El presidente de Samsung, Lee Kun-hee, ha fallecido este domingo 25 de octubre, según ha informado la propia compañía en un comunicado. Este llevaba hospitalizado desde 2014, cuando sufrió un ataque al corazón.
El secretismo que rodeaba desde entonces el estado de salud del magnate ha sido total, haciendo gala de una opacidad que también caracterizó al empresario a lo largo de sus años de vida previos. La causa de su muerte no ha sido declarada en la carta emitida por parte de la gigante tecnológica.
"Con gran tristeza anunciamos la muerte de Lee Kun-hee, presidente de Samsung Electronics. El presidente Lee falleció el 25 de octubre acompañado de su familia, incluido el vicepresidente Jay Y. Lee”, ha apuntando la firma.
Creando una compañía puntura
A Kun-hee se le achaca el éxito que ha logrado recabar Samsung a lo largo de los años, convirtiéndose en un enorme conglomerado con ramificaciones que se extienden a lo largo de numerosas áreas del sector tecnológico. Así, la compañía pasó únicamente de vender televisores a posicionarse como un fabricante líder en el sector de los smartphones, los microprocesadores o las pantallas, actuando de proveedor para otras empresas del momento.
Su liderazgo al frente de la archiconocida empresa surcoreana no ha estado libre de escándolos y polémica, siendo acuasado y condenado por evasión fiscal, aunque finalmente fue perdonado por el entonces presidente de Corea del Sur Lee Myung-bak. El hasta ahora presidente de Samsung era la mayor fortuna del fortuna del país, con su empresa generando alrededor de una quinta parte del Producto Interior Bruto (PIB) nacional.
El sucesor de Samsung, también en el punto de mira
Samsung necesita ahora encontrar a quien sustituya a Lee Kun-hee, aunque las papeletas apuntan de manera evidente a que será Jay Y Lee, hijo de este y vicepresidente del conglomerado, quien tome el relevo.
No obstante, lo hará también sin estar absento de polémica. Lee fue condenado en 2017 por soborno y malversación de fondos, saliendo de prisión al año siguiente. Ahora, salvo sorpresa, será el encargado de mantener la posición de la empresa más significativa del país.