Tiger King se ha convertido en pocas semanas en un fenómeno. Coincidiendo con la cuarentena a causa de la COVID-19, las visualizaciones de esta serie documental se han disparado en Netflix, haciendo que esta oscura intrahistoria entre personajes sórdidos y tigres enjaulados haya sido también de lo más comentado en redes sociales.

El documental nos va contando la historia rodeada de crimen e ilegalidades de Joe Exotic, el gerente de un ‘zoo de carretera’ en Estados Unidos que lleva años lucrándose criando y vendiendo tigres y exponiéndolos en sus instalaciones, que no son precisamente una oda al bienestar animal, sino más bien todo lo contrario.

Aunque Exotic -más convertido en personaje que en persona real- declara en un sinfín de ocasiones su cuanto menos discutible 'amor' por los animales, el documental sirve para ejemplificar la falta de regulación y escrúpulos que existe en varios estados norteamericanos en lo que respecta a legislación animal, y el enorme problema muchas veces escondido del tráfico y comercio con animales exóticos.

Tigres, leones, leopardos de las nieves, grandes simios... a lo largo de sus capítulos vamos viendo la impunidad con la que se opera a la hora de vender estos animales. Aunque, eso sí, resulta complicado discernir si en Tiger King nos impacta este maltrato animal en sí mismo, o simplemente sirve como un decorado aún más espectacular para una historia de crimen y rencillas ya de por sí increíble.

De un modo u otro, en el metraje se cuenta que en la actualidad se calcula que existen más tigres en cautividad solo en Estados Unidos (unos 10.000, según el Fondo Mundial para la Vida Silvestre) que en libertad en todo el mundo, donde solo quedarían unos 3.900. Y aunque al ver las idas y venidas de Joe Exotic podamos pensar que algo así nos puede resultar lejano, lo cierto es que en España, si bien la regulación de protección animal está más avanzada, el panorama general no difiere tanto.

"En España a día de hoy sigue siendo posible tener un tigre como mascota si se cumplen con unos requisitos, la cría y comercio de grandes felinos que han nacido en cautividad está amparada por la ley, y aunque se ha mejorado bastante, sigue habiendo centros de exhibición donde se fomenta el contacto directo con los animales y su uso como espectáculo", cuenta a Hipertextual Marta Merchán, Directora de AAP Primadomus, organización que trabaja en el rescate y rehabilitación de animales exóticos, especialmente de grandes mamíferos, y cuyo centro es el único que acoge grandes felinos rescatados en España.

En sus instalaciones en Villena (Alicante) hay en la actualidad una treintena de grandes felinos que en la mayoría de casos proceden de circos por su edad o han sido incautados por la Guardia Civil a dueños que no los tenían en regla. En Primadomus estos felinos son rehabilitados y después transferidos a otro centro donde puedan quedarse de forma definitiva, aunque, como en el caso de los tigres que se ven en Tiger King, jamás podrán ser introducidos en la naturaleza.

"Son animales que han vivido y nacido en el peor de los casos en una jaula, y por desgracia no es posible reintroducirlos en el que sería su hábitat natural. Su vida ya va a ser siempre distinta a lo que tendría que haber sido, y ahí la mejor opción es buscarles un centro donde puedan tener ya un hogar permanente es las mejores condiciones posibles", explica Merchán. Así, los felinos que pasan por Primadomus son tras ser rehabilitados enviados a zoos que cumplen con unos estándares altos de bienestar animal, otros centros de acogida o santuarios.

La legislación española sobre especies exóticas y sus numerosos vacíos

En Tiger King se muestra lo que se llama un zoo de carretera: un centro de exhibición a menudo muy poco cuidado que es común en Estados Unidos. Se denominan así porque literalmente suelen estar en la salidas de grandes carreteras invitando a las familias de viaje a hacer una pausa en ellos. "Lo peor de estos centros es que se fomenta el contacto de los visitantes con los animales y la exhibición de los mismos", opina la directora del centro Primadomus, quien en su carrera también ha luchado por dar a conocer la situación de muchos animales en España en el que podría ser el mayor análogo a estos 'zoos de carretera' en Europa; los circos con animales.

Natasha, una de las tigresas rescatadas en el centro de AAP Primadomus

Aunque en los últimos años numerosas ciudades españolas y casi todas las capitales de provincia han legislado para declararse ciudades sin circos con animales, sigue sin existir una norma estatal. "El mundo de los circos y los animales siempre ha estado falto de una regulación concreta. Cumpliendo con ciertos requisitos de responsabilidad civil, sanidad, seguridad y algunos muy escasos a nuestro juicio de bienestar animal, los circos pueden exhibir animales y algunos de ellos cuentan con su propio núcleo zoológico, lo que les da la opción de criar".

En España la legislación no prohíbe el comercio de animales exóticos -a menos que se consideren especies invasoras-, ni amenazados, cuando proceden de padres que han vivido en cautividad, lo que incluye a los tigres. Tampoco es ilegal su tenencia como 'mascota' o animal privado si se cumple el mismo requisito, el cautiverio del cachorro o sus antepasados. Sin ir más lejos hace unos meses se hizo conocido el caso de un tigre blanco que había sido intervenido en el jardín de una casa en El Rebollar (Alicante). Sus 'dueños' fueron detenidos por tráfico de drogas, pero el animal en sí mismo no incumplía ninguna legislación.

Le preguntamos a Merchán cómo es posible que se permita algo así, que sea legal tener un felino que puede llegar a los 300 kilos como 'mascota'. "Existen varias directivas europeas y la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), que persiguen el tráfico de animales en peligro, pero como decimos solo de los que están en su hábitat. Así que sí, lamentablemente se puede tener un tigre como mascota, salvo en algunas autonomías que han legislado como Andalucia, Region de Murcia, Madrid y Navarra. En el caso de un tigre, si ha sido criado en cautividad, está registrado en la normativa CITES, y se cumple la legislación con respecto a animales peligrosos, se puede adquirir y tener en propiedad, por extraño que parezca", nos cuenta.

"La legislación en España con respecto al mascotismo de animales exóticos es muy deficiente, la norma de núcleos zoológicos es del año 1975... hay mucho por hacer", señala Merchán, que cree no obstante que en los últimos años ha habido un avance en concienciación que hará que pronto también haya un impulso legal, especialmente tras la creación de la Dirección General de Derechos de los Animales.

Para Primadomus, la receta legal por la que habría que postar sería la de una creación de 'listados positivos'. "En lugar de dejar muchos espacios grises, se trataría de decir qué únicos animales se pueden tener como mascotas (perros, gatos, canarios...), y no dar cabida a que la gente tenga hasta tigres", concluye.