Autor: Ana Zarzalejos

"Las situaciones de crisis sacan lo mejor de las personas", asegura Javier Colás, antiguo presidente de Medtronic y actual director de innovación de Esade y presidente en Additum Blockchain.

Así es como él explica el éxito de una impresionante colaboración público privada que ha hecho que los hospitales Vall d'Hebron y Clínic de Barcelona, el hospital La Paz de Madrid y el instituto de investigación Carlos III de Madrid cuenten con unos robots que permiten hacer 2.400 pruebas de PCR cada día.

Colás explica que es un esfuerzo de muchas empresas, ministerios y voluntarios que tiene su origen en la idea del propio director de innovación de Esade y 4 amigos: Rocío Martínez, investigadora española del King's College de Londres; Andreu Veà, profesor, investigador; Sandra Figaredo, consultora en Llorente y Cuenca; y María Parga, presidenta del consorcio Alastria.

En un webinar organizado por Esade, Colás ha explicado cómo se gestó toda la operación, bautizada como proyecto Super Robot 10, para traer las líneas de producción robotizadas a nuestro país.

Al presidente de Additum Blockchain, el brote de coronavirus le pilló antes que al resto de españoles porque se encontraba en Singapur a finales de enero. A pesar de que vio las acciones que ya empezaba a tomar el país allí— que está recibiendo una segunda oleada de brotes después de que sus medidas iniciales parecieran contener la propagación— el mensaje que recibió al llegar a España.

Echando la vista atrás, Colás no critica la gestión del gobierno, al que reconoce que se ha encontrado con una situación muy difícil y asegura que él "también pensaba que las cosas aquí no iban a ser tan difíciles".

Sin embargo, a medida que las semanas pasaban, Colás se fue dando cuenta de que la situación que se avecinaba iba a ser grave y empezó, junto a sus compañeros, a plantear los problemas a los que se iba a enfrentar el sistema sanitario.

En la lista de problemas que contemplaban se encontraban la falta de equipos de protección, de respiradores y de camas de UCI. La investigadora Rocío Martínez les ayudó a comprender que el volumen de PCR que se iban a necesitar era cientos de miles de veces mayor a la cifra que se estaba realizando. Martínez también advirtió de la posibilidad de que los kits de reactivos que se requieren para hacer las pruebas diagnósticas se agotaran ante esta demanda.

"Nos dimos cuenta de que habría que ir todo lo posible al principio de la cadena", explica Colás, "era mucho más fácil si conseguíamos hacer nuestros propios kits para hacer PCR".

El director de innovación de Esade asegura que la única forma de hacerlo era robotizando la línea de producción, pero el robot que necesitaban no era fácil de encontrar en el mercado.

"Todo lo que existe son robots de propietario", explica Colás. Es decir, el robot que automatiza la línea de producción de Roche, por ejemplo, solo trabaja con los kits de Roche y difícilmente se puede acomodar.

Martínez descubrió entonces que la compañía estadounidense Opentrons tenía un robot que funcionaba para cualquier kit, incluyendo el que el equipo desarrollara a nivel local para prepararse contra el desabastecimiento.

"Decidimos trabajar con 4 robots y buscamos financiación", recuerda Colás. Una financiación que, segura, necesitaban en 24 horas y les consiguió muy poco conseguir gracias a las donaciones.

Los robots se ensamblan en China y llegaron a España gracias a la red logística de Inditex y el apoyo de Renfe. En poco tiempo se instalaron y pusieron en marcha gracias en los 4 hospitales elegidos gracias a un equipo de profesionales voluntarios, a los que Colás reconoce el mérito de haberse ido a trabajar a un hospital con el riesgo que eso supone en plena pandemia.

En la instalación de los robots también estuvo involucrada Ikea y Apple donó ordenadores para poner en funcionamiento las líneas de producción.

El desconfinamiento requerirá de test masivos

Colás asegura que el siguiente paso era ponerse a trabajar en producir suficientes kits de reactivos para cuando se acaben los comerciales. "En eso estamos", señala, en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III aspiran a "poder producir alrededor de un millón de kits al mes de marca blanca".

De cara al desconfinamiento, la capacidad para diagnosticar la enfermedad será clave. "Todos los gobiernos son conscientes de que tienen que hacer millones de test", señala el director de innovación de Esade.

Los interrogantes sobre la inmunidad que se genera contra el virus están sembrando dudas sobre la posibilidad de levantar el confinamiento sin peligro. Colás reconoce que los tests de inmunización no parecen "estar al nivel", pero destaca que las PCR son muy precisas y serán esenciales para detectar a los contagiados asintomáticos.

Identificar a esos pacientes será "clave en la recuperación de la economía", explica Colás.

Otra idea más polémica en la que el equipo también está trabajando es en los pasaportes de inmunidad. La idea de Colás es poder usarlos como una certificación para comercios, restaurantes o incluso aviones que avalen que ese espacio está "libre de coronavirus".

Por ahora, la OMS ha asegurado que no hay base científica que apoye el uso de los pasaportes de inmunidad, y el propio Colás reconoce que "las herramientas científicas con las que nos manejamos hoy en día no lo facilitan,", ya que "las pruebas de inmunidad todavía no son fiables".

Sin embargo, parece que el presidente de innovación confía en que lo serán y quizá detecten que somos inmunes durante al menos un periodo de tiempo. En ese caso, los pasaportes de inmunidad se enfrentarían a desafíos éticos, e incluso legales.

"¿Puede el empleador preguntarle al trabajador si está infectado?", reflexiona. "¿Atenta contra la libertad si en una empresa o en un restaurante te piden el pasaporte de inmunidad?¿te está estigmatizando?", Colás no tiene la respuesta a esas preguntas, pero es consciente del debate que suscita la idea.

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