Han pasado ocho meses desde que el coronavirus llegó a España. Y la situación ha cambiado mucho desde marzo. Desde el inicio de la pandemia, las mascarilla ha pasado de no ser obligatoria a tener que llevarla cada vez que uno sale de casa. Ahora, junto con el lavado de manos con agua y jabón frecuente, la mascarilla es una de las claves para prevenir la infección de COVID-19. Sin embargo, hay quien está empezando a tener dolor de mandíbula, ¿esto es por llevar a todas las horas mascarillas?
En primer lugar, hay que tener claro que las "alteraciones en la articulación témporo-mandibular" están muy relacionados con los trastornos psicológicos, explica en The Conversation Carles Subirà Pifarré, médico especialista en estomatología. Y director del Departamento de Odontoestomatología, Universitat de Barcelona. Sobre todo en personas que sufren alteraciones en la musculatura masticatoria, añade.
Y esto tiene sentido ya que nos encontramos en una situación que, a nivel psicológico, es muy dura. Personas que no pueden despedirse de sus familiares, meses confinados en casa, pérdida de puestos de trabajo; reducción del contacto con nuestra familia y amigos y, ahora, la cercanía de las fiestas que no podremos celebrar con nuestras familias. Todo junto puede causar ansiedad y depresión y, por ende, afectar a nivel mandibular.
Dolor de la mandíbula y mascarillas
Pero esto podría ir más allá de los problemas psicológicos. De hecho, ¿puede el uso diario de la mascarilla sumarse al dolor de mandíbula? Por desgracia, sí. "El uso diario de la máscara podría aumentar este tipo de trastornos de la articulación témporo-mandibular", señala Subirà.
"Movimientos habituales como empujar la mandíbula hacia adelante para sostener la máscara, para separarla de la boca y aumentar el espacio para la entrada de aire. Incluso apretar labios y dientes como reacción al miedo de forma inconsciente y repetida, podrían fatigar y sobrecargar los músculos faciales".
El dolor se localiza en los oídos, las sienes, la frente y otras zonas de la cara. "La transmisión del dolor desde los oídos hasta las sienes puede ser causada por el nervio auriculotemporal (que es una rama del nervio trigémino), y que se extiende justo por delante y por encima de la oreja hasta el cuero cabelludo", señala el especialista. El hecho de que las correas presionen la zona o que las varillas de las gafas protectoras (en el caso de los sanitarios) también haciendo compresión "puede causar dolor facial y dolores de cabeza".
Por otra parte, al respirar por la boca y no por la nariz, puede sentirse "un cierto ahogo", señala Subirà. "Al respirar por la boca, la mandíbula se mantiene ligeramente abierta y esto puede provocar que se desarrolle tensión en los músculos que la rodean".
No debería causar dolores
Ya sabemos cuáles pueden ser los problemas, por lo que ahora toca ponerles solución. Los salvaorejas o los extensores de las correas pueden ser dos soluciones. De esta forma, se podrían evitar los tirones o la compresión de las gomas de las mascarillas sobre las zonas doloridas.
En el caso de que el problema sea que uno respira por la boca, lo más sencillo es forzarse a cerrarla y respirar por la boca. Así la tensión de mantenerla abierta, desaparecerá. "En reposo, deberíamos respirar principalmente por la nariz. La respiración nasal agrega humedad y calienta el aire que respiramos, favoreciendo que la mandíbula permanezca en una posición de descanso", explica el estomatólogo.
En definitiva, parte del dolor mandibular puede venir debido a la propia situación. No obstante, también puede ser debido al uso incorrecto (y muy molesto) de la mascarilla. Para ello, lo mejor es evitar ciertas posturas de la boca, respirar por la nariz y, si nos molesta el roce de las gomas sobre la cara, los salvaorejas y los extensores. Ahora ya sabemos que no hace falta sufrir para llevar las mascarillas.