Facebook va de polémica en polémica, y ahora ha tocado una fibra sensible: la de los niños y su relación con las redes sociales. No es una noticia nueva, ya hace cuatro semanas Mark Zuckerberg anunciaba que la compañía estaba trabajando en un prototipo de Instragam para niños menores de 13. Una versión edulcorada de la aplicación madre, pero en esencia lo mismo.
Pese a que los detalles de la aplicación no han ido mucho más allá de la declaración del fundador de Facebook, ya son varios los colectivos que se han unido para rechazar de lleno su idea. Un grupo de 35 miembros unidos por la defensa del consumidor y 64 investigadores en el desarrollo y la educación infantil ha firmado una carta. Todo con el objetivo de que Facebook reconsidere sus intenciones de crear un Instagram para niños.
Algo que, muy probablemente, no pasará, ya que la compañía de Silicon Valley ya lleva tiempo trabajando de lleno con el sector infantil. Messenger Kids fue la primera apuesta de la compañía. Una que ya registró un fallo de seguridad al permitir a los menores hablar con extraños desde la propia aplicación.
Liderada por Campaign for a Commercial-Free Childhood, la tesis principal del texto es hacer entender a la tecnológica que los niños y jóvenes no necesitan más redes sociales. Estas forman parte de los factores de riesgo en cuando a salud, socialización y bienestar.
La trampa de las edades
El contenido de la carta dirigida a Facebook parte de una premisa muy clara: este Instagram para niños de 13 años apunta a edades mucho más tempranas.
Desde hace tiempo, los niños han entrado sin control en las redes sociales. Con y sin el permiso de sus padres, los menores son uno de los grupos más activos en el uso de estas herramientas. TikTok, antes Musica.ly, es el mejor ejemplo de ello. Su puerta de entrada al mercado, y lo que la ha convertido en la principal competencia de Instagram en el mundo, ha sido precisamente su popularidad en los jóvenes y niños. De ahí, escaló a nuevos niveles ocupando el lugar de honor entre las redes sociales más usadas. Pese a todo, incluso TikTok se vio obligada a revisar la edad de su aplicación por vulneraciones a la privacidad de los menores incluso en las versiones creadas para niños.
Dicho esto, Facebook está llena de niños de menos de 13 años que modifican su edad de nacimiento para saltarse el filtro de entrada. También en Instagram. Y eso lo sabe la tecnológica. De este modo, y según la carta de los colectivos en defensa de los menores, la intención de Facebook sería la de conquistar a niños aún más pequeños. Desde su punto de vista, los menores que ya están en la versión del Instagram adulta verán la infantil como un paso atrás. Por lo que rechazarán entrar en ella, dejando paso a los más pequeños. Cuanto antes estén en el círculo, mejor.
La cuestión de las nuevas generaciones es una de las grandes incertidumbres de las redes sociales. ¿Cómo atraer y conquistar a los niños para meterles en el círculo? El Instagram para niños sería el abono para la supervivencia futura de estas tecnológicas.
Los peligros de las redes sociales
La carta, además de analizar las verdaderas intenciones de ese Instagram para niños, expone los peligros a los que se enfrentan los niños y jóvenes en las redes sociales. "Instagram, en particular, explota el miedo de los jóvenes a perderse y el deseo de la aprobación de sus pares para alentar a los niños y adolescentes a revisar constantemente sus dispositivos y compartir fotos con sus seguidores ”, apuntan. La hipersexualización, la imagen distorsionada de la realidad o el problema del acoso son los ingredientes de estas redes sociales.
Un estudio de 2017 de la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge apuntaba a que, precisamente, Instagram era la red social más perjudicial para los jóvenes. Con niveles de estrés y ansiedad en estos colectivos que han aumentado en un 70% durante los últimos años, el efecto de Instagram sobre la autoestima y su visión distorsionada de la realidad de los jóvenes es directo.
Y más allá de los adolescentes, se refiere al grupo de los niños como el colectivo menos preparado para enfrentarse a los retos de las redes sociales. Sin herramientas sociales plenamente desarrolladas, conocimiento personal y capacidad de análisis, los más pequeños podrían verse perdidos dentro de una socialización tecnológica sin haber completado su formación en la vida real. Es una etapa crucial del desarrollo de las personas que no debería verse contaminada por una red social ad hoc que pueda persuadirles fácilmente. Si un adulto es sensible a las propuestas de contenido elegidas por y para ellos por un implacable algortimo, para un niño sería casi irresistible.
Y no solo a nivel psicológico, los efectos sobre la salud física de los niños son reales. La promoción de una vida sedentaria enganchada a un dispositivo incurre en un riesgo para su desarrollo en el futuro.