En 2018, un grupo de mujeres científicas se unió para reivindicar el problema que muchas de ellas estaban sufriendo al tener que elegir entre la maternidad y su carrera investigadora. Se trataba de la campaña #ocientíficaomadre. Este hashtag inundó las redes sociales con mensajes solidarios hacia todas las que se estaban viendo en la misma situación que ellas. Era una reivindicación necesaria. Y no solo en el campo de la ciencia, también en otras muchas áreas profesionales donde la conciliación laboral es todo un reto.
Han pasado casi tres años, pero ahora sabemos que aquellas protestas no cayeron en saco roto. Y es que por fin un juzgado ha reconocido la discriminación sufrida por una de estas científicas durante el reconocimiento de méritos para la obtención de un nuevo contrato investigador. Es un pasito más dentro de esa lucha que se reivindica hoy, 11 de febrero, con el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Una pequeña victoria para las mujeres científicas
El pasado 21 de enero, el Juzgado Central Contencioso administrativo nº 2 de Madrid emitió su sentencia con respecto a la demanda de María de la Fuente. Esta científica gallega se encontró cara a cara con el problema que otras muchas investigadoras habían sufrido cuando se le evaluaron sus méritos para concurrir a la convocatoria Miguel Servet tipo II convocada por el ISCIII en el año 2017.
Esta sería la segunda fase de un contrato de investigación. Para poder acceder a ella, debían evaluarse los méritos realizados durante la primera.
Por lo general, en las convocatorias en régimen de concurrencia competitiva para la incorporación de personal investigador a universidades, centros de investigación e institutos de investigación sanitaria, se incorporan supuestos de interrupción. Estos permiten ampliar el período de tiempo para la evaluación de méritos, típicamente durante un año por cada hijo. Sin embargo, es algo que no se contemplaba en este contrato.
Por eso, dado que en ese tiempo María había sido madre dos veces, las bajas lógicas por su maternidad computaron como tiempo no trabajado. De este modo, ella quedaba en desventaja con respecto a sus compañeros masculinos.
María quiso dar voz a este problema, pero no lo ha sufrido solo ella. Son muchas las mujeres científicas que deben elegir entre ser madres o ascender en sus carreras investigadoras.
Por eso ha sido una gran noticia esta reciente sentencia. En ella, se reconoce que hubo “una discriminación indirecta por razón de sexo que contempla el artículo 6.2 de la Ley Orgánica 3/2007, del 22 de marzo, de Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres”.
¿Y ahora qué?
Con motivo de esta sentencia, todos los Organismo de Investigación españoles que realicen evaluaciones de trayectorias científicas en régimen de concurrencia competitiva estarán obligados a establecer medidas correctoras en las convocatorias de contratos de investigadoras.
Es una pequeña victoria, que demuestra que las reivindicaciones de las mujeres científicas tienen un efecto sobre la sociedad. Pero aún queda mucho para que podamos hablar de igualdad. Lo contaba recientemente la física Laura Morrón en una entrevista para Hipertextual: “El día que no sea necesario el 11F, habremos llegado a donde debemos estar”.
Mientras tanto, aprovechamos esta jornada para recordar a las mujeres científicas que tuvieron que superar todo tipo de obstáculos a lo largo de la historia. Pero no sin olvidar que en el presente muchas de esas barreras siguen sin caer. Al menos, ahora sabemos que, gracias a aquella campaña nacida en 2018, algunas de ellas pueden comenzar a tambalearse.