Autor: Geraldine Soengas. Una etapa de un viejo y desechado cohete chino y un difunto satélite militar ruso pasarán a menos de 12 metros de distancia el 16 de octubre de 2020 a las 00:56 UTC, según el servicio de rastreo de desechos espaciales LeoLabs.

Existe un 10% de posibilidades de que ambos objetos colisionen a una altitud de 991 kilómetros sobre el Mar de Weddell, justo en la Península Antártica.

"Esta es probablemente una de las peores colisiones accidentales que hemos visto en mucho tiempo", ha comentado la arqueóloga espacial Alice Gorman de la Universidad Flinders, en Australia, a ScienceAlert.

Los 2 objetos son sustanciales, con una masa combinada de unos 2.800 kilogramos, viajando en direcciones opuestas con una velocidad relativa de 14,7 kilómetros por segundo. La etapa de cohete forman parte de un Long March 4B lanzado el 10 de mayo de 1999. Y es que, después de haber transportado su carga útil con seguridad, la etapa fue descartada, un procedimiento bastante normal durante décadas.

Asimismo, el satélite militar ruso es un Parus de unos 825 kilogramos de peso, lanzado el 22 de febrero de 1989 y utilizado anteriormente para la comunicación y la navegación.

El satélite ya no está operativo, por lo que ningún objeto puede comunicarse o maniobrar para evitar un choque, según Science Alert.

Sin embargo, a principios del año se evidenció una situación similar.

En este sentido, 2 viejos satélites pasarían a una distancia de 15 a 30 metros uno del otro, con una probabilidad de colisión de 1 en 100. Más tarde, navegaron inofensivamente uno al lado del otro.

Al igual que a principios del año, esta vez la posibilidad de colisión se complica por la forma de la nave espacial. Pero, incluso si la colisión tuviera lugar sobre una región densamente poblada, no hay riesgo para los habitantes de la Tierra.

Aún así, el choque de ambos objetos crearía una lluvia de pequeños escombros. Y, aunque se quemaría al entrar en la atmósfera, es probable que se quede en la órbita terrestre baja creando riesgos para otros objetos de ahí arriba.

"No estamos todavía en una posición en la que podamos remover activamente cualquier escombro como este. Así que estará ahí arriba por un tiempo. Y debido a la altitud de unos 1.000 kilómetros, este material no va a volver a entrar en cuestión de semanas o meses. Es probable que parte de ella esté ahí arriba durante bastante tiempo", ha explicado Gorman.

Actualmente, la tasa de colisiones es bastante pequeña. De hecho, en los últimos 10 años constituyeron únicamente el 0,83% de todos los eventos de fragmentación en la órbita de la Tierra baja.

Sin embargo, colisiones más serias llevarán al Síndrome de Kessler, un escenario propuesto por el consultor de la NASA Donald J. Kessler en el cual el volumen de basura espacial en órbita baja terrestre sería tan alto que los objetos en órbita serían impactados con frecuencia por la basura, creándose así aún más basura y un mayor riesgo de otros impactos sobre otros objetos.

Así, el espacio cercano a la Tierra sería básicamente inutilizable.

"Aún no hemos llegado al punto del Síndrome de Kessler. Pero, ¿cuánto más cerca en el tiempo nos lleva esto a ese punto?", ha analizado Gorman.

"Tendremos una inyección repentina de una gran cantidad de escombros que era impredecible. Y esto significa que hay una probabilidad de que otras cosas colisionen con esos pedazos de escombros. Eso complica un poco la situación", ha añadido.

Si bien es cierto que este sería el peor de los casos, de acuerdo con los cálculos de probabilidad de LeoLabs no es probable que ocurra.

El problema es que, incluso si los 2 objetos se pierden, es solo cuestión de tiempo antes de que algo grande colisione en el espacio cercano a la Tierra.

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