Después de un largo periodo de retraso, finalmente Ori and the Will of the Wisps ya se encuentra entre nosotros. Moon Studios, los desarrolladores detrás de la franquicia, necesitaban más tiempo para pulir diversos detalles y así poder ofrecer el producto que los jugadores estaban esperando. Y no es para menos, Ori and the Blind Forest dejó el listón muy arriba, por lo que ya era complicado tomar el reto de superar al antecesor. ¿Lo han logrado?, ¿valió la pena esperar? Te respondo en este análisis. Han pasado cuatro años desde que Ori and the Blind Forest vio la luz en la Xbox One y PC, convirtiéndose en una de las grandes sorpresas de 2016. En aquel momento, el catálogo de títulos exclusivos de Microsoft estaba lejos de ser lo que la plataforma de sobremesa necesitaba, sin embargo, la propuesta de Moon Studios se abrió paso y se consolidó como un juego indie referente, no solo de la marca Xbox, sino de toda la industria.
Innovar en un juego estilo metroidvania no es una tarea fácil, pero Ori and the Will of the Wisps ha sido capaz de ofrecer diversas novedades que, en conjunto, nuevamente lo harán destacar entre la gran cantidad de títulos que se lanzarán durante la primera mitad del año. Sus responsables, además de mejorar la fórmula que ya funcionó en la entrega anterior, escucharon el feedback de los jugadores para resolver las pocas carencias que le restaron puntos en su primer intento.
En primer lugar hablaré de la historia, que nuevamente es conmovedora. Fuera de lo ya revelado por Microsoft desde hace mucho tiempo, no entraré en ningún tipo de spoiler. Ori and the Will of the Wisps inicia poco después del juego anterior, justo cuando el recién nacido Ku intenta emprender sus primeros vuelos. Desafortunadamente, el ave se pierde en una tormenta, y la tarea de Ori será, en principio, encontrarlo y regresarlo a su hogar. Conforme pasan las horas, la narrativa se vuelve más interesante y sentimental. En términos generales, la historia pretende resaltar la importancia de la unión y entrega hacia las amistades, la familia y cualquier grupo de seres queridos que nos rodean. Te lo advierto, tiene el potencial de sacarte alguna lágrima.
Sin lugar a dudas, la principal novedad tiene que ver con su sistema de combate, cuyos cambios le dan un giro a la jugabilidad para priorizarlo por encima de las plataformas. Estas últimas, en Ori and the Blind Forest, eran la base primordial de toda la experiencia. No obstante, una vez que Moon Studios las dominó casi de manera perfecta, el siguiente paso era centrarse en otro apartado igual de importante en cualquier metroidvania, los enfrentamientos con los enemigos y las habilidades activas (armas o movimientos de ataque) que intervienen en ellos.
Lo curioso es que, al comenzar la aventura en el bosque de Nibel, no parece haber demasiados cambios en el sistema de juego, pero la campanada llega poco después. Nuestro personaje obtiene su primer arma, el Filo Espiritual, una espada que nos acompañará durante toda la campaña, y su incorporación lo cambia todo para bien. El hecho de haber mejorado sobremanera los combates abre un abanico de posibilidades a la jugabilidad, pues su impacto ahora se refleja en una experiencia que se siente más rica, dinámica, con más sentido y notablemente más divertida.
Con esto no quiero decir que el predecesor sea aburrido, porque no lo es de ninguna manera; sin embargo, ahora tus manos estarán más ocupadas y tendrás que afrontar situaciones de mayor complejidad. Uno de los beneficios del combate es, evidentemente, que ahora han dedicado más atención a los enemigos, cuya variedad es más amplia y desafiante. Todavía más significativo, en esta ocasión contaremos con auténticos jefes finales de gran tamaño.
Conforme avanzas en la aventura, derrotar a esos jefes finales supondrá un desafió mayor, y probablemente necesites de varios intentos para salir victorioso, principalmente en la dificultad más alta. Además, Ori no solo tendrá a su disposición la susodicha espada, también un arco con el que será posible atacar desde la distancia. Pero ojo, porque no es tan sencillo como parece, ya que algunos rivales son lo suficientemente inteligentes para contrarrestar tus ataques.
Derivado de lo anterior, te verás obligado a planear los movimientos que te permitan obtener la victoria ante los rivales. Este componente "estratégico", aunque no es demasiado profundo y solo surge en determinados niveles, es otra de las ganancias obtenidas a partir de las mejoras en el combate. Desde luego, son los jefes finales los que pondrán a prueba tus habilidades con el mando; moverse y apuntar bien resulta esencial si deseas imponer tu superioridad.
Más allá de la espada y el arco, te encontrarás con otro tipo de habilidades activas que tienen diferentes efectos durante la batalla, pero dejaré que tú mismo las descubras por tu cuenta. Eso sí, te puedo adelantar que Ori es capaz de llevar hasta tres al mismo tiempo, siendo posible asignarla a cualquier de los botones X, Y y B para personalizar tu experiencia de combate. Aquí otra vez entran en juego esos elementos estratégicos que te mencioné previamente.
Un combate destacado no se reconoce únicamente por su arsenal disponible, también por las sensaciones que produce el mismo. Debo señalar que Ori and the Will of the Wisps cumple, y de manera sobresaliente, todo aquello relacionado con los enfrentamientos. La asignación en los mandos es bastante acertada, y los movimientos que despliega Ori responden de manera casi perfecta a lo que pretendemos ver en pantalla. Saltar, correr, apuntar armas en diferentes direcciones y realizar su respectivo ataque, todo está muy bien balanceado.
Tras presumir un combate cómodo y sencillo de aprender, otro sistema de suma trascendencia es el de las habilidades pasivas, porque saber utilizar las armas no será suficiente en este título. Esta variante de habilidades, si bien no dispone de un árbol gigante con ramificaciones como en muchos RPG de la actualidad, es lo suficientemente complejo para atraer nuestra atención, pues su gestión puede cambiar por completo nuestro viaje por Nibel.
Las habilidades pasivas, que están escondidas en el mapa o puedes comprárselas a vendedores, tienen una finalidad muy clara: aumentar las capacidades de Ori e incluso disminuir las de los enemigos. Una de ellas, por ejemplo, te permitirá reducir el daño recibido, ideal para cuando estamos a punto de adentrarnos en una zona peligrosa. Otra facilitará el proceso de recolectar los objetos que sueltan los enemigos al morir, siendo una especie de imán que atrae los ítems que se encuentran cerca.
El hecho de que existan habilidades pasivas tan distintas entre sí tiene una razón de ser. Moon Studios pretende que los jugadores puedan seleccionarlas de acuerdo a su estilo de juego, o por la situación que viven en ese momento. Si estás en medio de una sesión de exploración, ¿para qué te sirve reducir el daño de los rivales o aumentar el de Ori? Absolutamente de nada. Deberás tener mucho cuidado con las habilidades que mantienes activas, ya que pueden ser tu salvación en momentos precisos.
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Ori and the Will of the Wisps nos permite habilitar hasta 3 habilidades pasivas —igual que las activas— al mismo tiempo, sin embargo, lo más interesante es que cada una tiene su propio sistema de progresión. Para subirlas de nivel vas a necesitar Fragmentos, que son pequeños orbes que sueltan los contrincantes al morir; igualmente los encontrarás en diversas regiones de Nibel. Podríamos decir que son la moneda del juego, pero no te alarmes, no se obtienen a través de microtransacciones.
En los párrafos previos ya dejé entrever que explorar el escenario sigue siendo una actividad fundamental, y lo es. No obstante, ahora la han hecho crecer para que sea todavía más enriquecedora. Los entornos, llenos de plataformas por doquier, ahora son más amplios y guardan un sin fin de secretos y recompensas para quienes decidan aventurarse en su exploración. Aunque no es obligatorio, mi recomendación es tomarse el tiempo de revisar los rincones de Nibel; así podrás conocer —y admirar— la región a fondo y seguramente llegarás a las misiones principales con las habilidades que necesitas.
Algo que me llamó mucho la atención durante mis sesiones de exploración es la gran cantidad de NPCs que habitan en Nibel, mismos que están dispuestos a interactuar contigo con distintos fines. Algunos te venderán habilidades y objetos que facilitarán tu aventura; otros, para mi sorpresa, te ofrecen completar misiones secundarias, una manera fácil de conseguir recompensas muy valiosas antes te regresar a la historia.
También debo resaltar la presencia de algunos mini juegos que te enfrentarán con otros jugadores del mundo. Deberás demostrar tu habilidad para superar plataformas y obstáculos a gran velocidad. Microsoft proporcionará tablas de clasificación para comparar nuestros resultados con los de otras personas. Desde luego, Nibel presume una serie de puzzles que, al completarse, te recompensarán con ítems de gran valor o con el acceso a zonas misteriosas.
Probablemente una de las mayores quejas del juego anterior tenían que ver con su dificultad elevada, y si bien Ori and the Will of the Wisps no ha renunciado a ella, sí que han sabido ofrecer una variante menos complicada para los menos experimentados. Está claro que Microsoft pretende llegar a la mayor cantidad de público posible, sin embargo, dudo que un pequeño pudiera disfrutar del juego en plenitud pese a seleccionar la dificultad más sencilla. Otro inconveniente que han solucionado es el sistema de guardado, ya que ahora hay _checkpoints_ automáticos que salvarán tu progreso constantemente.
Era imposible concluir el análisis sin hablar del imponente apartado artístico de Ori and the Will of the Wisps; no hay un solo lugar de Nibel que no te deje con la boca abierta. La atención al detalle es sobresaliente, y la combinación de la paleta de colores, iluminación, texturas, partículas, modelados de entornos, objetos y personajes, todo influye para que sus paisajes sean de los más bellos que he podido observar en videojuegos en los últimos años. Nibel, pese a tener un mapa bastante amplio, nunca deja de sentirse vivo.
Por si lo anterior fuera poco, tu aventura estará acompañada de una fantástica banda sonora. Su intervención siempre es oportuna, tanto en los momentos de acción como en aquellos que te llevan al borde de las lágrimas. Son pocos los juegos, sobre todo en la actualidad, que son capaces de transmitir su música de una manera tan efectiva como lo visual, y la última obra de Moon Studios entra en ese listado tan limitado. Gareth Coker, compositor de las 72 pistas, realizó un trabajo magnífico.
Conclusión
Si Ori and the Blind Forest ya era un excelente ejemplo de cómo crear un metroidvania de calidad notable, su sucesor no expone inferioridad en ningún momento, sino todo lo contrario. Moon Studios consiguió que todos los elementos que dan vida a Ori and the Will of the Wisps funcionen en armonía. La historia, el combate, las habilidades, las plataformas y, por supuesto, el apartado artístico, se ayudan entre sí para entregar uno de los mejores videojuegos de plataformas de la presente generación, si no es que el mejor.
Para ser sincero, me resulta complicado ver a esta franquicia como una propuesta indie. Creo que se ha convertido, contra todo pronóstico, en una de las grandes referentes del ecosistema Xbox. Microsoft está consciente de esa situación, por eso destinó una gran cantidad de recursos a su desarrollo. Tan solo el equipo de Moon Studios se cuadriplicó para hacerlo posible. Recuerda que Ori and the Will of the Wisps forma parte del catálogo de Xbox One Pass, una excelente forma de hacer valer tu suscripción.
Pros
- La historia es conmovedora.
- Su nuevo sistema de combate es sobresaliente.
- La posibilidad de personalizar los controles del combate.
- Los desafiantes enfrentamientos con los jefes finales.
- La gran variedad de habilidades activas y pasivas.
- La exploración se disfruta en todo momento.
- El apartado artístico es de lo mejor de la actual generación.
Contras
- Ligeras caídas de fotogramas.