Entre principios de 2016 y finales de 2019, los pequeños temblores de terreno se volvieron casi parte del día a día de los habitantes de una zona concreta de Estados Unidos. Un enjambre de terremotos en California generó estas vibraciones constantemente, por motivos que durante un tiempo se mantuvieron como un misterio.
Ahora, sin embargo, un equipo de científicos del Instituto de Tecnología de California, la Universidad de Texas y el Laboratorio Nacional de Los Alamos parece tener una respuesta. La han conseguido gracias a un modelo de inteligencia artificial, cuyos resultados se han publicado recientemente en Science.
El origen de los terremotos en California
Este misterioso suceso tuvo lugar al sur de California, cerca de la reserva india de los Cahuilla.
Al principio eran unos temblores casi imperceptibles. Poco a poco fueron aumentando su frecuencia, pero muy pocos eran detectados por la población. De hecho, al darse en una zona muy poco poblada, pasaron totalmente desapercibidos hasta 2017, cuando un aficionado a los terremotos envió un correo a la Red Sísmica del Sur de California, preguntando sobre una serie de pequeños seísmos que creía haber detectado. En la primavera de 2018, según una publicación de The National Geographic, comenzaron a darse alrededor de un millar cada mes. La mayoría seguía siendo prácticamente indetectables, aunque algunos provocaban temblores de muebles que intranquilizaban a los habitantes de la zona.
Finalmente, en el ocaso de 2019, todo terminó, dejando atrás una ristra de 22.698 seísmos.
Los geólogos que se encargaron del estudio de este enjambre de terremotos en California originalmente se centraron en el análisis de una falla ubicada en la zona. Estas estructuras son fracturas, normalmente planas, que se generan en el terreno por el deslizamiento de dos bloques. Se consideran activas cuando se han movido una o más veces en el periodo de 10.000 años. Esto se reconoce por la aparición de terremotos, por lo que esta estaba claramente activa. ¿Pero cómo pudo dar lugar a tantos temblores?
Movimiento de fluidos
Estas fallas normalmente se conciben como estructuras planas, formadas solamente por la fractura llana sobre el terreno.
Sin embargo, estos científicos decidieron que para entender su comportamiento era necesario obtener una representación tridimensional.
Lo hicieron con ayuda de redes neuronales, que utilizan algoritmos de inteligencia artificial a través de nodos que se asemejan a las conexiones de neuronas del cerebro humano. Procesaron la información de cada uno de estos eventos sísmicos, con magnitudes que iban desde 0’7 hasta 4’4 en la escala Richter. De este modo, se podían discernir tanto las ubicaciones como el momento exacto de cada uno de ellos. El modelo mostró una falla de 8 kilómetros en cuyo interior posiblemente había un depósito subterráneo que inicialmente estaría aislado de la fractura, pero con el tiempo pudo filtrarse en ella.
Esto llevaría a que el fluido, quizás agua o dióxido de carbono líquido, se “inyectara” en el interior de la falla, desequilibrando su presión y fricción y dando lugar a esos temblores. Dichas conclusiones se obtienen, entre otros motivos, porque la radiante de terremotos avanza del mismo modo que lo hace un fluido. El interior de la falla consta de una estructura laberíntica, por lo que se detectaron varios caminos. Sin embargo, algunos de ellos se extinguieron mucho antes que el resto, posiblemente porque el líquido llegó al final de una grieta. Otras veces parecían detenerse pero de repente seguían por otra bifurcación, como “un río que fluye alrededor de una roca”.
Este estudio no solo ha dado respuestas sobre los terremotos en California. También puede ayudar a comprender mejor estos enjambres que, al contrario que otros seísmos, no comienzan con un temblor de mayor magnitud, seguido de pequeñas réplicas, sino que no parecen seguir un orden. Aunque sean pequeños, el hecho de ser tan aleatorios y desordenados puede llevar a sorpresas desagradables. Por eso es tan importante conocerlos bien.