Gracias a la ficción de cine y televisión todos sabemos que cuando un vehículo sufre un accidente, explotará en mil pedazos. Pero solo cuando el protagonista se haya alejado lo suficiente. La ficción también nos ha enseñado a dirigirnos a nuestros superiores “con el debido respeto”. También que las distintas agencias y cuerpos de seguridad se llevan mal entre sí. Y que los malos tienen mala puntería y que los buenos son tan rápidos que pueden esquivar una bala.
Por motivos varios, las cosas que vemos en una película o serie de televisión difieren de la realidad. En ocasiones, nos sirven de referente y nos ayudan a aprender o a hacernos una idea de algo, pero no siempre son un buen referente y pueden hacer que en la cultura popular permanezcan ideas equivocadas como el ruido de explosión en el espacio o un mito que permanece en nuestros días, el de esperar 24 o 48 horas antes de denunciar una desaparición.
Esa frase la habrás oído en prácticamente cualquier serie o película, normalmente estadounidense, ya sea antigua o reciente. De ejemplos los hay a puñados, y la escena suele ser idéntica. El familiar de un desaparecido llama por teléfono a la policía o va directamente a su comisaría más cercana. El funcionario al cargo suele preguntar cuándo fue la última vez que vio a la persona desaparecida. Y en la mayoría de los casos, suele decirle que hasta pasadas 24 o 48 horas no puede hacer nada. Según el argumento de la historia, ese funcionario puede adornar esa frase indicando que ya aparecerá, que no tiene importancia o que está saturado de trabajo y no puede dedicarse a esa desaparición concreta.
El mito de las 24 horas en desapariciones está tan interiorizado en la cultura popular y por los guionistas de Hollywood que centraba series como Without a trace, Sin rastro en España, que trataba precisamente de una división del FBI dedicada a las desapariciones. Para empezar no existe tal división, aunque el FBI se dedica a esa tarea en situaciones concretas y en colaboración con las autoridades locales. Pues bien. Su sinopsis dice así: “Usando los vastos recursos de su oficina, el equipo, liderado por el agente Jack Malone, corre contra el tiempo en la estrecha ventana de 72 horas después de una desaparición”.
De sentido común
Hay un dicho popular que dice algo así como que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Esta frase se aplica muy bien a este error frecuente en la ficción. Y es que, si paramos a pensarlo, ¿qué sentido tiene esperar 24 o 48 horas? Si alguien se ha perdido o ha sido víctima de un secuestro, esperar tanto tiempo es más un problema que una solución.
Está claro que para que el argumento de una serie o película siga su curso, en ocasiones hay que retorcer la realidad. Una película sobre un padre o madre coraje no sería tal si la policía resolviera el caso a los diez minutos de metraje.
En España, la Guardia Civil publicó un post hace tres años en su canal oficial de Facebook desenmascarando este mito de las 24 horas. La realidad es que cuando alguien desaparece, debes denunciarlo cuanto antes mejor. Por mucho trabajo que tengan las fuerzas de seguridad de tu ciudad o país, el sentido común nos dice que cuanto antes denuncies un delito, antes se resolverá. O como dice otro tópico de la ficción policial, “hay que seguir las pistas mientras están frescas”.
Eso sí. Hay que dejar claro que no se puede denunciar una desaparición así como así. Denunciar una desaparición de alguien que salió a comprar hace una hora, resulta cuanto menos curioso. Pero cuando alguien está ilocalizable cuando siempre estaba disponible, no se encuentra en ninguno de los lugares que suele frecuentar y nadie conocido le ha visto dentro de su rutina diaria, es momento de preocuparse. Es decir, hay mucha diferencia entre las 8 o 10 horas que puedas necesitar para darte cuenta de que alguien conocido ha desaparecido y esas 24 a 48 horas.
Por suerte, no toda la ficción comete este error. Fuera de Hollywood, en la miniserie inglesa A Confession, protagonizada por el popular actor Martin Freeman, la desaparición de la que parte la historia se produce a las pocas horas, cuando sus familiares y pareja se dan cuenta de que no saben dónde se encuentra. La propia policía inicia su búsqueda en cuanto es notificada de la desaparición.
Por otro lado, el género documental ha contribuido a arrinconar este mito, ya que los documentales sobre desapariciones o crímenes, al estar basados en hechos reales, no suelen caer en esta trampa argumental de las 24 o 48 horas de espera.
La pregunta es, ¿cómo se inició este mito? ¿Es algo habitual en Estados Unidos y que no se produce en otros países?
Será cosa de USA
Respuesta rápida. No. En España se recomienda denunciar una desaparición lo antes posible, siempre y cuando estemos seguros de que se trata de una desaparición. Pero en otros países sucede lo mismo.
Podríamos pensar que lo de esperar 24 a 48 horas antes de denunciar una desaparición es algo propio de quien vive en Estados Unidos. De ahí que se reproduzca este mito en la ficción estadounidense.
Pues bien. La archiconocida policía de Nueva York, conocida por sus siglas NYPD y que cuenta con constantes apariciones en series y películas, explica en su página web cómo se dedican a esclarecer casos de desapariciones.
Y entre otras cosas, dicen: “Llama al 911. No hay motivo para esperar 24 horas”. “Hay un mito común entre el público de que hay que esperar 24 horas antes de denunciar la desaparición de alguien, pero no es así”. Es más, apuntan que “pierdes un tiempo valioso durante esas 24 horas”.
Lo curioso es que si viajamos de la ciudad de Nueva York al estado de Michigan, nos encontramos con algo un poco distinto. La policía estatal de Michigan, en su página web, da algunas pautas sobre qué hacer si alguien conocido ha desaparecido. Entre los primeros consejos está el contactar con amigos y familiares. Todo bien hasta aquí. Pero en uno de los consejos se apunta que “dependiendo de la política del departamento de policía, se le puede pedir que espere entre 24 y 72 horas antes de tener en cuenta su denuncia”.
La única excepción, “menores desaparecidos o personas sospechosas de ser víctimas de juego sucio”. Tal cual. También añade a esa excepción de las 24 horas a “personas vulnerables”, es decir, menores de 18, mayores de 65, con enfermedades físicas o mentales, deprimidas o con tendencias suicidas o en las que la desaparición sea algo fuera de lo normal.
Resulta contradictorio. En algunos casos, recomienda denunciar cuanto antes. Es más, recalca que “nunca es demasiado pronto” para denunciar. Pero en otros, dependerá del policía que te atienda.
Está claro que no es lo mismo una persona de avanzada edad que necesita tomar medicamentos cada 12 horas que un adulto independiente al que solo ves un par de veces por semana. Pero si echamos un vistazo a la página web de la ciudad de Roseville, en el estado de Michigan, el departamento de policía copia tal cual las indicaciones mostradas en la página del Estado pero elimina la mención a las 24-72 horas. Es decir, que tal mención parece algo del pasado.
La policía federal de Australia también incluye la pregunta a si hay que esperar 24 horas antes de denunciar. En su página titulada Myths and facts, Mitos y hechos, advierte de que es mejor denunciar cuanto antes si tienes dudas sobre la seguridad o situación de esa persona. En Reino Unido también se lucha contra el mito, y en Canadá también avisan que no hay un periodo de tiempo de espera antes de denunciar.
Una práctica caduca
Podemos seguir buscando, pero el resultado será el mismo. En la página oficial del Estado de California, en un artículo donde habla de personas desaparecidas, dice claramente que “no hay un periodo de espera antes de denunciar la desaparición de alguien”.
Sabemos, pues, que en la actualidad, el mito de las 24 horas es solo eso, un mito. La duda está en de dónde viene dicho mito. Tal vez del mismo lugar de donde las madres aprendieron que no podíamos bañarnos hasta esperar varias horas después de comer, no nos fuera a dar un corte de digestión.
Las cosas han cambiado mucho. Hace unas décadas, no había teléfonos móviles. Unas cuantas décadas más atrás, no había ni tan siquiera teléfono fijo en las casas, y para llamar debías ir a casa del vecino o a un establecimiento público. Lo mismo debió ocurrir en Estados Unidos. El cine y la TV nos han contado, en esta ocasión con acierto, que hay zonas muy despobladas en las que cuesta encontrarte con alguien, algo frecuente en la primera mitad del siglo pasado, lo que seguramente haya contribuido a difundir esta práctica policial. Hoy en día solo queda un remanente en manuales desfasados, pero en aquellos tiempos debió ser frecuente esperar al menos 24 horas hasta saber si dicha persona había desaparecido o no. No había un teléfono móvil al que llamar.