El pelo rojo es el menos común de todos los que pueden tener los seres humanos. Se calcula que solo lo tienen entre un 1% y un 2% de las personas, aunque en algunos lugares, como Irlanda, esta cifra puede ascender hasta el 10%. Esto convierte a los pelirrojos en personas muy especiales. Tanto, que en la Edad Media llegó a considerarse a las pelirrojas como brujas, diferentes al resto de mujeres. Pero no solo lo son por la tonalidad de su cabello. También por motivos tan curiosos como su especial tolerancia al dolor.

Se sabe que su sensibilidad al mismo es muy diferente a la del resto de los humanos, pero los motivos no están del todo claros. Por eso, un equipo de científicos del Hospital General de Massachusetts ha llevado a cabo una investigación al respecto, que acaba de publicarse en Science Advance.

Eso sí, el estudio no lo han protagonizado personas pelirrojas, sino ratones de pelo rojo. Los resultados han sido muy interesantes, pero está claro que el siguiente paso será ver si pueden extrapolarse hasta nuestra especie.

Dolor, anestesia y anelgésicos

En 2018, la doctora Shalini Shah, de UCI Health, explicaba que las variaciones en el umbral del dolor de las personas pelirrojas llevan a hechos como que sean más resistentes a la anestesia. Esto hace que sea necesario administrarles dosis mayores que a otros pacientes para obtener los mismos resultados.

De hecho, en un estudio de la Asociación Estadounidense de Odontología se explica que precisamente por este motivo suelen tener más miedo a los dentistas. Sin embargo, cuando se trata de tomar analgésicos, necesitan una dosis más baja, ya que son más sensibles a ellos.

También se ha observado que sienten más intensamente el frío y el calor, por lo que son muy sensibles a los cambios de temperatura. ¿Pero qué tiene el pelo rojo para provocar todos estos efectos? 

Lo que nos enseñan los ratones de pelo rojo

Los pelirrojos muestran esta tonalidad en su cabello a causa de una mutación en el gen que codifica el receptor de melanocortina-1  (MC1R).

Este se encuentra en unas células productoras de pigmentos, llamadas melanocitos. Normalmente, estos melanocitos generan pigmentos amarillo-rojizos. Sin embargo, cuando interaccionan con MC1R unas hormonas llamadas melanocortinas, comienzan a fabricar pigmentos más oscuros, negros o amarronados.

La mutación que tienen las personas pelirrojas  provoca que el receptor no interaccione correctamente con estas hormonas, de modo que se sintetiza una mayor cantidad de pigmento rojizo. El resultado es ese pelo rojo tan característico. ¿Pero ocurre algo más?

Para comprobarlo, los autores del estudio que se acaba de publicar analizaron los niveles de ciertas moléculas vinculadas al dolor en ratones pelirrojos con este gen mutado.

Las personas pelirrojas, así como los ratones de pelo rojo, tienen mutado un gen vinculado a la producción de pigmentos oscuros

De este modo, comprobaron que secretaban niveles más bajos de una molécula llamada proopiomelanocortina (POMC). Para ejercer correctamente su función, esta se rompe en cuatro hormonas, con funciones diferentes. Las dos primeras están vinculadas directamente con el dolor. La primera lo sensibiliza y la segunda lo bloquea. Que se obtengan niveles más bajos de ambas no afectaría al umbral del dolor de las personas de pelo rojo, ya que sus efectos opuestos se neutralizarían. El quid de la cuestión estaba en otro equilibrio roto.

Y es que otra función de estas hormonas es regular la señalización de los receptores de opioides, que bloquean el dolor, y los de melanocortina 4, que mejoran la recepción de las señales dolorosas.

La caída de estas hormonas disminuiría ambos efectos, pero existen otros factores ajenos a los melanocitos que pueden regular positivamente los receptores de opioides, decantando la balanza hacia ellos. El resultado sería que, si se puede extrapolar a humanos, los pelirrojos y las pelirrojas soportarían mejor el dolor. Eso hace que necesiten menos analgésicos, pero que sean más duros a la hora de experimentar los efectos de la anestesia. 

Lo cierto es que considerar que las mujeres de pelo rojo eran brujas es un poquito exagerado; pero, desde luego, sí que son personas muy interesantes. Al menos desde el punto de vista de la genética

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