Es fácil que el playboy Tony Stark, uno de los superhéroes del Universo Cinematográfico marvelita, sea el personaje con el que más se identifique al actor neoyorkino **Robert Downey Jr.* para los restos, cuando los galardones que le han otorgado se los debe a su protagonista de Chaplin (Richard Attenborough, 1992), su Larry Paul de Ally McBeal (David E. Kelley, 1997-2002) y su sagaz detective de Sherlock Holmes* (Guy Ritchie, 2009). Pero, no en vano, se ha metido en su piel hasta en diez ocasiones y, tal vez, otra por lo que veremos en el futuro. Y esta circunstancia no es **lo más íntimo que le ha brindado Iron Man**.

En la película homónima (Jon Favreau, 2008) con la que se inicia la Saga del Infinito, que termina con *Avengers: Endgame y Spider-Man: Lejos de casa* (Joe y Anthony Russo, Jon Watts, 2019), Stark solamente tiene dos solicitudes para los militares de Estados Unidos después de haber escapado de su cautiverio en Afganistán a cuenta del grupo terrorista de Los Diez Anillos: que le organicen una rueda de prensa —y anunciar entonces que su compañía dejaría la fabricación de armas, para disgusto de su malvado socio Obadiah Stane (Jeff Bridges)— y una “hamburguesa con queso estadounidense”.

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'Iron Man' (2008) | Marvel

“La mayoría de los espectadores probablemente tomaron esta escena como el esfuerzo de la película para humanizar a Tony”, explica Kara Hedash en Screen Rant. “Después de ser prisionero durante tanto tiempo, todo lo que quería era un poco de comida reconfortante, algo que no fuera raro para las personas en esa situación”. Sin embargo, “otros vieron el momento como una simple colocación del producto” porque Burger King fue una de las empresas patrocinadoras de Iron Man. Y, por supuesto, lo más seguro es que ambas interpretaciones sean del todo correctas, pero hay algo más tras la cheeseburger del filme.

Robert Downey Jr. no ha escondido que en el pasado **sufrió adicción a drogas como la marihuana, la cocaína y el caballo, por cuya tenencia fue detenido en varias oportunidades. Pero un día, reflexionando sobre su situación mientras se zampaba una hamburguesa en un local de Burger King, se percató de que no podía seguir así y que necesitaba con urgencia un cambio radical en su vida. De modo que, tras reunir las drogas que guardaba para deshacerse de todas ellas, las arrojó al océano. Fue a terapia para rehabilitarse y, desde 2003, ha estado siempre sobrio** con ayuda de su familia.

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'Iron Man' (2008) | Marvel

“La escena de Burger King en Iron Man debía rendir homenaje a su reconocimiento de que la compañía contribuyó a salvarle la vida”, apunta Hedash. Algo bastante exagerado a la luz de la anécdota porque, si bien el lugar en el que el actor determinó poner fin a su deriva autodestructiva de drogadicto incontinente se le habría quedado grabado en la memoria ya que, sí, el momento resultó trascendental para él, la propia hamburguesería no hizo nada para que llegase a ese punto. Pero de ninguna forma debemos pasar por alto que **incluir la cheeseburger sirve como guiño vital a su feliz rehabilitación**.

De hecho, **en la película que concluye el ciclo narrativo de Tony Stark se insiste en esta idea: después de su funeral en Avengers: Endgame**, su amigo Happy Hogan (Favreau, que había dirigido Iron Man) le pregunta a la pequeña Morgan (Lexi Rabe) si tiene hambre, y la niña le responde que quiere hamburguesas con queso. Y Hogan, emocionado y complacido, le dice: “¿Sabes? A tu padre también le gustaban las hamburguesas con queso”. Y es que quizá no había un modo mejor para unir emocionalmente a los dos Stark en apenas treinta segundos con la vida transformada del actor que le puso rostro a uno de ellos.

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