Un dentista puede saber muchas cosas sobre nosotros. Si abusamos del chupete cuando éramos pequeños, si usamos hilo dental, si nos lavamos los dientes con suficiente regularidad… Esas son las más comunes. Sin embargo, también pueden descubrir si hemos tenido sexo oral recientemente.

Un anuncio sobre esto se hizo viral hace unos días, después de que un usuario de TikTok llamado cianmcbrien lo publicara en su cuenta. Lógicamente, causó un gran revuelo, después de que muchas personas se hicieran la gran pregunta: ¿Habían sabido todo esto tiempo sus dentistas cuando habían practicado sexo oral?

La respuesta es que puede que no hayan sido conscientes todas las veces. Sin embargo, si es una afición frecuente, posiblemente sí que se hayan dado cuenta.

Las ‘secuelas’ del sexo oral explicadas en TikTok

Con el inicio de la polémica, TikTok Dentist, un dentista que usa su cuenta para dar a conocer su profesión, decidió aclarar en una metáfora con emoticonos de piruletas a qué se refería en su publicación anterior.

De esta forma tan peculiar habló de algo conocido como petequias palatinas. ¿Pero qué es esto exactamente? Si desglosamos el término, las petequias son pequeñas lesiones, normalmente de color rojizo, que se dan cuando se daña un capilar.

Pueden ocurrir por una gran variedad de motivos, desde picaduras y alergias hasta pequeños pinchazos, golpes, succiones o pinzamientos de la piel. Las palatinas son las que se dan en el paladar y se generan por las mismas causas.

https://www.tiktok.com/@dentite/video/6926687625222950150?is_copy_url=1&is_from_webapp=v1&lang=en

Cuando una persona mantiene sexo oral, es habitual que el pene golpee reiteradamente en el paladar. Suelen ser pequeños toques, que ni siquiera causan dolor; pero, al ser tejido blando y sensible, es posible que genere contusiones. Además, la succión generaría una presión negativa que dilataría los vasos sanguíneos y facilitaría la formación de estas petequias.

Un caso real en el dentista

El sexo oral no genera petequias siempre. No obstante, si se hace frecuentemente y da la casualidad de que vamos al dentista justo cuando se ha formado una, es posible que sepa mucho más sobre nuestra intimidad de lo que él desearía.

Es precisamente lo que ocurrió en 2018 cuando un hombre de 47 años acudió a su dentista para una revisión rutinaria. Mientras le hacía el chequeo habitual, el sanitario detectó la presencia de petequias en el paladar blando. El paciente aseguró que no le dolían y que ni siquiera se había dado cuenta de que las tuviera.

Podrían deberse a alguna alergia o algún otro tipo de lesión. No obstante, cuando se le entrevistó sobre su rutina reciente, tuvo que acabar reconociendo que tres días antes había practicado sexo oral.

Así, el dentista concluyó que este había sido el motivo de la lesión y le tranquilizó, asegurando que remitiría por sí sola con el paso del tiempo. El informe del caso se publicó en BMJ Reports, lógicamente con los datos del hombre bajo anonimato.

Bastante tuvo con esa conversación con el dentista. Registrar su nombre para la posteridad en la literatura científica ya hubiese sido demasiado.