En 2012, un director emergente sorprendió al público y a la crítica con una película llamada Beasts of the Southern Wild (llamada en español Una niña maravillosa). Causó un gran impacto de la ópera prima de Benh Zeitlin, fue nominada a los premios de la Academia de 2013 en cuatro categorías. A mejor dirección, mejor guion adaptado, mejor película y mejor actriz para lo joven Quvenzhané Wallis. Tuvieron que pasar muchos años para que Zeitlin regresara con un nuevo largometraje; se trata de Wendy, de la que hablaremos a continuación (sin spoilers).
Wendy está presente en el programa del Festival de Sitges 2020 que en Hipertextual hemos estado cubriendo a lo largo de sus jornadas. Así pues, este segundo largometraje de Benh Zeitlin llega con bastante expectativa. Y es que estamos ante el nuevo título de un cineasta sorprendente con una versión libre de la conocida historia de Peter Pan. Las malas noticias son que Zeitlin no alcanza con Wendy su propia marca.
Eso sí, debemos decir que esta cinta tiene elementos muy interesantes. El hecho de centrarse en la pequeña Wendy nos habla de que el director intenta diferenciarse de las muchas otras adaptaciones de la historia de James Matthew Barrie, la cual fue escrita originalmente como obra de teatro en 1904. Por otro lado, el manejo técnico y toda la producción de Wendy son muy sorprendentes. Lo malo, como decíamos, es que no le alcanza con esto para emular la calidad del primer largometraje del director.
'Wendy', de un relato fantástico al sinsentido
Lo ideal sería que las películas de un director se definieran por sí mismas. Aunque también es cierto que algunos directores tienen una cierta marca característica, lo que se podría englobar como estilo. Lo delicado de esto es que se puede caer en la repetición y la reiteración de elementos y fórmulas que terminen por mermar los aciertos de una cinta. Esto pasa en Wendy, que a pesar de crear una atmósfera especial y un universo fantástico que sorprende por su cercanía y, sí, su parecido a Una niña maravillosa, le afectan más que ayudarle.
No todas las debilidades de Wendy tienen que ver con la marca tan alta que el propio Zeitlin se puso. La que más afecta al resultado global es su historia que hacia la mitad de la película nos deja atónitos con sus decisiones y también con sus varios sinsentidos. Pues se vuelve extrañamente abstracta y hasta indescifrable, pero no en un buen sentido. Nos da la impresión de que no respeta sus propias reglas ni sus propias lógicas que son de por más válidos en relatos de fantasía.
Los que no crecen
Hacia el final de las cosas se vuelven más difíciles, ya que Wendy intenta dejar una especie de moraleja que para entonces ya no cae nada bien. Y es que, como sabemos, la historia original de Peter Pan se centra en este peculiar personaje que se niega a crecer y odia el mundo de los adultos. En Wendy esto es representado con gran desprecio hacia un grupo de ancianos que fueron de los Niños Perdidos pero tuvieron dudas y preocupaciones por el futuro.
Además, la famosa tierra de Nunca Jamás es representada como una isla con un volcán que "juega" con los niños y una extraña presencia que Peter y los demás Niños llaman "Madre". Este ser, que más que una metáfora es una criatura que habita las profundidades y cuida de los pequeños. Madre desdeña a los adultos del lugar, es decir, a aquellos que se olvidaron de ser niños y envejecieron. Pese a lo anterior, todo deriva en una secuencia que nos recordará a Terrence Malick, pero que no encuentra un buen lugar en donde aterrizar.
Es de destacar que los niños actores son sorprendentes, todos tienen momentos estupendos. La pequeña Devin France que interpreta a Wendy, así como Yashua Mack, el chico que da vida a Peter Pan, se desenvuelven de forma extraordinaria. El resto del reparto también es muy acertado, así como las localizaciones y, como decíamos, la producción en general.
Así pues, podemos resumir que en Wendy muchas cosas funcionan pero no en su conjunto. Tal vez por eso se siente un relato desmadejado con grandes momentos y un final que cierra cuando ya se nos ha caído el interés por ese mundo fantástico tan prometedor.
