El hallazgo de exoplanetas orbitando a estrellas ajenas a nuestro Sol se ha convertido en algo ya casi habitual en las noticias sobre astronomía. Sin embargo, hay algunos planetas que “prefieren” ir por libre, sin ninguna estrella que los retenga. Son los conocidos como planetas rebeldes, objetos celestes que circulan libremente por el espacio, sin soles a los que orbitar.

Las técnicas utilizadas habitualmente para detectar planetas se basan en la observación de perturbaciones en la luz de las estrellas a las que orbitan. Por eso, encontrar a estos astros flotantes es mucho más complicado. Cuando se logra es una gran noticia. Y, si además de eso el nuevo hallazgo es el más pequeño registrado hasta el momento, aún más. Ese es precisamente el caso del planeta que acaba de describir en un estudio recién publicado en
Astrophysical Journal Letters un equipo de astrónomos de la Universidad de Varsovia. Ahora bien, si no hay estrella anfitriona en la que detectar cambios en su brillo, ¿cómo han podido llegar hasta él?

Así se buscan los planetas rebeldes

Para detectar planetas rebeldes se recurre a una técnica basada en la búsqueda de microlentes gravitacionales.

Este es un fenómeno por el cual un objeto masivo, al que llamaremos lente, puede desviar la luz de un objeto de fondo brillante. Esto se debe a que la gravedad de la lente actúa como una gran lupa que dobla y magnifica la luz de las estrellas alejadas.

El problema es que, para que esto ocurra, el planeta, la Tierra y la estrella deben estar muy bien alineados. Por eso, no se puede centrar la atención en una sola estrella; ya que, como ha explicado en un comunicado uno de los autores del estudio, el doctor Przemek Mroz, en ese caso “habría que esperar casi un millón de años para ver la fuente microlente”.

Estos inconvenientes se evitan analizando muchísimas estrellas a la vez. Uno de los proyectos que se encargan de esto es OGLE, un estudio dirigido por la Universidad de Varsovia, que se basa en los datos recogidos por un telescopio situado en el Observatorio de las Campanas, en Chile. Este analiza simultáneamente millones de estrellas, ubicadas en el centro de nuestra galaxia, en busca de cambios en su brillo.

planetas rebeldes
Jan Skowron / Observatorio Astronómico de la Universidad de Varsovia

El más pequeño de los hallados hasta ahora

La duración de los eventos de microlente está relacionada con la masa del objeto que actúa como lente. Cuanto menor es esta, menor es el tiempo.

Por lo general, si los provocan planetas rebeldes, la duración suele ser de unas pocas horas. Sin embargo, el que acaban de describir estos científicos polacos apenas alcanzó 42 minutos. Era el más corto que se había detectado hasta el momento, lo cual significa que se encontraban ante el planeta flotante menos masivo.
Concretamente, calcularon que debe ser un poco más pequeño que la Tierra, aproximadamente del tamaño de Marte.

Se concluye que es de los “rebeldes” porque, si estuviese girando alrededor de una estrella, esta también habría influido el evento de microlente. Pero no fue así. Esto permite asegurar que no hay una estrella acompañando al planeta, al menos en una distancia de 8 unidades astronómicas (8 veces la distancia entre la Tierra y el Sol).

¿Qué podemos aprender de los planetas rebeldes?

Aunque en un principio su nombre nos suene a banda de punk, hay muchas cosas que podemos aprender de los planetas rebeldes.

Para empezar, los científicos tienen mucho interés en conocer su origen. Se cree que se formaron como planetas convencionales, orbitando alrededor de una estrella, pero que por la influencia gravitacional de otros objetos acabaron siendo expulsados fuera de su sistema.

Este es un dato interesante; ya que, de ser así, su estudio nos permitiría conocer mejor los albores de sistemas planetarios jóvenes, como el nuestro. Ahora, con este último descubrimiento, tienen un objeto más que estudiar con este objetivo.

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