El 27 de marzo de 2015, el astronauta Scott Kelly viajó hasta la Estación Espacial Internacional, donde permanecería hasta el 2 de marzo del año siguiente. Mientras tanto, su hermano gemelo, Mark, permanecía en la Tierra. Ambos tienen la misma ocupación, pero esta vez solo uno de ellos volaría al espacio, por lo que suponían un modelo perfecto para estudiar los efectos que tienen este tipo de viajes sobre la salud y el material genético de quienes los realizan. De aquel experimento se extrajeron multitud de datos comparativos, que aún siguen estudiándose a día de hoy. Pero no son los únicos gemelos idénticos que han participado en un estudio científico.
El hecho de ser genéticamente idénticos les convierte en grandes modelos para analizar los factores ambientales que pueden afectar a nuestro ADN y nuestra salud. ¿Pero qué pasaría si estuviéramos equivocados en este punto? Un nuevo estudio, recién publicado en Nature, señala que, en realidad, los gemelos idénticos también pueden tener diferencias genéticas. Lógicamente, son mucho más pequeñas que las de los mellizos o cualquier otra pareja de hermanos, pero existen. Y es necesario tenerlas en cuenta.
Gemelos idénticos no tan idénticos
Los gemelos idénticos provienen de un solo zigoto, procedente de un espermatozoide y un óvulo, que una formado se divide para dar lugar a dos copias prácticamente idénticas.
Por el contrario, los mellizos se originan cuando dos espermatozoides fecundan dos óvulos, de ahí que su variabilidad genética sea mucho mayor. Pero, volviendo al origen de los gemelos, en el momento que el zigoto se divide, los dos zigotos comienzan a evolucionar independientemente como embriones, a medida que sus propias células se van dividiendo. Este proceso puede conllevar mutaciones, que no tienen por qué ser las mismas en ambos.
Concretamente, durante la primera semana el zigoto se divide varias veces, hasta dar lugar a una masa de 16 células, llamada mórula. Al final de esa semana se produce la implantación y el embrión pasa a una nueva fase, conocida como blastocisto. Una o dos semanas después, se forman las células denominadas PGCS. Buena parte de las mutaciones postzigóticas se generan en este periodo, justo antes de llegar a las PGCS. Esto puede hacer que la variabilidad entre gemelos idénticos sea mucho mayor de lo que se pensaba hasta ahora. ¿Pero hasta qué punto?
Diferencias que deben tenerse en cuenta
Para la realización de este estudio, sus autores contaron con la participación de 381 pares de gemelos idénticos y dos tríos de trillizos.
Se les tomaron muestras de su sangre y sus células bucales, aunque también se recogió una muestra de tejido adiposo. El objetivo era analizar las células somáticas o, lo que es lo mismo, aquellas que no son sexuales. También se tomaron muestras de sus padres, de sus parejas y de otros hermanos, para observar la variabilidad. Lógicamente, la similitud genética era extremadamente mayor entre ellos que con el resto de sus familiares.
Pero también había algunas diferencias. Concretamente, encontraron que diferían de media en 5’2 mutaciones generadas durante el desarrollo embrionario temprano. De hecho, aproximadamente en el 15% de grupos un gemelo contenía una cantidad mucho mayor de estas mutaciones que la del otro.
¿Qué implica esto?
En realidad, las diferencias de comportamiento posiblemente sigan debiéndose en una proporción mayor a factores ambientales. Concluyen esto al observar que, en este caso, las diferencias con sus parejas, con las que no están emparentadas genéticamente, son mínimas. También puede ocurrir con algunos fenómenos relacionados con la salud.
Sin embargo, los autores del estudio destacan que ciertos trastornos del desarrollo, como el autismo, que muchas veces se dan en uno solo de los gemelos idénticos, podrían estar relacionados con mutaciones diferenciales. Por eso, señalan que deberían prestarse más atención al ADN en estos casos. Al fin y al cabo, todos somos únicos. Incluso los gemelos idénticos.