Autor: Elena Neira

Aunque la popularidad del vídeo corto online es incuestionable, siempre se había creído que no había sitio para él en las ligas mayores en las que juegan Netflix, HBO, Amazon o Disney+. Hasta ahora. Quibi, la nueva plataforma de vídeo bajo demanda que hoy inicia su actividad en Estados Unidos, parece resuelta a demostrar lo equivocados que estábamos, con un modelo de negocio bien conocido (el de la suscripción) pero un formato atípico (vídeo corto para móviles).

Quibi nació en 2016 a iniciativa de Jeffrey Katzenberg, ex jefe de Walt Disney Studios y Dreamworks. En aquel momento, todavía era una startup, pero el histórico ejecutivo consiguió levantar más de 1.000 millones de dólares (924,97 millones de euros al cambio actual) en su primera ronda de financiación, con aportaciones de capital de Disney, Fox, Warner Media, eOne, MGM, Lionsgate, Sony, Viacom, ITV y Alibaba.

Quibi logró algo que parecía impensable. Por un lado, contar rápidamente con el capital necesario para levantar la infraestructura tecnológica que permitiría hacer el proyecto posible. Por otro, la bendición de muchas empresas con intereses propios en el sector del streaming, lo que le dio la oportunidad de captar talento sin que se le viesen como una amenaza.

Nombres como Guillermo del Toro, Sam Raimi, los hermanos Russo, Steven Soderbergh, Antoine Fucqua, Catherine Hardwick y Reese Witherspoon ya forman parte de la familia Quibi. Hasta el mismísimo Spielberg, que ha hecho para ellos After Dark, una serie de terror que los espectadores solo podrán ver de noche.

Quibi no pretende ser un sustituto de la televisión o un competidor de otras plataformas. Según su fundador, su servicio está enfocado exclusivamente a lo que las personas hacen desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde en su teléfono. "Y lo que estás haciendo hoy, si estás entre los 25 a 35 años, es ver una media de 60 minutos de YouTube, Facebook, Instagram y Snapchat⁠". Con estas palabras Katzenberg declaraba, de forma inequívoca, a quién tienen en su punto de mira: los late millennials, esa generación enganchada al smartphone, con poco tiempo y que ve compulsivamente vídeos online en sus desplazamientos.

Probablemente, los impulsores de Quibi no contaban con que el día del lanzamiento les pillaría en medio de una pandemia global que obligaría a la población a confinarse en sus casas. Pero parecen tener confianza en que lo novedoso del formato y la calidad de su oferta seducirá lo suficiente como para darles una oportunidad.

Quibi ha decidido, al igual que plataformas como Hulu o Peacock, apostar por AVOD (advertising video on demand o suscripción con publicidad). Por ello ofrece, dos modalidades de contratación: una con publicidad (por 4,99 dólares al mes, que incluye un pre roll⁠ de 6, 10 o 15 segundos antes de cada vídeo, en función de la duración del contenido) y una sin anuncios más cara (7,99 dólares al mes).

Además, los que descargaron la app antes del día de lanzamiento consiguieron 90 días de prueba gratuitos. A los anunciantes, de entrada, lograron convencerlos. Meses antes de su lanzamiento, Quibi ya había asegurado 100 millones de dólares en publicidad para 2020, con anunciantes de envergadura como Procter&Gamble, PepsiCo o Google⁠.

La premisa de Quibi es simple. Su oferta se estructura de tal manera que puede adaptarse con fluidez a un contexto de visionado en movilidad. Su contenido original es, en realidad, un formato largo contado en entregas de corta duración (cápsulas de unos 10 minutos o menos).

De ahí viene su nombre. Quibi es la abreviatura de la expresión inglesa quick bites porque es justamente eso: "mordiscos rápidos de entretenimiento cautivador, creado para el móvil por el mejor talento, diseñado para ajustarse perfectamente en cualquier momento del día", tal como indican en su página web.

Y también a la pantalla. Su funcionalidad estrella es turnstyle, una tecnología que permite la adaptación dinámica de la imagen según la orientación que tenga el móvil desde la que se está reproduciendo —y que antes del lanzamiento ya les llevó a los tribunales por presunta infracción de patente—.

El contenido de Quibi se organiza en torno a tres grandes bloques: ficción por entregas (en capítulos de 7 a 10 minutos), no ficción y documental (que aborda temáticas tan variadas como gastronomía, moda, viajes, comedia o deportes, con la misma duración) y sus "imprescindibles diarios" (quick bites de 5 o 6 minutos con lo más destacado del día). Las aspiraciones para el primer año son elevadas. Prometen 9.000 piezas, 50 de ellas disponibles desde el primer día, con un presupuesto medio de 5 millones de dólares por temporada. De momento, la plataforma sólo está disponible en Estados Unidos, aunque no descartan la posibilidad de internacionalizar su actividad.

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