El verano es una época perfecta para ver las estrellas. La temperatura por la noche es agradable para estar al aire libre y tenemos más tiempo para trasnochar. Además, tienen lugar un gran número de eventos astronómicos dignos de observar, como las famosas perseidas. Sin embargo, nuestro afán por disfrutar del cielo puede dar lugar a un serio problema de contaminación lumínica en los observatorios.

Muchos aficionados consideran que las cercanías de estos centros de investigación son lugares idóneos para sus actividades de ocio. Pero ese es un problema para las personas que trabajan en ellos, ya que las luces de coches y linternas interfieren sus observaciones, haciendo muy complicada su labor. En el Observatorio de Calar Alto, en Almería, lidian con este problema muy a menudo, aunque se vuelve especialmente problemático en los días de máxima visibilidad de las lluvias de estrellas más famosas. La semana pasada, durante el pico de las perseidas, algunos instrumentos tuvieron que apagarse, pues era imposible trabajar con ellos.

Ante tal situación, estos trabajadores piden a los amantes de la astronomía que, precisamente por lo mucho que les apasiona su labor, se conciencien sobre este problema. Realmente, no son conscientes de lo perjudiciales que resultan las luces de sus coches o sus linternas. Por eso es importante que comprendan el problema.

Focos de luces transformados en bólidos

Durante la noche del 12 de agosto, José María Madiedo tuvo que apagar las cámaras con las que desarrolla su labor.

Este astrofísico, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía, es también el responsable del proyecto SMART, que se encarga de detectar el impacto de meteoroides en la atmósfera terrestre.

Para ello, cuentan con una serie de cámaras que se encuentran activas continuamente, pero solo comienzan a grabar cuando detectan luces en movimiento en el cielo. Así, pueden detectar grandes bólidos y otros fenómenos de interés astronómico. Aunque no todas las noches son iguales, de media suelen grabar unos tres o cuatro vídeos en tres horas. En cambio, durante el pico de las perseidas, en sus tres primeras horas de observación tomaron alrededor de 1.500. Esto se debe a la detección de las luces procedentes de linternas y focos de coches.

No obstante, no se puede descartar que en alguno de esos vídeos hubiese algo interesante, por lo que todos deben revisarse. Y eso es un problema. “Normalmente, tardo unos quince segundos de media en revisar cada vídeo”, ha explicado Madiedo a Hipertextual a través de una llamada telefónica. “Eso supone que, sin hacer ninguna parada para descansar los ojos ni levantarme ni un momento, tardaría unas seis horas en revisarlos todos”.

Si para analizar la información de tres horas requiere invertir seis, sería imposible estudiar los vídeos de toda una noche. Por eso, finalmente se optó por apagar las cámaras, a pesar de que eso suponía que algo interesante quedase sin grabar. Este es uno de los problemas de la contaminación lumínica en los observatorios, pero no el único, ya que una simple linterna apuntando al cielo puede introducir interferencias en las observaciones directas de los astrónomos.

amantes de la astronomía

Contaminación lumínica en los observatorios

La carretera de acceso al Observatorio de Calar Alto es pública, por lo que desde el centro no pueden restringir el paso de vehículos por ella. “Otros observatorios, como el de Sierra Nevada, se encuentran en un paraje natural, de modo que sí pueden restringirse los accesos”, señala Madiedo. “Sin embargo, en nuestro caso no podemos”.

De cualquier modo, no es eso lo que quieren. Los astrónomos mantienen que no tiene ningún problema con que el público visite sus instalaciones, siempre que sea en fechas concretas y bajo situaciones controladas.

“El mensaje que queremos dar a la población es que no es necesario subir al observatorio para ver las perseidas”, narra Jorge Iglesias, Jefe del Grupo de Astronomía de Calar Alto. “Tenemos un programa de visitas, para que quien lo desee pueda visitar las instalaciones, pero para eso hay un espacio y un tiempo que organizamos de forma que se perturbe lo menos posible el trabajo que se realiza en el observatorio, tanto de día como de noche”.

Los dos insisten en que saben que quienes interfieren en su trabajo con sus luces no lo hacen con mala fe. Es más, la mayoría son amantes de la astronomía, que precisamente buscan un lugar alejado de la contaminación lumínica. Pero, con su forma de proceder, inconscientemente están instalando la contaminación lumínica en los observatorios.

“Para ver las perseidas basta con alejarse un poco de las ciudades, pero ni siquiera es necesario subir a la montaña”, narra Iglesias. “Acercarse a las instalaciones solo es necesario si vas a acceder a los telescopios, pero en este caso no es necesario porque las perseidas se ven a simple vista”.

¿Cómo podemos ayudar?

“Cuando las personas que trabajamos en el observatorio nos desplazamos por él por la noche utilizamos las luces de emergencia o las luces de posición del coche”, aclara el responsable del proyecto SMART.

Esta podría ser una solución, pero sigue sin ser lo mejor, puesto que igualmente es necesario acceder hasta allí, usando las luces del vehículo desde la carretera. Por eso, la mejor opción siempre es llevar a cabo la observación en otro lugar, alejado de los telescopios que usan los astrónomos. En caso de querer ver cómo trabajan y conocer más a fondo el centro siempre se puede acudir a una de las visitas guiadas que organizan en la mayoría de ellos.

Tener esto claro es importante para cuidar uno de los mayores tesoros de nuestro patrimonio. Hemos aprendido a cuidar la historia de un lugar, su flora, su fauna y sus paisajes, pero nos olvidamos de su cielo. Aprendamos a cuidarlo y cuidemos también a quienes cada noche lo custodian, para ayudarnos a conocerlo un poquito mejor.

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