Israel recuerda cómo el terremoto del 11 de septiembre de 2017 en México sacó a la luz muchos problemas. Como el mal estado de muchas viviendas, sobre todo en zonas del sur de la Ciudad de México. Xochimilco es un lugar conocido por los turistas por sus canales y sus mariachis; lo llaman ‘la Venecia mexicana’. Pero también es una de las zonas con mayores hundimientos del terreno, lo que provoca socavones en las calles y problemas en los domicilios como grietas. Esta es una de las consecuencias de la extracción de agua de los acuíferos, la llamada subsidencia, que podría poner en riesgo a 1.200 millones de personas en el mundo.

La zona de Xochimilco está ubicada al sur de una de las ciudades más grandes del mundo, con una población de cerca de 9 millones de personas. A principios del siglo XX, los manantiales reinaban en algunas zonas de Xochimilco, como Nativitas. “Mi padre decía que iba a beber agua a los manantiales en Nativitas, cuando era niño”, recuerda Israel. Con los años y ante el avance imparable de la ciudad y de sus construcciones, las aguas de estos manantiales se destinaron a abastecer la capital. A partir de ahí, empezó a escasear el agua.

Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) determinaron que la gestión del agua ha sido el motivo de hundimientos del terreno en muchas zonas de la Ciudad de México, así como la edificación masiva. La extracción de agua subterránea empezó a crecer, rezan los estudios, y se han vaciado los mantos acuíferos. El suelo de la capital mexicana es muy blando, poroso e inestable, lo que aumenta el peligro en la zona.

El hundimiento de la 'Venecia mexicana'

Hundimientos
Facebook

El problema ha ido creciendo poco a poco en zonas como Xochimilco, que fue una de las más afectadas por el terremoto de 2017. Israel recuerda cómo su hermano tuvo que abandonar su casa “porque el suelo se levantó y las bardas se fueron de lado”. “Muchas casas se perdieron. Toda esa zona fue muy afectada por las consecuencias de la escasez de agua en el subsuelo”.

Judith Morales lleva denunciando esta situación desde hace tiempo. Residente en Nativitas, es la portavoz de una asociación de vecinos que luchan contra las consecuencias del hundimiento del suelo. En las calles, los socavones ponen en peligro la seguridad de las personas que transitan o de los coches. Y, además, muchas viviendas tienen grietas o desniveles provocados por el hundimiento de una parte del terreno. El terremoto no hizo más que evidenciar esta situación y empeorar todavía más el estado de la infraestructura de lugares como Nativitas.

A pesar de la que han pasado años desde el terremoto, Morales explicó a Hipertextual que uno de los vecinos de la zona que sufrió desperfectos en su domicilio todavía no ha logrado que solucionen los problemas en su casa. “La Comisión de Reconstrucción dejó de hacer juntas desde el año pasado con los afectados del pueblo por la pandemia”. Mientras tanto, los vecinos de Nativitas siguen viviendo a diario con grietas, desniveles, socavones y el hundimiento de la tierra.

El mapa de los hundimientos

La Ciudad de México no es la única parte del país donde la extracción del agua subterránea ha provocado o puede provocar hundimientos del terreno. Otros estados como Celaya y Guadalajara también pueden verse afectados por la subsidencia y, desde enero, forman parte de un mapa mundial que identifica las zonas de peligro de hundimientos por la extracción de agua de acuíferos.

Hundimientos
La subsidencia en México/ IGME

El proyecto, liderado por Gerardo Herrera-García, investigador del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y publicado en la revista Science, incluye también a México como uno de los países que puede sufrir todavía más las consecuencias de la extracción de agua de los acuíferos.

En el caso mexicano, la tasa de hundimiento en algunos lugares puede sobrepasar los 20 centímetros. Herrera-García indicó que el país está en un momento de reconocimiento científico del problema para ir, poco a poco, tomando medidas. Mientras, los socavones provocados por el hundimiento de la tierra y las inundaciones son muy comunes en la capital, sobre todo en la larga temporada de lluvias.

Repercusiones sociales y económicas

Además de México, el mapa identifica otros lugares con riesgo de subsidencia como Yakarta. También España, en concreto, la cuenca del Guadalentín Segura, en Murcia. “En los años 90 hay una sequía muy fuerte, se extrae mucha agua subterránea de debajo de la ciudad, y empezaron a producirse daños en superficie por estos hundimientos. A raíz de eso, el Servicio Geológico empezó a colaborar con la región de Murcia para estudiar el fenómeno”, explicó Herrera-García en entrevista con Hipertextual.

Lo que provoca los hundimientos es que la extracción del agua sea superior a la recarga natural del acuífero. O sea, si se extraen, por decir, 10 litros y naturalmente se recargan 10, el nivel del agua no baja y no se produce este fenómeno. “Tiene que haber un déficit hídrico en el acuífero”, aclaró el investigador. Continuó:

“Esto ocurre en zonas del mundo que tienen problemas de abastecimiento de agua. Que tienen climas áridos o templados pero que tienen períodos largos muy secos. Ahí se puede producir esa extracción de agua en déficit y como consecuencia un hundimiento del terreno”.

Gerardo Herrera-García, investigador del IGME

Las consecuencias no son pocas. El artículo realizado por el grupo de investigadores alertó de un problema que puede provocar repercusiones sociales y económicas. En un corto plazo, la extracción de las aguas genera un riesgo mucho más alto de inundaciones por el hundimiento del terreno, sobre todo en regiones costeras y cuencas fluviales. A medio plazo, pueden aparecer desperfectos en viviendas y en construcciones. Según el mapa publicado en Science, en las zonas con una probabilidad alta de sufrir subsidencia viven cerca de 1.200 millones de personas y se asienta el 21% de las ciudades más importantes del mundo. Según un comunicado del IGME, para 2040, 635 millones de personas, asentadas sobre zonas inundables, podrían sufrir las consecuencias de este silencioso proceso.

Murcia: la crisis de los 90

La ciudad de Murcia vivió muy de cerca los efectos de la subsidencia. En 1996, tal y como indicaba Herrara-García, hubo una gran sequía que provocó un aumento de la extracción del agua subterránea. “Muchos edificios de la ciudad se movieron, se asentaron de manera diferencial y había edificios que se separaron y hubo conflicto en algún edificio”, explicó Jesús García, ingeniero de Caminos Canales y Puertos y Jefe de la Oficina de Planificación de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS). Pero este fenómeno no se ha vuelto a producir, al menos no a esa escala.

La zona del campo de Cartagena o el Valle de Guadadalentín, así como la de Lorca, son algunas de las que podrían estar en peligro por la subsidencia. Por eso se han establecido controles, a cargo del IGME. El instituto “controla distintos puntos, los analiza y controla”, indicó García y continuó: “Hacen estudios con los que pueden detectar variaciones de nivel a través de imágenes por satélite”.

Las medidas que se han tomado en Murcia desde los 90 han ayudado a que la situación no empeore con los años

A partir del año 96, también se han implementado medidas en la zona de Murcia ciudad y la extracción del agua “está condicionada a unas declaraciones de impacto ambiental en las que se ponen controles como medidas cautelares de esa subsidencia”.

Desde finales del siglo pasado, en la zona no se han detectado problemas generalizados relacionados con el hundimiento del terreno, a pesar de que este se hunde entre 1 y 2 centímetros al año. Muy lejos de otros ejemplos como el de Yakarta.

Un golpe de atención antes del hundimiento

La ciudad indonesia es uno de los lugares del mundo donde este problema causa estragos. La tasa de hundimiento es de 28 centímetros al año y la crisis ha llegado hasta tal punto que las autoridades podrían cambiar la capital a la isla de Borneo, donde este problema es menos grave. En el otro lado del espectro está Japón, un país que tuvo un gran problema de subsidencia en en los años 60 pero que empezó pronto a tomar medidas. Ahora, han conseguido controlar el problema. Gerardo Herrera-García aclaró:

“Inventaron un sistema de gestión de agua. Tienen monitorizadas las zonas que tienen este problema para anticiparse. Lo mismo ocurre en Holanda, donde una mayoría del territorio se sigue hundiendo. Todo su sistema de gestión de agua incluye estos diques de contención para evitar inundaciones”.

Gerardo Herrera-García

La clave es reconocer el problema a tiempo. En España, además de Murcia, se ha identificado como zonas con peligro de hundimiento por la subsidencia Barcelona, el Delta del Ebro, Zaragoza, Almería y Málaga. Sin embargo, Herrera-García reconoció que el problema no es grave en comparación con otras partes del mundo que sufren hundimientos de 20 centímetros cada año. “En España hemos pasado a reconocer el problema cuando pasa por primera vez en los 90 a poco a poco ir mejorando esa gestión del problema. Por ahora en España no tenemos tasas de hundimiento preocupantes”.

Sin embargo, este mapa es un golpe de atención para los gestores del territorio. En algunos casos, las medidas son urgentes porque el problema ya es una realidad. Pero hasta en lugares como España, donde una parte del territorio puede hundirse entre 1 y 2 centímetros al año, es necesario ser consciente de los efectos que eso puede ocasionar. “Hay muchas zonas que pueden sufrir hundimientos en el futuro. Pero esto es un problema bastante lento y gradual y que se puede ir corrigiendo si nos anticipamos un poco”, concluyó el investigador del IGME.

Las soluciones están sobre la mesa. Por un lado, se puede regular el volumen de agua para dar tiempo a que se produzca la recarga natural del acuífero o traer agua de otros lugares. Herrara-García propuso también planes de reinyección de igual residual en el acuífero para tratar que los niveles de agua se recuperen. Estas medidas ya se han tomado en algunos lugares del mundo y han demostrado ser eficaces. “Al final, conociendo que tienes el problema, midiendo la magnitud y tomando medidas para resolverlos, mejora la situación”.

Las consecuencias del terreno arcilloso

Las zonas que pueden llegar a sufrir con más intensidad las consecuencias de la subsidencia son aquellas con terrenos arcillosos. De ahí pueden derivar problemas más allá de los efectos de la extracción del agua. Hasta una fuga puede causar estragos en algunas viviendas.

Juan López es un vecino de Molina de Segura, un pueblo de Murcia con terrenos arcillosos a los que se juntan problemas con las instalaciones de agua. La primera vez que vio una grieta en su casa fue en el año 2006 y, años después, se juntó con otros vecinos que sufrían el mismo problema para intentar resolverlo.

Las zonas arcillosas son las más sensibles a sufrir las consecuencias de la subsidencia o de otros fenómenos como fugas de agua

López ha tenido suerte dentro de todo. En su vivienda ha encontrado grietas horizontales, que son las menos peligrosas y menos dañinas para la seguridad de los edificios. “El daño más grande son las humedades en la parte del sótano y en la parte que limita a los espacios exteriores. Eso provoca que se caigan los azulejos”, explicó López. Otros vecinos que viven a pocos metros de él tienen en sus viviendas grietas verticales, consideradas como más peligrosas y aperturas en la junta de separación por el movimiento de las viviendas. Fue en ese momento cuando decidieron tomar cartas en el asunto.

Los vecinos encargaron un estudio topográfico de la zona para determinar las acumulaciones de agua. “El estudio determinó que había un grado de humedad en la zona superior al que debiera. Una zona que no llueve prácticamente nada y los estudios que pagamos y encargamos nosotros se vieron esas humedades que procedían de algún sitio”, recordó Juan López a Hipertextual. Los problemas venían de las infraestructuras hídricas con deficiencias de mantenimiento, como un canal de riesgo muy antiguo que transcurre por la zona e incluso de posibles redes de abastecimiento no controladas.

Después de varias reuniones con el ayuntamiento, la tubería del canal de regante fue cambiada y ahora tiene controles de presión. El ayuntamiento de Molina de Segura confirmó a Hipertextual que el regante tuvo pérdidas, lo que provocó daños en las viviendas, y que por ese motivo fue arreglada.

Hasta la fecha, nadie se ha hecho cargo de los desperfectos en casa como la de López. El ayuntamiento afirmó que han recibido una reclamación patrimonial sobre este tema y que está en proceso y en fase de peritaje. Al respecto, Juan López comentó que un perito determinó que no existe riesgo de derrumbe del domicilio, al menos en su caso. Pero que, hasta la fecha, no ha recibido ayuda para arreglar las grietas y humedades. El caso de estos vecinos de Molina de Segura es uno más que demuestra los peligros de estos terrenos arcillosos. También cómo el agua, a pesar de ser indispensable, puede convertirse en un problema si no se gestiona y se administra de manera adecuada.