Como el resto de fobias, la aracnofobia es un miedo irracional. La inmensa mayoría de arañas, a pesar de su aspecto amenazador, no suponen ningún peligro. Sí que es cierto que el veneno de algunas puede llegar a ser incluso mortal, aunque son minoría. Sin embargo, a veces el peligro no lo entraña precisamente su ponzoña, sino la presencia de bacterias resistentes a antibióticos en las arañas. Es la conclusión a la que ha llegado un equipo de científicos de la Universidad Nacional de Irlanda en un estudio publicado en Scientific Reports.

El origen de esta investigación estuvo en los numerosos casos de infecciones cutáneas sufridas en Irlanda e Inglaterra a raíz de la picadura de la falsa viuda (Steatoda nobilis), una araña que llegó desde las Canarias y Madeira a finales del siglo XIX. Por lo general su mordedura no suele causar síntomas muy diferentes a los de una picadura de avispa. No obstante, en los últimos años se han reportado un gran número de personas afectadas por agujeros supurantes y extremidades hinchadas, con amenazas de amputación. Incluso se ha documentado alguna muerte. Inicialmente no se comprendía cuál podía ser el motivo, si su veneno era el mismo de siempre. Pero con el tiempo, vieron que la culpa la tenían unas viejas enemigas de los sistemas de sanidad pública: las superbacterias.

Bacterias resistentes a antibióticos en las arañas

Desde hace tiempo se ha vinculado el empeoramiento de las picaduras de falsa viuda con la infección bacteriana.

Sin embargo, no estaba claro si los microbios habían sido inoculados por la propia araña, durante la mordedura o si, por el contrario, habían llegado a la herida después, cuando los afectados se rascaban con las uñas sucias.

Para dar una respuesta a este dilema, los autores del estudio que se acaba de publicar tomaron varias arañas y las llevaron al laboratorio. Había falsas viudas, pero también arañas de telaraña de encaje (Amaurobius similis) y arañas domésticas gigantes (Eratigena atrica).

Se tomaron muestras de todo su cuerpo, con especial hincapié en los quelíceros. Estos son esos apéndices que salen de su boca, como pequeños “colmillitos”, con los que inoculan el veneno.

En total, en las tres especies encontraron hasta 11 géneros bacterianos. Concretamente, en la falsa viuda había 22 especies, de las que 12 eran potencialmente patógenas para los humanos. Y algunas eran superbacterias. De las bacterias resistentes a antibióticos en las arañas, destacaron Pseudomonas putida, Staphylococcus capitis y Staphylococcus edaphicus, pues tuvieron las tasas más altas de resistencia.

Afortunadamente, todas ellas eran sensibles a un antibiótico común, llamado ciprofloxacino. Al menos por ahora. Si seguimos haciendo un mal uso de los antibióticos es posible que en un futuro también logren escaparse de los efectos de este. Y la culpa no será de las arañas. Ellas simplemente “recogen” bacterias del ambiente. Los humanos somos los únicos responsables de que hayan llegado hasta ahí y también los únicos que pueden evitar que todo vaya a peor.

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