Star Wars: La remesa mala (The Bad Batch, en inglés), la nueva serie de la saga en Disney Plus de la mano de David Filoni, trae de vuelta a la Fuerza Clon 99. Y lo hace con toda la elegancia, potencia y magnífico ritmo que distinguió y convirtió en favorita a Star Wars: The Clone Wars. La serie, que continúa los eventos del ya clásico capítulo que narra las vicisitudes y aventuras de la Fuerza Clon 99, es también un homenaje al Universo de Star Wars. Y en especial, al tono sobrio y adulto que ha llevado a Mandalorian al éxito.
Con un cuidadoso detalle a nivel técnico, la serie comienza en el mismo punto en que el arco argumental de The Clone Wars termina. Se trata de una buena introducción de una mitología mayor en la que el director brinda un rápido contexto a su historia. De hecho, el primer capítulo, Aftermath, no tiene prólogo; avanza en su argumento con una libertad narrativa envidiable.
El director tiene la inteligencia de plantear desde las primeras secuencias una interrogante concreta: ¿podrá sobrevivir un grupo de clones en medio de una situación crítica como las que le rodea. El estreno especial de 70 minutos en Disney Plus, no lo revela. De hecho, la mayor parte del tiempo se concentra en sus personajes.
Un acierto al momento de reflexionar sobre el ritmo y el tono de una serie que tiene el considerable compromiso de sostener el éxito de Mandalorian. Porque es inevitable comparar el estilo y el objetivo de ambas series, en medio de lo que parece ser una nueva era en la franquicia de Star Wars.
Antes del live action creado por Jon Favreau, ya había considerables dudas sobre la supervivencia de la saga. Pero experimentos exitosos como el de Star Wars: Clone Wars permitieron comprender el alcance del fenómeno a una dimensión más adulta.
Star Wars: La remesa mala recupera todo lo mejor de la serie de Favreau y permite a Filoni una libertad creativa que asombra por su sutileza. Se trata de la narración de un universo en medio de una crisis política a gran escala. También hay mucho de la sensación de desastre inminente. Desde la presencia del maligno Wilhuff Tarkin, hasta la condición del terror en todas partes, la serie celebra el espíritu original de Star Wars. Y lo hace con la condición de asumir que la perspectiva más simple de la saga se transformó en algo más.
Una amenaza violenta en todas partes
La serie, de la misma forma que Mandalorian, profundiza con cuidado en el creciente poder del Imperio. Pero, mientras el live action mostró sus escombros (poderosos y letales), Star Wars: La remesa mala tiene el acierto de mostrar su advenimiento.
Es este panorama inquietante, que recorre un camino en Star Wars que le permite a la producción tener una identidad única. La cualidad rebelde de la Fuerza Clon 99 se muestra en todo su esplendor.
Uno de los grandes méritos de la serie es la contraposición de la naturaleza fascista del Imperio y la independencia moral de la Fuerza Clon 99. Es evidente que Filoni explora las complicadas personalidades de su equipo, pero también la atmósfera enrarecida que les rodea. Lo hace sin recurrir sin recurrir a subterfugios, sino a través de acción. Desde la primera secuencia (con su mirada sofisticada de Star Wars en pleno), Star Wars: La remesa mala opta por un tipo de caos medido que se agradece.
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La presencia del Imperio es el detonante de las acciones. Pero es el caos con el que los protagonistas se enfrentan al poder, la que le brinda una simbología poderosa a la acción. La tripulación enfrenta el nuevo mundo de posibilidades con la conciencia de que corren un riesgo mortal. Y sin embargo, el argumento deja claro de inmediato que vale la pena correrlo.
Convertidos de forma oficial en enemigos del estado, La Fuerza Clon 99 encuentra en su recorrido por la galaxia un propósito. Lo hace de una manera madura, igual que Mando con su objetivo de proteger a Grogu.
'Star Wars: La remesa mala', una aventura para amantes de la saga
Star Wars: La remesa mala mantiene un elegante equilibrio entre los momentos más duros y la acción llena de referencias que distingue a las series de Filoni. Desde la presencia de Fennec Shand (Ming-Na Wen) hasta las conexiones con la trilogía original, la producción es un ejercicio de inteligencia narrativa.
Filoni, en lugar de caer en la tentación de contar solo lo que acontece a La Fuerza Clon 99, expande las posibilidades de la historia. Relata las transformaciones personales y morales de sus personajes, y también el futuro. Con la ventaja de tener a su disposición información privilegiada sobre lo que ocurrirá con el Imperio y la República, la serie juega con las posibilidades.
El recurso permite al espectador formar parte de una aventura que, a pesar de ser clásica y conocida en su mayor parte, tiene aún una pregunta sin responder. ¿Qué ocurrirá con La fuerza Clon 99 una vez que se termine la guerra? ¿Cuáles serán sus decisiones y la evolución que sufrirán a medida que deban poner en entredicho el sentido del deber e incluso existencia?
Star Wars: La remesa mala tiene la misión complicada de responder a todas estas preguntas. Y lo hace con todo el sustento de una historia contada para fans y lo más fieles seguidores de la saga.