A George R. R. Martin, el Cruel, autor de Juego de tronos (desde 1996), no le tiembla el pulso para mandar al otro barrio a los personajes de la famosa saga de novelas. Ni les tembló en absoluto a sus compatriotas David Benioff y D. B. Weiss para seguir su ejemplo a la hora de adaptarla a serie televisiva (2011-2019) con el arrope de la HBO, mucho menos si el mismo Martin estaba involucrado en esta aventura cinematográfica como productor ejecutivo. Su éxito colosal hasta convertirse en un fenómeno de la televisión en todo el mundo, y por propios méritos, hizo que fuese habitual el consejo para los espectadores que se subían al carro de que no se encariñaran en exceso con ninguno de los personajes porque podrían cargárselo a la vuelta de la esquina.

Y así era sin duda: en esta espléndida historia de trazas medievales, intrigas palaciegas y fantasía tenebrosa, no había uno solo de sus seres de ficción que pudiese permanecer tranquilo porque estuviera a salvo. Hasta el punto de que, entre el gran número de personajes que poblaban Juego de tronos y a los que vimos fallecer durante sus emocionantes ocho temporadas, únicamente el maestre Aemon Targaryen (Peter Vaughan) murió del desgaste de la pura vejez. En su morada del Castillo Negro, próximo a la pared central del Muro, bajo las pajareras, con la Guardia de la Noche y más de un siglo de una vida que dedicó al estudio, a guiar a aquellos a quienes tuvo que servir, renunciando a su apellido de príncipe y al mismísimo Trono de Hierro cuando se le propuso para ocuparlo.

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La inmensa mayoría de los personajes relevantes, más de cien, perecieron de una forma violenta, casi siempre asesinados con mayor o menor brutalidad. Algunos cometieron suicidio, como Selyse Baratheon (Tara Fitzgerald), su “sobrino político” Tommen (Dean-Charles Chapman) y Melisandre (Carice van Houten); otros se sacrificaron por los demás, como Leaf (Kae Alexander), Hodor (Kristian Nairn), Benjen Stark (Joseph Mawle) y Beric Dondarrion (Richard Dormer) en su segunda muerte, Theon Greyjoy (Alfie Allen) y Sandor Clegane (Rory McCann) para acabar con su hermano Gregor (Hafþór Júlíus Björnsson) de una vez por todas. Solamente a Hoster Tully (Christopher Newman) se lo llevó una larga enfermedad; y al maestre Aemon, el tiempo, que no pasa en vano.