Aunque es el objeto más grande del cinturón principal de asteroides, Ceres es un planeta enano. Se hizo famoso hace unos años por uno de sus cráteres: Occator, donde se observaron unas manchas luminosas que levantaron todo tipo de especulaciones. El misterio se resolvió cuando la sonda Dawn de la NASA se acercó lo suficiente y descubrió que el origen de estos puntos brillantes está en emisiones volcánicas de hielo y sales.

Ahora investigadores de la Universidad de Cádiz se han fijado en una de esas manchas, llamada Vinalia Faculae, y les ha llamado la atención una zona donde parecen distinguirse formas geométricas. Esta peculiaridad les ha servido para plantear un curioso experimento: comparar cómo los seres humanos y las máquinas reconocen imágenes planetarias. El objetivo último era analizar si la inteligencia artificial (IA) puede ayudar a descubrir ‘tecnofirmas’ de posibles civilizaciones extraterrestres.

“No éramos nosotros solos, algunas personas parecían discernir una forma cuadrada en Vinalia Faculae, así que lo vimos como una oportunidad para enfrentar la inteligencia humana con la artificial en una tarea cognitiva de percepción visual, pero no una cualquiera, sino una desafiante con implicaciones que se relacionasen con la búsqueda de vida extraterrestre (SETI), que ya no solo se basa en ondas de radio”, explica Gabriel G. De la Torre.

El equipo de este neuropsicólogo de la Universidad de Cádiz reunió a 163 voluntarios sin preparación en astronomía para ver lo que apreciaban en las imágenes de Occator. Luego hicieron lo mismo con un sistema de visión artificial basado en redes neuronales convolucionales (CNN, por sus siglas en inglés), entrenado previamente con miles de imágenes de cuadrados y triángulos para poder identificarlos.

“Tanto las personas como la inteligencia artificial detectaron una estructura cuadrada en las imágenes, pero la IA, además, identificaba también un triángulo”, destaca De la Torre, “y cuando se mostró la opción triangular a los humanos, aumentó significativamente el porcentaje que afirmaba verlo también”. El cuadrado parecía estar inscrito en el triángulo.

Nuevos algoritmos vigilan el buen comportamiento de la inteligencia artificial

Estos resultados, publicados en la revista Acta Astronautica, han permitido a los investigadores extraer diversas conclusiones: “Por una parte que, a pesar de estar de moda y tener multitud de aplicaciones, la inteligencia artificial podría confundirnos y decirnos que ha detectado cosas imposibles o falsas –dice De la Torre–, y por tanto esto compromete su utilidad en tareas como la búsqueda de tecnoestructuras extraterrestres. Hay que tener cuidado con su implementación y uso en SETI”.

“Por otro lado –añade–, si la IA identifica algo que nuestra mente no puede comprender o aceptar, ¿en el futuro podría ir por delante de nuestro nivel de consciencia y abrirnos puertas de la realidad para la que no estamos preparados? ¿Qué pasaría si el cuadrado y el triángulo de Vinalia Faculae en Ceres fueran estructuras artificiales?".

Por último, el neuropsicólogo señala que los sistemas de IA adolecen de los mismos problemas que sus creadores: “Habría que estudiar más en profundidad las implicaciones de los sesgos en su desarrollo mientras estén supervisados por humanos”.

De la Torre concluye reconociendo que, en realidad, “no sabemos qué es, pero lo más probable es que lo que ha detectado la inteligencia artificial en Vinalia Faculae sean solo juegos de luces y sombras”.

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