¿Qué hay de verdad en Jurassic Park? ¿Los velociraptores se comunicaban con un aullido ronco? ¿Los Trex corrían a la misma velocidad que un coche? ¿Los saurópodos diplodócidos son una especie hervíbora? Si creciste en la década de los noventa y fuiste uno de los tantos niños que se apasionó con Jurassic Park (1993) de Steven Spielberg, con toda seguridad habrás creído sin dudas cada una de las cosas que la saga mostró en pantalla

Aunque la mayoría de ellas fueran meras especulaciones y unas cuentas, fruto de la fértil imaginación del guionista de turno. Y aunque más de un paleontólogo ha dicho que las especulaciones de la franquicia se basan en algunas cuantas teorías relativamente válidas, vale la pena hacer un repaso de lo que es cierto — o no — en el Universo de las películas, ahora que Netflix está a punto de estrenar la versión animada de la historia y un nuevo film de la franquicia se encuentra entre la lista de estrenos postpandemia.

Ese peligro misterioso

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Si fuiste uno de los fanáticos que corrió a la primera gran función de Jurassic Park, allá por el año 1993, te debe haber impresionado esa pequeña criatura en apariencia frágil que surgía del barro mientras el infame Dennis Nedry (Wayne Knight) trataba de escapar de la isla.

Si no recuerdas bien la escena, te contamos como sigue: Mientras Nedry intenta llegar al muelle para escapar llevando muestras genéticas del parque, su todo terreno escolea en medio del fango, lo que obliga al científico a bajar del vehículo. Y es allí cuando tropieza con una pequeña criatura, a la que trata de apartar con las manos abiertas.

No obstante, no sólo no lo logra, sino que la enfurece, lo que provoca que despliegue una membrana circular alrededor del cuello y le escupa veneno al rostro.

¿Existió una criatura exótica semejante? Pues sí: el Dilophosaurus vivió durante el Jurásico, pero su aspecto es de hecho una licencia artística que seguramente, los productores consideraron necesario para acentuar su carácter peligroso. Que algún paleontólogo tenga noticia, no sólo no tenía colores radiantes — lo habría puesto en peligro — sino que además, lo más probable es que no fuera venenoso. Los fósiles que se han encontrado de la especie, no muestran el agujero bajo la mandíbula que indica una posible bolsa de veneno y mucho menos, uno de la envergadura para un animal de semejante tamaño.

También habría sido mucho más grande que en Jurassic Park: según los huesos recopilados de la especie, podría suponerse que un Dilophosaurusm, habría alcanzado unos seis metros de longitud. ¿Tenía esa bonita cresta alrededor de la cabeza? Sin duda, aunque no de colores vivos y por supuesto, sin el objetivo de llamar la atención de sus enemigos. Lo más probable es que se tratara de un atributo sexual entre machos y hembras.

A la velocidad de un Velociraptor

Si te ocurrió como Alan Grant (Sam Neill) y una de tus pesadillas es que un Velociraptor te persiga a toda velocidad, puedes estar tranquilo: según la mayoría de los fósiles encontrados, las criaturas malignas, rápidas y sagaces imaginadas por Steven Spielberg y su equipo, son por completo distintas a cómo fueron en la realidad.
Para comenzar, el Velociraptor en realidad habría sido del tamaño de un pavo, lo que reduciría a una de las estrellas cinematográficas más temidas del Universo de la ciencia ficción a la mitad de su envergadura en pantalla, menos que lo que se vio en Jurassic Park.

Pero además, realmente se habría parecido a un ave y lo más probable es que tuviera plumas, a juzgar por los fósiles encontrados y los restos de lo que parecía ser un considerable plumaje alrededor de varias partes del cuerpo. Según varias teorías, las plumas pueden haber evolucionado para la termorregulación, porque además eran animales de sangre caliente. ¿Sorprendido? Lo más probable es que el terrorífico motivo de tus pesadillas tuviera un aspecto de un ave gorda y grande, antes que el de un reptil de afilada inteligencia.

El temido — y por una vez, relativamente realista — T-REX

'Jurassic Park' - Universal Pictures, Amblin Entertainment

Según los científicos del Museo de Historia Natural de Londres Susie Maidment y Paul Barrett, la imagen del Tyrannosaurus Rex, enorme, peligroso y sin duda letal, es la más cercana a la realidad entre todas las interpretaciones sobre las criaturas de Jurassic Park imaginadas por Steven Spielberg. Barret explica que “la fuerza de mordedura del Tyrannosaurus era aproximadamente tres veces más fuerte que la de un león africano: tenía la mordedura más fuerte de cualquier animal que se haya medido” También, la imagen de los brazos pequeños, pegados al cuerpo es real: ‘No sabemos por qué las extremidades anteriores se redujeron tanto en T. rex. Podría ser que no se usaban mucho para la captura de presas y eran estructuras vestigiales que se perdían gradualmente a través de la evolución.

Ahora bien, según los científicos, en lo que si exageraron los guionistas y el grupo creativo detrás de Jurassic Park, fue en un hecho concreto: la velocidad con que el Tyrannosaurus persigue a un Jeep que acelera a toda velocidad. A juzgar por el desarrollo de sus patas traseras y envergadura general, lo más probable es que la especie correr con la rapidez de un ser humano. El Tyrannosaurus probablemente era un cazador competente, aunque lento.

De modo que aunque es probable que una criatura de semejante tamaño si pudiera embestir con todo su peso — ¡Buena esa, Spielberg — lo más probable es que cualquier animal al que acechara pudiera escapar con relativa facilidad.

¿Decepcionado? ¿asombrado? Sin duda, la saga Jurassic Park ha sido una fuente de interés por completo nueva en el mundo de la paleontología, pero también, de una buena cantidad de equívocos. ¿Habrá nueva información que debatir en la nueva serie que Netflix está a punto de estrenar? Sólo resta esperar.

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