Los protagonistas de la historia son las personas. Sin embargo, dependerá de quién te la cuente que conozcas a unos o a otros personajes. Y en ocasiones, la historia se simplifica tanto, para poder entenderla, que hay nombres que saltan de la lista y caen en el olvido. También puede ser que su paso por la historia sea tan breve que resulte inevitable olvidarles o no prestarles atención.
Como decía en la introducción a este artículo, cuando alguien pregunta quién creó tal o cual empresa, hay nombres que salen solos. La asociación es automática. Facebook y Mark Zuckerberg, Apple y Steve Jobs, Microsoft y Bill Gates, Amazon y Jeff Bezos, Tesla y Elon Musk. Pero aunque la idea del genio que trabaja en solitario y lo consigue todo es muy atractiva, las cosas no son tan simples.
Es el caso de Google, el buscador de internet que cambiaría para siempre la manera en que accedemos a la Web y que se gestó en la Universidad de Stanford. Todos conocemos a sus fundadores, Larry Page y Sergey Brin, cuya historia juntos empieza en 1995 y que acaba con la fundación de una de las empresas más importantes en la actualidad, un gigante que abarca internet y la tecnología en prácticamente todos los campos. Pero en esta ecuación hay un tercer nombre, alguien que contribuyó a que Google fuera como fue en un primer momento. La buena noticia es que fue recompensado por ello y que su vida siguió adelante. Veamos cómo.
El nacimiento de Google que conocemos
Dicen las crónicas que Larry Page y Sergey Brin se conocieron en la Universidad de Stanford en 1995 mientras ambos preparaban su doctorado en Ciencias de la Computación. En concreto, se conocieron durante unas jornadas de orientación para estudiantes recién llegados.
De esta amistad surgió un trabajo conjunto que daría como fruto un artículo académico titulado “La anatomía de un motor de búsqueda web hipertextual a gran escala”. Exacto, parece una definición de lo que es el buscador Google. Por cierto, si tenéis curiosidad podéis leer sus veinte páginas en inglés, ya que el documento es público.
Ya en sus primeras líneas vemos que este artículo es una declaración de intenciones y, en la práctica, la carta fundacional de lo que será Google. “En este estudio presentamos Google, un prototipo de un motor de búsqueda a gran escala que hace un uso de la estructura presente en el hipertexto. Google está diseñado para rastrear e indexar la Web de manera eficiente y producir resultados más satisfactorios que los sistemas actuales”.
No olvidemos que la internet de entonces es más artesanal, y que el principal buscador es Yahoo!, que básicamente organizaba y categorizaba los enlaces prácticamente de manera manual. Page y Brin quieren automatizar el proceso de selección y organización de los resultados de búsqueda y en ese estudio de veinte páginas explican detalladamente cómo lo van a hacer. Obviamente, no comparten el algoritmo que lo hará posible.
Decía que Page y Brin se conocieron en 1995. Al año siguiente, 1996, empiezan a trabajar en Google, aunque se llamará temporalmente Backrub, que en inglés se puede traducir como frotar la espalda o, directamente, masaje. Un juego de palabras difícil de traducir y que se debe a que el código era muy hábil analizando backlinks, enlaces que recibe una página web desde otra. Y el resultado será el estudio antes citado que será publicado en 1998.
Durante ese año, Page y Brin pulirán su código en busca de alguien que financie su empresa, Google Inc.. Ese alguien será nada más y nada menos que Andy Bechtolsheim, uno de los fundadores de Sun Microsystems, impresionado por la demostración de Google y que invertirá 100.000 dólares estadounidenses. A esa suma hay que añadir otros 900.000 dólares que recibirán de otros inversores de la talla de Jeff Bezos, fundador de Amazon. Así pues, el 21 de septiembre de 1999, Google estará disponible para todo el mundo de manera definitiva.
¿Qué hay del tercer hombre?
Ahora que tenemos fresca la historia de cómo Larry Page y Sergey Brin crearon Google, volvamos al tema que nos ocupa. ¿Qué papel juega el tercer fundador que, en realidad, no es tal?
Volvamos a 1996. Page y Brin andan enfrascados en su proyecto de investigación que dará como fruto el estudio antes mencionado, y en consecuencia, un buscador web. Por entonces son estudiantes de doctorado en Stanford. Bien. En un principio, en el proyecto estaba involucrada una tercera persona, Scott Hassan, un programador a quien debemos el código original del buscador que conocemos como Google.
Para ser exactos, la idea inicial la tuvo Larry Page: aplicar las matemáticas a la Web. Para hacer esto posible, necesitó de la ayuda de un programador de la talla de Hassan. Y al tiempo se incorporó Brin. Como prueba de ello, la primera versión de Google, entonces BackRub (agosto de 1996) y que estaba hospedada en la página oficial de la Universidad de Stanford, incluía una nota de Larry Page.
La nota, al pie de la página, decía que BackRub había sido escrito en Java y Python, funcionaba en Linux en varios ordenadores Sun Ultra e Intel Pentium y, que “Scott Hassan y Alan Steremberg” habían proporcionado una gran cantidad de ayuda. También agradecía la participación de Sergey Brin.
De Alan Steremberg sabemos más bien poco. Es el presidente de Weather Underground, un servicio de información meteorológica hiperlocal que cuenta con aplicaciones móviles y que fue adquirido por IBM en 2015. Desconozco su papel en Google pero en sus perfiles online suele incluir el título de cofundador de Google.
En cuanto a Scott Hassan, su historia no acaba con BackRub. No llegó a estar presente en la creación de Google como empresa. Estos son los motivos.
Toda una vida después de Google
Scott Hassan no pasaba por allí por casualidad cuando Larry Page le pidió ayuda. Hassan también era estudiante de doctorado en Stanford. Tanto Page como Brin y Hassan coincidieron en el proyecto Stanford Integrated Digital Libraries, que por aquel entonces pretendía crear una biblioteca digital donde recopilar la información y material generados dentro de la universidad. Para ello era necesario diseñar una infraestructura y unos servicios asociados. Algo a lo que hoy estamos acostumbrados, la digitalización, pero que en aquel entonces empezaba. El proyecto siguió durante años en varias fases, pero esta es otra historia.
El caso es que Hassan ayudó a Page con el código del programa que sería BackRub y luego Google. No sabemos hasta qué punto. Lo que sí sabemos es que al año siguiente, en 1997, Hassan creó su propia punto com, eGroups, inicialmente llamada FindMail. Se trataba de una página web que gestionaba listas de correo, muy populares en aquel entonces, cuando no existían los foros y mucho menos las redes sociales.
Parece ser que a Scott Hassan se le dio bien, pues ya en 1998 logró una inversión de 810.000 dólares. Excite quiso comprarla, sin éxito, y recibió otra inversión de más de 5 millones. Finalmente, en agosto de 2000, eGroups fue comprada por Yahoo! para integrarla como Yahoo! Groups. El precio, 432 millones de dólares en forma de acciones.
Pero la historia de Hassan no termina aquí. Indirectamente, tuvo otro éxito, pero en este caso solamente como inversor. En 2001, dos de sus antiguos empleados en eGroups, David Jeske y Brandon Long, fundan Neotonic Software, una empresa relacionada con la atención al cliente por correo electrónico. Dos años después, 2003, será adquirida por Google.
El salto a la robótica
Según citan algunos medios, en 2003 Scott Hassan ya era milmillonario. De ahí su perfil bajo y su tranquila vida con su mujer e hijos en Palo Alto. Pero alguien como Hassan necesitaba retos, y pronto llegó Willow Garage.
Scott Hassan fundó Willow Garage en 2006 como una incubadora de empresas y un laboratorio de robótica. Su propósito, relacionar hardware y software aplicados a la robótica personal. Como curiosidad, de este vivero surgieron otras siete empresas dedicadas a la robótica, dos de ellas compradas por Google en 2013: hiDOF e Industrial Perception.
Sin embargo, en 2014 cerró sus puertas. Sus empleados se recolocaron principalmente en Suitable Technologies, una de las empresas nacidas en la propia Willow Garage, y que, básicamente, había creado el propio Scott Hassan.
En su nueva faceta como impulsor de la robótica personal, Hassan dedicará su segunda etapa, como fundador y CEO de Suitable Technologies, creando productos tan llamativos como un robot con ruedas, pantalla y cámara que permitía hacer videollamadas. Su nombre es Beam, está disponible en dos modelos y tiene clientes de la talla de General Electrics, Amazon, IBM, AT&T o Microsoft.
Problemas legales
La última etapa de la vida de Scott Hassan no es tan prometedora como todo lo que hemos visto en líneas anteriores. Por un lado, un proceso de divorcio que lleva en activo desde 2015. En paralelo, la bancarrota de su empresa Suitable Technologies.
Haya o no relación entre ambos hechos, por un lado Hassan se enfrenta a un divorcio cuyo trámite legal lleva dándose desde hace cinco años, un proceso complicado debido a la complejidad legal y financiera. Por otro lado, la declaración de bancarrota de Suitable Technologies tras pérdidas de más de 50 millones de dólares entre 2013 y 2018.
Según un artículo de Forbes de febrero de este año, los problemas de Hassan con Suitable empezaron en 2019. Una empresa accionista, Huynh, demandó a Hassan por un supuesto incumplimiento de deber fiduciario. El motivo, querer vender activos de Suitable a una empresa danesa, Blue Ocean, a un precio de 400.000 dólares, un precio muy bajo con el propósito de reclamar una pérdida fiscal. Sin embargo, el trato no se cerró a pesar de que el juicio sigue en curso en Delaware. Y, según algunos expertos, como defensa, Hassan optó por la bancarrota.
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Así pues, el tiempo dirá cómo acabará esta situación, haya o no jueces de por medio. Dejando a un lado este pequeño bache, o incluso con él, no podemos negar que la vida profesional de Scott Hassan ha estado repleta de éxitos. Desde su colaboración con Google a su vivero de empresas pasando por sus empresas eGroups y Suitable Technologies. Quién sabe qué le depara a Hassan en el futuro.