Hace mucho que la web dejó de ser un simple servidor casero con archivos HTML y alguna imagen a los que acceder desde tu propia computadora. La web se ha vuelto muy compleja en muchos sentidos, y hoy se nutre de tecnologías como CSS, CDN, gestores de contenido, analítica web, SEO, cookies y otros elementos de tracking.
La buena noticia es que esta complejidad es invisible al usuario. Nosotros indicamos qué página web queremos ver y ésta se carga en segundos. Además, en muchos casos se personaliza ofreciendo contenido acorde a nuestros gustos. Pero la mala noticia es que, en ocasiones, algunas páginas emplean elementos de seguimiento que exceden la relación que hemos establecido como usuarios con esa página web.
Navegadores web como Firefox, Brave o Safari han ido incorporando avisos o bloqueos para limitar la carga de estos elementos de tracking. Con todo, conviene saber que al cargar una página web, puede que no todo lo que abra el navegador tenga que ver directamente con esa página.
Para tener una visión más amplia sobre cómo ciertas páginas web atentan contra nuestra privacidad, existen herramientas como Blacklight, en sus propias palabras, un inspector de privacidad de sitios web en tiempo real. Su labor, mostrarnos todo lo que ocurre al cargar una página web en tu navegador.
Qué hay bajo la superficie
Usar Blacklight es tan simple como indicar una dirección URL y pulsar en Scan Site. En unos segundos obtendrás los resultados. Básicamente, sabrás si esa página web emplea ad trackers, cookies de terceros y otros elementos de seguimiento web como tracking que se saltan el bloqueo de cookies, grabadores de sesiones o keyloggers online.
Si no conoces ninguno o alguno de estos elementos, la propia herramienta Blacklight te lo explicará brevemente al pulsar en cada uno de ellos. Por ejemplo, algunas páginas web emplean “Facebook Pixel”, un fragmento de código que envía datos a Facebook sobre los visitantes de determinada página web.
En cuanto al keylogging, algunos sitios web capturan el texto que escribes en una página web antes incluso que pulses el botón correspondiente de enviar dichos datos. Con esta opción, determinadas páginas web pueden averiguar quién se esconde detrás del anonimato simplemente introduciendo información que luego decide borrar.
Pero hay más. En ocasiones se cargan elementos que graban la sesión obteniendo información sobre movimientos del ratón, clics, scrolling, etc. Los datos obtenidos pueden servir para entender cómo los usuarios interaccionan con una web, pero también pueden usarse para obtener contraseñas o información bancaria del usuario.
La información es poder
Detrás de Blacklight se encuentra The Markup, una organización de periodistas especializados en tecnología y que se dedican a analizar cómo los gigantes de internet se benefician de nuestros datos. Es decir, levantan la alfombra de internet para ver qué hay debajo y cómo Google, Facebook u otros hacen lo que hacen y que callan.
En paralelo a sus investigaciones decidieron lanzar su propia herramienta de análisis para saber qué elementos de tracking se activan al cargar páginas web. En concreto cargan la página web emulando un navegador al azar y detectan violaciones de privacidad en forma de scripts y código.
Si te interesa saber cómo se creó y qué tecnologías emplea Blacklight puedes saber más en un artículo publicado en septiembre por sus propios creadores.
Por lo demás, Blacklight no es la única en su especie. El buscador DuckDuckGo ofrece su propia herramienta para vigilar si las páginas web que cargas respetan tu privacidad o no. Y navegadores web como Brave bloquean por defecto estos elementos de seguimiento. Es más, Apple, por ejemplo, ha introducido estos bloqueos en sus versiones más recientes de Safari.