Borat, la creación más chirriante y controversial del humorista británico Sacha Baron Cohen regresó con la polémica a cuestas. Después de poner en una incomodísima situación al ex alcalde de Nueva York Rudy Guiliani, recibir críticas por burlarse de una sobreviviente al Holocausto e incluso comentarios sobre la forma en que utiliza “la buena fe” de norteamericanos durante la apresurada filmación, ahora la película se enfrenta a un boicot que podría echar al traste cualquier intento del equipo de producción de promocionar el film de cara al Oscar.

Esta semana, organizaciones como la Asociación Estadounidense de Kazajistán, solicitaron de forma pública en un comunicado un boicot en contra de las posibilidades de cualquier promoción de la película con cara a nominaciones al Oscar 2021, e incluso cualquier otro premio otorgado por asociaciones de periodistas o de personalidades relacionadas con el mundo del entretenimiento.

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La producción no solo es una burla a ciudadanos desprevenidos, sino que también utiliza la promoción de todo tipo de prejuicios para lograr “humor fácil y grotesco”. Como si todo lo anterior no fuera suficiente, la petición insiste en que el film promueve “el blanqueo, los estereotipos étnicos, el racismo, la apropiación cultural y la xenofobia”.

Es la solicitud más seria que hasta ahora ha enfrentado el film protagonizado por el británico Sacha Baron Cohen. A días de su estreno, el equipo de producción debió lidiar con varias amenazas de demandas, incluyendo una que acusaba al humorista de abusar de la buena fe de la sobreviviente al Holocausto Judith Dim Evans. La hija de la reconocida activista por la conmemoración y recuerdo del genocidio nazi acusó a Baron Cohen de incluir a su madre sin que esta supiera que estaba en medio de una sátira. Después, agregó que toda la secuencia — que incluye al comediante en medio de una conversación en Sinagoga mientras lleva un disfraz que resume todos los estereotipos judíos — fue una forma de “burlarse del Holocausto y la cultura judía”. No obstante, la demanda fue desestimada.

Pero la solicitud de la Asociación Estadounidense de Kazajistán es mucho más seria y específica. Se pide que la película no sea considerada en ninguna de las premiaciones futuras del año entrante, además de evitar cualquier situación pública que pueda dar difusión a Borat. Algunos miembros de la asociación intentaron una maniobra legal para evitar el lanzamiento de la película en la plataforma de streaming Prime Video, sin lograrlo.

Una solicitud de envergadura

Pero la petición no tiene únicamente el apoyo de la comunidad kazaja en Hollywood: la Academia de Cine de Hollywood y el Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas, también se unieron en una crítica conjunta al tono y a la manera en que Borat presenta a Kazajistán, un país pequeño de Asia Central y antigua república soviética que aún debe lidiar con su identidad territorial y cultural.

“La comunidad kazaja en todo el mundo está subrepresentada y es intrínsecamente vulnerable. Nuestra nación todavía se está recuperando de un pasado colonial opresivo, por lo que no tenemos una representación sustancial en los medios”, señala la carta en la que se critica al equipo de producción por maltratar la imagen pública de un gentilicio que no tiene manera de contrarrestar lo que llaman la “publicidad excesiva y negativa” del film.

En el 2006, la producción fue una de las grandes sorpresas del año y un éxito de taquilla que sorprendió a Hollywood. Su secuela, filmada en secreto durante la pandemia, se convirtió según Deadline en el mejor estreno en números de audiencia para el canal Amazon Prime Video, convirtiéndose en el contenido más sintonizado y descargado por los suscriptores desde el lanzamiento de la plataforma.

“Sacha Baron Cohen comprende este hecho y explota a Kazajstán, secuestrando nuestra identidad étnica, blanqueándonos al presentarnos como europeos del este e incitando al acoso hacia los kazajos en todo el mundo”. La imagen que brinda Baron Cohen de los Kazajos ha irritado a la mayor parte del pequeño país, en donde corrieron ríos de tinta para señalar la forma en que se les retrata en el film.

Al momento del estreno del film, Baron Cohen se defendió de las críticas y dejó claro que la película era una comedia en la que intentó mostrar la realidad estadounidense “que pocas veces se debate” y que la nacionalidad de Borat “no tiene importancia alguna”, además de agregar que se trata de un juego de interpretaciones erróneas. “Esto es una comedia y el Kazajistán del filme no tiene nada que ver con el real. Elegí este país porque nadie en Estados Unidos sabe nada sobre él, lo que nos permitía crear un mundo salvaje, cómico y falso”. Claro está, las explicaciones del humorista no resultaron suficientes y por ahora, la batalla en corte — y fuera de ella — no ha hecho más que empezar.