
También analizó el hecho del elenco. En la película original, la conspiración corporativa, el miedo al diferente y el grupo de personajes en apariencia prescindibles gestaron a una heroína circunstancial. Ellen Ripley sobrevivió, pero solo porque fue la más ingeniosa y la más consciente del peligro que debía atravesar.
Cameron se hizo la pregunta en Aliens: el regreso sobre qué hacía de Ripley un personaje capaz de enfrentarse a una criatura semejante y triunfar. Y con Sarah Connor como modelo, creó una estructura de poder y habilidad que dotó al personaje de Sigourney Weaver de una nueva dimensión.
Ya no se trataba de una sobreviviente aleatoria o accidental, sino de un personaje poderoso que utilizó el miedo como un arma letal. Ripley despertó de un sueño de 57 años para descubrir que sus peores temores se habían hecho realidad. Y se enfrentó a ellos en medio de un escenario futurista y potente en el que Cameron permitió a su personaje crecer a todo nivel.
Eso a pesar de las críticas acerca de cómo Cameron abusó del recurso del instinto maternal de Ripley en Aliens: el regreso para llevar al personaje a sus mejores escenas. En la versión extendida de la película, y en la que se incluye metraje editado, el mensaje es mucho más poderoso. También más congruente con el desempeño del film como secuela.
Ripley no es solo un elemento reconstruido para ser un enemigo poderoso de una criatura implacable, también es una madre. El corte del director incluye la relación con su hija, lo que hace comprensible y más emocional su comportamiento en el metraje.
Más interesante aún es el hecho de que Cameron dotó a Ripley de la misma dureza de hierro que tendría Sarah Connor más adelante. Entre ambas hay un hilo conductor: la noción de la existencia más allá de sí mismas. Y en especial, un objetivo de lucha que humaniza al personaje por completo.
Un triunfo de la ciencia ficción
Mientras que Alien de Ridley Scott se volvió un clásico instantáneo gracias a su forma de manejar el horror, Cameron brindó a Aliens: el regreso poder. Uno que rompía con el pesimismo de la película original para agregar urgencia.
Mientras los personajes de Scott morían uno a uno en rápida sucesión, los de Cameron luchaban contra el enemigo. La batalla llevó al argumento a un nuevo nivel y a la percepción de que la saga Alien podría ser mucho más que una carnicería. Y aunque la película de Cameron de hecho lo es, es también una lucha futurista con personajes que intentan encontrar una forma de enfrentar el miedo.
Alien de Ridley Scott dejó el listón alto para cualquiera que tratara de emular su éxito. Cameron logró brindar a la ciencia ficción un momento radiante. Con Ripley batallando sin pausa por su vida, la de otros y por su redención abrió el paso a heroínas portentosas.
La combinación de ambas cosas convirtió a la secuela en un hecho trascendental. El nacimiento de una franquicia que incluso en sus peores momentos rinde un entusiasta tributo al cine de género.