Apple acaba de anunciar los nuevos iPhone 12, que llegan con una importante novedad respecto a las generaciones anteriores: ninguno de ellos incluye un cargador en su caja. Pero esto, que puede causar polémica entre algunos compradores, es un problema muchísimo menor de lo que puede parecer.
La idea principal que Apple intenta incentivar con esta decisión en los iPhone 12 es la protección del medio ambiente. La inclusión de un adaptador de corriente en la caja de cada iPhone conlleva dos problemas: por un lado, los residuos derivados del propio cargador; y, por otro lado, los residuos derivados al tener que hacer una caja más grande (la producción de la misma, la logística, etc.). Estas dos cosas, que pueden parecer insignificantes, tienen muchísimo impacto en el medio ambiente si tenemos en cuenta que Apple vende decenas de millones de iPhone cada trimestre.
Desde el punto de vista del consumidor, suplir su ausencia es más fácil de lo que puede parecer. Es común que, a lo largo de los años, hayamos acumulado adaptadores de pared de otros productos electrónicos que perfectamente podrían recargar el iPhone 12. Y si ese no es el caso, siempre se puede adquirir por muy poco dinero un adaptador de pared, muchos de los cuales, por cierto, incorporan varios puertos, por lo que puedes cargar varios productos de forma simultánea con un mismo enchufe.
Esta solución, evidentemente, conlleva una inversión inicial, pero la clave de este movimiento está en la reusabilidad. La idea es que, una vez tengas un adaptador de corriente, lo utilices durante años e incluso con diferentes teléfonos hasta que este se dañe. En otras palabras: el objetivo es extender la vida útil de estos adaptadores en lugar de reemplazarlos cada vez que compras un nuevo teléfono. El medioambiente, a largo plazo, acabará agradeciendo esta contribución.