Cuando se creó internet, dejando a un lado sus orígenes militares, el propósito era crear una red de redes independiente de cualquier injerencia exterior. La idea era que la información y los datos viajaran sin problemas de punta a punta del planeta. Y aunque ha costado sudor y lágrimas, con los años se ha mantenido un mínimo de lo que se conoce como neutralidad de internet y que tiene como objetivo que cualquiera pueda publicar contenido en internet y que cualquiera pueda acceder a él.

Pero el mundo en el que vivimos no es tan perfecto. Por un lado, hay grandes de internet como Google o Facebook que controlan la mayoría de servicios y productos que usamos a diario. Por otro lado, hay países donde la libertad de expresión no se respeta del todo y cierran páginas y servicios obligando a sus usuarios a emplear alternativas o a conectarse a la red mediante VPN. Y existe un tercer punto negro, los intereses propios de las empresas de telecomunicaciones, las intermediarias entre los servicios de internet y nuestros dispositivos conectados.

Que la compañía que te da acceso a internet tenga sus propios intereses no es malo de por sí. El problema viene cuando para lograr sus propósitos realiza prácticas poco ortodoxas como que determinados servicios funcionen peor o más lentos que los que a esa teleco le interesa. Y es que los gigantes de las telecomunicaciones se mueven en distintos mercados y cada vez tienen más intereses en servicios de internet, en especial en los que ofrecen contenido.

Netflix en Estados Unidos

Sirva esta introducción para hablar de la eterna disputa entre Netflix y las telecos. El problema se vio por vez primera en Estados Unidos, cuna de Netflix y donde empezó a hacerse un nombre en el mercado del contenido haciendo sombra a las televisiones de allí, no sólo en abierto sino también a las de cable. Grandes como AT&T o Comcast habían vivido años dorados ofreciendo contenido audiovisual junto a sus paquetes de acceso a internet.

Pero la llegada de Netflix lo cambió todo. Era un extraño en un mercado que hoy controlan nombres tan conocidos como AT&T, The Walt Disney Company, NBC Universal o Viacom, un mercado en el que los proveedores de internet acostumbran a tener intereses en la producción y difusión de contenido de pago.

De ahí que surgieran envidias, asperezas y, en consecuencia, determinadas telecos estadounidenses priorizaran sus propios servicios al buen funcionamiento de Netflix. La situación fue tal que desde hace tiempo, la propia Netflix tiene su propio Índice de velocidad de ISP que se encarga de medir el comportamiento de su servicio de streaming en distintos países y proveedores de internet.

Con el tiempo, algunos proveedores se han rendido a Netflix y han llegado a acuerdos para integrarlo en su cartera de servicios. Otros luchan por ofrecer mejor contenido y sus propias plataformas de contenido. Las adquisiciones y fusiones están a la orden del día. Una de las más recientes, la de la popular HBO, subsidiaria del gigante Time Warner y que fue adquirida junto con éste por AT&T, el principal proveedor de contenido. Y en breve, NBC Universal lanzará su propio servicio de streaming por ahora llamado Peacock y que se une a otras novedades del sector en USA como Disney+ o Apple TV+.

Netflix en España

Aunque Netflix es hoy en España un servicio de referencia y parece que siempre estuvo ahí, su llegada fue en octubre de 2015. En menos de cinco años ha logrado ser la principal plataforma OTT. Y junto con HBO y Prime Video, llegan a más de 6 millones de hogares españoles en un mercado con 18,5 millones de hogares conectados a internet. A la lista de servicios de streaming hay que añadir nombres de OTT especializadas en deportes como Dazn y otras más genéricas como Rakuten o Sky.

Sea como fuere, siguiendo con los últimos datos de la CNMC, los 6 millones de clientes de Netflix y otras OTT igualan los 6,7 millones de usuarios de telecomunicaciones: 4,1 millones de Movistar, 1,3 millones de Vodafone, 711.000 usuarios de Orange y 460.000 de Euskaltel, por citar las cinco primeras.

Hoy, Netflix se lleva bien con todos. Ya seas cliente de Movistar, Vodafonem, Orange o Euskaltel, entre sus paquetes de servicios combinados (telefonía fija y móvil, internet y televisión) se incluye la posibilidad de suscribirte a Netflix. Sin embargo, esta harmonía no siempre fue así.

José María Álvarez-Pallete, CEO de Movistar (izquierda) y Reed Hastings, CEO de Netflix (derecha).

Antes de que Movistar firmase un acuerdo con Netflix y que ésta se integrase en el dispositivo de TV de Movistar, durante los primeros años de Netflix en España fueron numerosas las quejas de los usuarios afirmando que este servicio de streaming no se veía tan bien. En el primer año de vida de Netflix en territorio español, Movistar fue la operadora que peor calidad de conexión ofrecía a Netflix, superada incluso por operadoras menores disponibles en zonas concretas del país.

La principal causa, la competencia directa que implicaba Netflix para Movistar, que en 2014 había adquirido el gigante español de contenido de pago Canal+ y que en 2015, justo unos meses antes de la llegada de Netflix, se unían creando la plataforma de contenido de pago Movistar+ disponible por satélite y por cable.

Pero, como decía, las cosas cambian. Movistar firmó un acuerdo de colaboración e integración con Netflix, con el tiempo lanzó su versión independiente Movistar Lite y, según el último Índice de velocidad de ISP, en España el mejor proveedor de internet para ver Netflix es Movistar. Empatada en velocidad le sigue Vodafone y, a cierta distancia, Orange y Jazztel. Todo esto vía fibra óptica. Por cable, es ONO la cuarta mejor operadora. Puedes ver la lista completa aquí.