Para las generaciones posteriores a 2014 crecerán sin saber qué es un termómetro de mercurio, ya que ese año se prohibió su uso en toda la Unión Europea. No obstante, todavía hay casas en las que es posible encontrar este tipo de termómetros. Y en este artículo encontrarás la razón por la que debes deshacerte de él cuanto antes.

El abandono del uso del mercurio en los dispositivos no eléctricos (termómetros y barómetros) fue gradual, en 2007 se aprobó y desde 2009 se dejaron de comercializar. De hecho, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) también se recomendó dejar de utilizar los termómetros de mercurio en 2013 y ponían este mismo año como último a nivel global para que desaparecieran del todo. Esto también se aceptó por 50 países en el Convenio de Minamata sobre el mercurio de 2017 y al que se han ido añadiendo otros firmantes. Pero, ¿por qué?

La respuesta está en que es un metal tóxico que, además, a temperatura ambiente se encuentra en estado líquido, es el único metal con esta propiedad. "El mercurio y sus compuestos son extremadamente tóxicos para los seres humanos, los ecosistemas y la naturaleza", explica la Unión Europea en un documento sobre la prohibición de comercializar con termómetros de mercurio. En contacto con la naturaleza "puede convertirse en metilmercurio, que es su forma más tóxica" y la forma más fácil de que nos expongamos al metilmercurio es "mediante la alimentación, ya que se concentra en la cadena alimentaria acuática", añaden.

Pero, ¿el envenenamiento por mercurio es muy grave? ¿qué síntomas presentan los pacientes? La gravedad de los efectos sobre la salud dependerá, según apunta la OMS, de variables como la forma de mercurio de que se trate, la dosis, la edad o el estadio de desarrollo de la persona expuesta (la etapa fetal es la más vulnerable); la duración de la exposición y la vía de exposición (inhalación, ingestión o contacto cutáneo).

Si se inhala o se toma compuesto de mercurio o tras una exposición cutánea a ellos, "se pueden observar trastornos neurológicos y del comportamiento, con síntomas como temblores, insomnio, pérdida de memoria, efectos neuromusculares, cefalea o disfunciones cognitivas y motoras", explican desde la OMS. "En trabajadores expuestos durante varios años a niveles atmosféricos de al menos 20 μg/m3 de mercurio elemental se pueden observar signos subclínicos leves de toxicidad para el sistema nervioso central. Se han descrito efectos en los riñones que van de la proteinuria a la insuficiencia renal", añaden.

Si todavía tienes un termómetro de mercurio en casa, lo mejor es que lo lleves a la farmacia más cercana. Allí se encargarán de que se recicle de la mejor forma posible para los seres humanos, los ecosistemas y la naturaleza.