España aprobó el aumento de garantía de los productos y el tiempo mínimo para repararse. El Consejo de Ministros aprobó una modificación de la normativa de consumo, por lo que las garantías pasan de 2 a 3 años, mientras que la disponibilidad de piezas de reparación se amplía de 5 a 10 años.
El Ministerio de Consumo implementó la medida en un Real Decreto-ley omnibus, que añadirá nuevos derechos y garantías para los usuarios. Las reformas se incluyen en el Texto Refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios por medio de las Directivas (UE) 2019/770 y 2019/771
Los productos contarán hasta con tres años de garantía legal, mientras que los contenidos y servicios digitales — por primera vez — tendrán dos años. Esto último comprende a programas informáticos, juegos digitales, libros electrónicos, música, aplicaciones, archivos de audio y video.
La reforma de la Ley de Consumidores incluye contratos de suministro de contenido o servicios. También se integran aquellos "gratuitos" que se ofrecen a cambio de los datos personales. Solo los programas libres y de código abierto quedarán excluidos.
El Gobierno impulsará la garantía y reparación de productos para reducir el impacto ambiental
Cuando el producto no tenga la durabilidad ofrecida, el cliente podrá elegir entre la reparación o la sustitución del mismo. La normativa ampliará de 3 a 5 años el plazo de inconformidad. De este modo, el consumidor solo tendrá que demostrar que el producto o servicio no es conforme a lo acordado.
Las empresas están obligadas a garantizar la existencia de piezas de repuesto hasta por 10 años, una vez que el producto deja de fabricarse. La medida duplicó el plazo mínimo para los fabricantes con el fin de impulsar un consumo más sostenible y reducir la obsolescencia.
Hace unas semanas el Ministerio de Consumo anunció la aplicación de un índice de reparabilidad para los productos eléctricos y electrónicos. Por medio de un sello visible en el embalaje, los consumidores sabrán si el dispositivo es fácil de arreglar.
El índice de reparabilidad comprende una nota de 0 a 10 que identificará lo fácil o difícil que es reparar un producto. La calificación será impuesta por el fabricante basados en una serie de parámetros designados por las autoridades.
Sumado a eso, los fabricantes deberán aportar documentación al Ministerio de Consumo para saber si las piezas y componentes son accesibles en el mercado.